La doctora Elisa Carrió ha fijado un
nebuloso eje aglutinador de su coalición cívica.
Todos los que son honestos, piensen como piensen, pueden
integrar por derecho propio lo que el humorista Ariel Tarico denomina
Coalición Cínica.
La idea de honestidad como eje aglutinador, ya la usaba el ex
ingeniero Juan Carlos Blumberg en sus multitudinarias marchas. Era considerado
claramente delincuente el que robaba un pasacasette, pero no entraba en la
categoría de deshonesto el que evadía impuestos. Era evidentemente un
delincuente el que realizaba un secuestro rápido. En cambio no dejaba de ser un
probo y respetable ciudadano el que tenía empleados en negro, evadía los aportes
y contribuciones, o sometía a sus obreros a extensas jornadas laborables.
La corrupción es un vicio que padecen todas las
organizaciones humanas, en diferentes graduaciones. Y la han sufrido las
sociedades organizadas bajo el socialismo real.
De manera que la corrupción puede ser acotada pero
difícilmente exterminada.
La historia como aprendizaje
Nos vendieron una historia falsa. Sabiendo que con eso
condicionaban el futuro. George Orwell en “1984” sostiene: “Quién controla el
pasado controla el futuro; quien controla el presente controla el pasado” Hay
que tener en cuenta que la historia es la política del pasado, como la política
es la historia del presente. No entender como fue la política en el pasado es
haber quedado sin brújula para analizar el presente.
Además de su adulteración profunda nos presentan una serie de
héroes impolutos nacidos con vocación de bronce. Son tan puros, tan colmado de
virtudes que ningún ser humano puede identificarse con ellos. Cualquier
comparación con esos personajes ahistóricos resulta una derrota cantada. Es como
el autor malhadado de esa frase nefasta sobre Carlos Gardel: “Cada día canta
mejor”. De alguna forma es el fin de la historia, porque nunca podrán surgir
protagonistas que lo superen.
Lo que esa historia evita, entre otras cosas comprender, que
ni San Martín ni Bolívar, para citar dos figuras emblemáticas eran considerados
héroes por sus contemporáneos. San Martín no pudo regresar a tiempo a Buenos
Aires para asistir a su mujer Remedios que se moría de tisis porque su vida
corría el riesgo de ser asesinado en la ciudad puerto.(1) Bolívar abandona
Bogotá custodiado por sus amigos ante el peligro que atentaran contra su vida
mientras en las paredes aparecen leyendas de “ Bolívar: traidor” (2)
El conocimiento de la historia real con sus conflictos y
pasiones, permita analizar el presente en perspectiva. Sabiendo que el tiempo
depura lo secundario, disminuye la significación de ciertos hechos y ubica lo
importante en su justa medida.
Intentar analizar los hechos históricos tomando como eje
central la corrupción, es un camino que conduce a un callejón sin salida, donde
se podría minimizar en primera instancia y descalificar lisa y llanamente
después, desde el Renacimiento a la Revolución Industrial, desde la Revolución
Francesa a la Revolución Rusa, como meros ejemplos enunciativos.
Algunos ejemplos de corrupción
George Washington, primer presidente de EE.UU, desempeñaba su
cargo de general de ejército norteamericano ad – honoren. Pero era el proveedor
de ese ejército lo que le proporcionaba utilidades suculentas que pretendía
disimularlas con su cargo no rentado.
José de San Martín se le imputa el cobro de una comisión en
la compra de barcos para el traslado de las tropas de Chile a Perú. Un
historiador liberal dice: “Desde Santiago, O¨Higgins le hizo saber que la
importante suma de dinero que habían mandado a Londres hacía seis años con
Álvarez Condarco ( cuando fue a comprar barcos para la campaña) para que la
depositaran a nombre de ambos, éste la había dilapidado haciendo apuestas en la
bolsa. “Nos quedan solamente doce mil quinientos pesos para cada uno- se
lamentaba Bernardo en lenguaje cifrado- y el importe suyo lo dejo en manos de
Felipe del Solar” “DON JOSÉ LA VIDA DE SAN MARTÍN” José Ignacio García Hamilton
Editorial Sudamericana Junio del 2000 Página 259
A José Ber Gelbard se le probó una comisión. Dice María
Seoane, en su biografía favorable al primer Ministro de Economía del tercer
gobierno de Perón: “Dos de los proyectos energéticos que se estudiaban – la
reactivación de las obras de la represa de Salto Grande y la construcción de una
central nuclear en Embalse de Río Tercero- serían una fuente de divisas para
Gelbard pero también una fuente de persecuciones y deshonor. El 20 se firmó un
convenio de asistencia y perfeccionamiento entre la Comisión Nacional de Energía
Atómica ( CNEA) y la Atomic Energy of Canada Limited por la provisión de una
central nuclear de 600 MW de potencia con un reactor de tipo Candu PHW, que
funcionaría en Embalse……..Los beneficios para el país eran evidentes: el negocio
incluía la firma de un acuerdo de transferencia de tecnología, pues aseguraba a
la Argentina la posibilidad de construir futuras centrales nucleares usando
tecnología canadiense y ya sin tener que pagar nada a Ottawa. La transferencia
significaba que unos veinte ingenieros argentinos recibirían toda la información
sobre el diseño y fabricación del reactor Candu y unos seis expertos canadienses
asistirían a la Argentina y a los técnicos argentinos en el proceso de
instalación y despegue de las obras en Embalse……..Los beneficios para Gelbard
también fueron evidentes, aunque secretos en ese momento. El monto del negocio
era aproximadamente, de 55 millones de dólares. El monto de la coima unos 4,5
millones de dólares: el 15%, la tasa normal de “bonificación”- en general
deducible de impuestos- que los europeos estaban dispuestos a pagar a ciertos
funcionarios por los servicios prestados para ganar una licitación. Esa comisión
fue pagada fifty and fifty por ambas empresas. Gelbard recibió parte de ese
monto, unos 4 millones de dólares. El resto fue repartido entre funcionarios de
Defensa…… El lugar elegido para el depósito de la comisión a favor de Gelbard
fue( según consta en la causa judicial 3693 que se ventilará años después en la
cuenta abierta el 24 de noviembre de 1972 y denominada Opera del Trade
Development Bank de Ginebra , el Banco de Edmond Safra…..” Páginas 299 y 300
de “ El burgués Maldito, La historia secreta de José Beer Gelbard” de María
Seoane Editorial Planeta Marzo de 1998
A Juan Domingo Perón se le imputa haber cobrado un dinero por
el pacto con Frondizi: “Para su llegada al gobierno (Arturo Frondizi).se dijo
que incluso compró sus apoyos. Según Jorge Antonio (amigo y mecenas de Juan
Perón), éste recibió 85.000 dólares de Rogelio Frigerio, el asesor directo de
Frondizi, para que promueva su candidatura en 1958” Negocios, corrupciones y
política” Guillermo Vitelli citando revista Tres Puntos del 29 de enero
del 2003.
No faltará quién juzgue a Washington en su calidad de
proveedor, quién cuestione a San Martín por esa comisión, a Gelbard por la coima
o a Perón por el dinero cobrado por un pacto. Quién tenga una visión tan
microscópica y miope de la historia, una apreciación delineada a través de una
calificación moral, podrá encaminarse a un juicio “políticamente correcto”, pero
quedará lejos de entender los procesos históricos que estas figuras
protagonizaron.
Dando por cierto los hechos mencionados a los efectos de esta
nota, no podría elogiarse las actitudes de Washington, San Martín, O¨Higgins,
Perón y Gelbard. Pero al mismo tiempo sería estúpido negar el papel de
Washington en la Independencia Norteamericana, el papel excepcional de San
Martín y O¨Higgins en la Independencia americana, la concepción continental
principalmente del nacido en Yapeyu, su envergadura histórica. Lo mismo
sucedería con las notables presidencias transformadoras de Perón o la visión de
un país integrado, en un empresario con un proyecto nacional como Gelbard.
Cuando se llega a este punto, el políticamente correcto
preguntará incisivo: Entonces ¿Ud cree que el fin justifica los medios? o acaso
se adscribe a aquello que “roba pero hace”.
Y la respuesta es no. Simplemente que el hecho criticable
se lo contextualiza en el balance general del protagonista. No merecerá elogios
por la agachada, pero la agachada debe analizarse en el recorrido general del
protagonista. Y avancemos aún más. La corrupción siempre es criticable y
denunciable en el caso de contar con las pruebas. Pero no es lo mismo – aunque
sea reprobable- la coima cobrada por un funcionario en la nacionalización de
empresas que en su privatización. La que cobra un legislador para sancionar una
ley a favor de los trabajadores que aquel que lo hace, representando a partidos
populares, para aprobar un proyecto en contra de los asalariados como el de
flexibilización laboral.
La coima que cobra Gelbard es en el marco de una operación
que beneficia al país. Y merece repudio esa actitud de Gelbard. Pero sería una
miopía invalidar toda su gestión en el Ministerio de Economía por esa comisión.
A esta altura el políticamente correcto preguntará: Con este
razonamiento ¿ No estaría justificado Menem? En primer lugar el gobierno de
Menem, sin un peso de coimas, hubiera sido tan devastador como el que resultó
con infinidad de casos de corrupción. Pero eso al mismo tiempo era imposible. La
coima era el aceite que facilitaba la venta del país. Y en su caso con la fuerte
sospecha que los funcionarios encabezados por el Presidente eran una asociación
ilícita cuyo enriquecimiento era la condición necesaria para facilitar el
remate.
Acerca de la
corrupción
Como se ve no resulta sencillo realizar un análisis lineal
acerca de la corrupción. Además si el interlocutor se sube a un banquito y desde
ahí derrama un discurso políticamente correcto, confundiendo la complejidad
histórica con juicios morales, la historia deja de ser un lugar de aprendizaje
para ser una extensa sucesión de de repeticiones de Sodoma y Gomorra.
Llegado a este punto, se deduce que para el criterio de la
doctora Elisa Carrió, en su Coalición Cívica, no tendrían cabida, más allá de
las diferencias ideológicas, solamente por razones morales, San Martín,
O¨Higgins, Washington, de ser argentino, Perón y Gelbard. Eso si: el neoliberal
Ricardo López Murphy, el conservador Gustavo Gutiérrez están en la coalición
cívica por méritos propios. No son ni Perón ni Washington. Pero son
irreprochablemente honestos para la ex jefa del ARI, para quién San Martín sería
aquel que se quedó con el dinero de la flota.
Hugo Presman
(1) “Partió rumbo a Chile donde permaneció hasta enero de
1823 cuando se trasladó a Mendoza. Desde allí pidió autorización para entrar en
Buenos Aires y poder ver a su mujer que estaba gravemente enferma. Cuenta su
compañero del Ejército de los Andes Manuel de Olazábal que al enterarse que su
querido jefe partía hacia Buenos Aires decidió salir a su encuentro y
acompañarlo.
San Martín conocía perfectamente los efectos que había
producido entre la clase dirigente porteña su negativa a participar en la
represión interna. Unos años antes Zañartú ya le había advertido a O¨Higgins:
“Todos abominan de San Martín y no ven en él más que un enemigo de la sociedad
desde que se ha resistido a tomar parte en las guerras civiles y ha impedido la
marcha de sus tropas. A él le atribuyen la sublevación de los pueblos y si
aumentan las desgracias de este país, creo que le quemarán en estatua” 5-02-1820
Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín
Rodríguez, uno de sus principales enemigos de San Martín, le negó el permiso,
argumentando que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que entrase
en la ciudad. En realidad Rivadavia, que siempre le había negado cualquier tipo
de ayuda a San Martín, temía que el general entrase en contacto con los
federales del Litoral y, con su prestigio, diera un vuelco absoluto a la
política local. El gobernador de Santa Fe, Estanislao López, le envió una carta
advirtiéndole que el gobierno de Buenos Aires esperaba la llegada del general
para someterlo a un juicio por haber desobedecido las órdenes de reprimir a los
federales y le ofrece marchar con sus tropas sobre Buenos Aires si se llegara a
producir tan absurdo e injusto juicio……San Martín le agradeció a López su
advertencia y declinó su ofrecimiento para evitar “ más derramamientos de
sangre”. Ante el agravamiento de la salud de Remedios, y pese a las amenazas,
San Martín decidió viajar igual a Buenos Aires, pero lamentablemente llegó
tarde, su esposa ya había muerto, sin que él pudiera compartir al menos sus
últimos momentos” “Los mitos de la historia argentina” Tomo II de Felipe Pigna
Página 56 y 57 Editorial Planeta
(2) “Bolívar se encontraba cerca de Cartagena cuando recibió la noticia del
asesinato de Sucre, que lo anonadó y precipitó su muerte. Se disponía a viajar a
Europa, aunque ya carecía de recursos, pues había regalado su quinta, empeñado
su vajilla de plata y distribuido sus últimos dineros entre la multitud de
oficiales, soldados y partidarios que huían de Bogotá hostil. Aquel mantuano que
al iniciarse la revolución tenía mil esclavos, los había liberado a todos.
Ahora, los propietarios de esclavos que el rehusó expropiar, lo echaban de la
patria. Solo esperaba un barco para alejarse de la tierra de sus hazañas.
Sintiéndose agravado su mal, llegó hasta Santa Marta. Allí los médicos
comprobaron que sus días estaban por concluir. Sus partidarios lo llamaban para
encabezar de nuevo la República, envuelta en el caos. Páez, el “primer lancero
del mundo”, gobernaba en Venezuela y no estaba dispuesto a entrar en
negociaciones con Nueva Granada “hasta que Bolívar hubiera evacuado el
territorio de Colombia………Murió el 17 de diciembre de 1830 en Santa Marta, en
cama ajena, médico gratuito, sin un centavo y con la Gran Colombia dividida en
cinco Estados. El separatista Santander escribió: “El tiempo nos dirá si su
muerte ha sido o no útil a la paz y a la libertad. Para mí tengo que ha sido no
sólo útil sino necesaria” Historia de la Nación Latinoamericana” Jorge Abelardo
Ramos Página 320 y 321 Peña Lillo Editor 1968.
A su vez la maestría de Gabriel García Márquez recrea las
horas finales de Bolívar en Bogotá, en su novela “El general en su laberinto”
Escribió: “Él abrió sus ojos, menos inquieto que intrigado, y ella cerró el
libro en el regazo, marcando la página con el pulgar.
“Son sus amigos “, le dijo.
“ No tengo amigos”, dijo él. “ Y si acaso me quedan algunos
ha de ser por poco tiempo”
“ Pues están ahí afuera, velando para que no lo maten” dijo
ella ( Manuela Sáenz, su compañera)
Fue así como el general se enteró de lo que toda la ciudad
sabía: no uno sino varios atentados se estaban fraguando contra él, y sus
últimos partidarios aguardaban en la casa para tratar de impedirlos. El zaguán y
los corredores en torno del jardín interior estaban tomados por los húsares y
granaderos, todos venezolanos, que iban a acompañarlo hasta el puerto de
Cartagena de Indias, donde debía abordar un velero para Europa”