La estrepitosa derrota que sufrió el peronismo en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) puso en duda la situación de gobernabilidad de Alberto Fernández para los próximos dos años. Un presidente que llegó al poder débil desde su origen y que en menos de dos años liquidó su credibilidad, tras haber tenido picos de popularidad del 70%. Los analistas privados ya están tomando cuenta del escenario.
“Los meses que vienen estarán muy influidos por la contienda electoral. Las perspectivas para 2022 y 2023 son complejas porque hay muy poca credibilidad en la clase dirigente. Se estima un crecimiento nulo hasta la elección de 2023 pero con gran volatilidad, la inflación seguirá en torno a los 40 puntos porcentuales”, señala Eduardo Fracchia en el último informe del IAE, la escuela de negocios de la Universidad Austral.
Fracchia plantea que las dos variables actividad y precios para 2022-23 dependen de muchos factores:
“Sin orden son la aparición de un plan, el precio de la soja, la propia interna del gobierno, el desgaste muy peligroso del Presidente (Recordemos Guido, Isabel, De la Rúa, final de Alfonsín), el recambio del gabinete que claramente no funciona bien, el reemplazo del Ministro Guzmán que parece muy probable después de la negociación con el FMI (No es lo mismo que asuma Redrado, Todesca, Massa o Costa), el esquema que plantee el Fondo con menor o mayor ajuste, evolución de Delta. Son muchos puntos y se hace difícil la estimación pero pareciera son dos años para ponerse el casco y no de grandes proyectos. Esperar, sobrevivir y ver”.
El analista señala que “el frente social no ha generado episodios de estallido comprensibles con más de 45 % de pobres”.
“Ayuda que gobierne el peronismo. Macri no lo hubiese podido controlar. El sistema de contención que se ha instrumentado a través de los “planes” que inventó el kirchnerismo y copió Cambiemos no va más. Este modo de compensar ingresos lleva al clientelismo y a la pérdida de la cultura de trabajo. Los propios responsables de los grupos que demandan estos subsidios es ir a un esquema donde el trabajo genuino se impulse”, señala el economista del IAE
Al respecto, Fracchia señaló que la idea de cambiar los planes por programas de empleo “es compartida por la Cámpora”.
“El diagnóstico es común, la implementación es muy difícil porque si no crece la inversión la creación de empleo es voluntarista. Los empresarios no tienen como objetivo crear fuentes de trabajo, su norte es la supervivencia de los negocios y la rentabilidad. La demanda de trabajo es una demanda derivada. Sin crecimiento no se van a generar empleos. El tema es muy crítico en los sectores jóvenes que triplican el nivel de desempleo general”, indicó el economista.