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EL LACAYO DANIEL SCIOLI

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LA GENUFLEXION SUPONE LA OBSECUENCIA
LA GENUFLEXION SUPONE LA OBSECUENCIA

LA GENUFLEXION SUPONE LA OBSECUENCIA

    Los caminos del éxito en no pocas oportunidades se transitan con indignidad, falta de virtuosismo y ausencia de sapiencia. Muchas veces se logra, el éxito, transitando la genuflexión y la obsecuencia.
    Ejemplos, en nuestra historia política, sobran y, a fuer de ser veraces, no podemos excluir a ninguna tendencia o postura política de tan asiduas, como despreciables, miserabilidades. Borocotó no inventó nada, sólo lo expuso de manera brutal .
    Sin embargo, por el hecho de estar la mayoría de las veces informadas o motivadas por el oportunismo, tanto la genuflexión como la obsecuencia, infectan, con mayor intensidad, a los partidos políticos o movimientos populares con expectativas concretas, por su potencial electoral, de arribar al poder.
    A pesar de su exigua actuación política, Daniel Scioli exhibe una abundancia especial en el ejercicio de las “virtudes” indicadas.
    Así, quien saltó a la popularidad por la participación en carreras de motonáutica (que nadie veía, dicho sea de paso) gracias a la “sponsorización” del Presidente de YPF, José Estensoro y, con sólo ello, fue catapultado por el ex presidente Carlos Menem a una diputación nacional, para lo cual sus rodillas debieron dar cuenta de su “esfuerzo” reclinatorio.
    Su origen de ingreso no fue obstáculo para, rememorando a Antenor el entregador de Troya, saltar de bando. Cambió de alfombra, mas no de inclinación meniscular. Abrazó como ministro de Turismo y Deportes, la causa del martillero de Lomas de Zamora devenido a Presidente después del golpe de estado “civil-corporativo” de 2002, Eduardo Duhalde.
    Este último fue quien luego lo impuso como "vice" de la fórmula que integró con Néstor Kirchner y , por ello, debe de haberse mostrado sorprendido, al menos, cuando Scioli “se distrajo” en el momento que el matrimonio K, ya ungido como Presidente y Sra., lo mandó al lugar de los desechos.
    Hasta aquí las defecciones de Scioli se concretaron hacia terceros que, incautos o negligentes, lo beneficiaron colocándolo en cargos de relevancia para la república hoy jaqueda, entre otras causas , por estas prácticas .
    Pero esta práxis de la genuflexión y la obsecuencia, que desmerece tanto a quien la imparte como al que se beneficia, no sería expuesta en plenitud si no se tiene en cuenta que la primera víctima, por los propios actos, es el desdichado que la ejercita ya que, en realidad, lo que se traiciona primero es la propia conciencia. (Conf: Joseph Conrad).-
    Scioli, a sólo días de haber asumido, por el sólo hecho de dar una opinión de menor entidad, fue confinado al ostracismo interno por su propio “compañero“ de fórmula e, incluso, le hizo renunciar a algunos burócratas que lo acompañaban desde la gestión de “el Padrino” Duhalde (Kristina dixit).
    La reacción de Scioli no sorprendió. Nuevamente los meniscos hicieron su trabajo de soporte para la esperada genuflexión.
    Esta vez fue de tal entidad que “olvidó” que la candidata cogobernante, en el Senado, lo denigró diciendo, en una sesión, que ni siquiera conocía el Reglamento de Sesiones.-
    A pesar de ello aceptó ser candidato del dueto conyugal gobernante a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, incluso obviando el impedimento constitucional que tiene para serlo. Conste que no me refiero a la falta de idoneidad que requiere el art. 16 de la Constitución, sino al requisito de domicilio ciudadano de al menos cinco años de la similar provincial.
    Scioli, ya “dedificado” como candidato, lanzó su postulación en Mar del Plata ciudad que, por lo general, resulta campo propicio para los lanzamientos de teatros de revistas y géneros artísticos menores o de ficción pasatista.
    Para no desentonar, el escenario elegido le brindó a Scioli la posibilidad de dar, con su discurso, una “lección” de depurada obsecuencia hacia los consortes gobernantes. Los calificó en términos similares con los que utilizaban los súbditos cuando se dirigían a sus "reyes" en las vetustas monarquías. Empleó la lógica “bonapartista”: agradezco a quien se lo debo.
    Fue de tal entidad dicho exceso que bien pudo avergonzar a muchos experimentados en el arte de “travestir” asistentes a ese acto. La abrumadora mayoría de ellos descalificados empleados y funcionarios públicos, miembros de la ATE –disidente (la oficial Asociación Trabajadores del Estado que lidera de Víctor De Genaro no los incluye ni los acepta en sus filas).
    Y así gloria sic transit, hasta la próxima demostración de genuflexión y obsecuencia del exmotonauta, exporteño, exmenemista, exduhaldista y, hoy, obsecuente kirchnerista e improvisado bonaerense.
    Un abonado al empleo público a cualquier costo.
    ¡ Ay Provincia de Buenos Aires!

 

Gustavo Demarchi

 

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