El día 4 de octubre pasado los servicios de la red social estadounidense Facebook y sus filiales Messenger, Instagram, Whats’Up, Mapillary y Oculus, sufrieron un apagón de ocho horas consecutivas alrededor de todo el mundo. 3 billones de usuarios se vieron enfrentados a la realidad de quedarse desconectados de su mundo cotidiano, imposibilitados de informarse y comunicarse. Fue algo insólito que era difícil de enfrentar y que les puso delante de sus ojos la enorme dependencia de la big tech Facebook y de su todopoderoso y discutido “Emperador” Mark Zuckerberg.

Un día después, el martes 5 de octubre comparecía ante el Subcomité de Protección al Consumidor del Senado de los EE.UU. Frances Haugen, ingeniera de datos, gerente de productos por más de dos años del equipo de Integridad Cívica del coloso Facebook, junto a sus no menos importantes subsidiarias en el mundo de los medios de comunicación.

La valiente Frances Haugen ya había informado a través del prestigioso periódico The Wall Street Journal de los desmanes criminales en el campo informático de Facebook, que opera fuera de cualquier tipo de control gubernamental. Frente al importante Subcomité confesó que hacía sus declaraciones, profusamente documentadas, hastiada de las prácticas poco éticas de la compañía durante los años que pudo ser testigo de tantas acciones reñidas con la moral, con principios de transparencia democrática y manipulaciones de la información política a través de fake news y tantos otros trucos informáticos.

Frente al comité anunció además que renunció a su cargo llevándose consigo miles y miles de documentos, videos y otras valiosas pruebas que corroboran todas sus afirmaciones y denuncias, que se centran en la maquiavélica figura de Mark Zuckerberg, que de acuerdo a Haugen siempre ha demostrado dar prioridad a las ganancias, al enriquecimiento personal, acumulando así más y más poder, sin tener consideraciones éticas o morales.

Su declaración, que duró aproximadamente 3 horas y media , fue contundente e impresionó por la veracidad de sus fuertes acusaciones tanto a los miembros del Partido Demócrata como a los del Partido Republicano presentes. “Yo estoy aquí”, afirmó Haugen, “porque creo que los productos de Facebook dañan el bienestar mental, principalmente de los niños, dividen además a la sociedad norteamericana y debilitan nuestra democracia . Facebook es consciente de todo esto, pero no está dispuesto a cambiar su política por las astronómicas ganancias que le trae su esquema de negocios actual. El resultado de la falta de moral y ética es catastrófico; muchos de los niños y adolescentes terminan con depresiones, anorexias y suicidios.

O sea que la compañía aprovecha la vulnerabilidad humana por medio de algoritmos desarrollados por la propia empresa para tales fines en su frenética búsqueda de mejorar sus ingresos”. De acuerdo al testimonio de Frances Haugen los directivos de Facebook tampoco no estuvieron dispuestos de bloquear las actividades de bandas de poderosos carteles de narcotráfico, ni de trata de seres humanos, y lo que es aún peor han incidido parcialmente a favor de un partido político en elecciones estatales y nacionales, haciendo que el sistema electoral del país sea vulnerable, creándole una falta de credibilidad, y desprestigiando a la otrora gran democracia norteamericana.

Es así, que como bien podemos imaginarnos, la figura del “Emperador” Zuckerberg quedó moralmente, éticamente destrozada, luego de las electrizantes y convincentes palabras de Haugen frente al Subcomité bilateral del Senado norteamericano.

Pero esta no fue la única vez que Zuckerberg se vio obligado a sentarse en el banquillo de los acusados frente a comisiones de investigación de Congreso Norteamericano debido a los turbios manejos de sus plataformas informáticas. En el año 2019, por ejemplo, la Federal Trade Commision de los EE.UU. le cayó encima por prácticas ilícitas en el manejo de la compañía y le condenó a pagar una multa multibillonaria y lo obligó a prometer de corregir en el futuro sus manejos reñidos con la ley.

Pero Mark Zuckerberg sale siempre triunfante de todo tipo de investigaciones gubernamentales, y muchos piensan que todo este terrible escándalo que amenaza los cimientos mismos de la democracia americana y su libertad de prensa terminará en una nube de humo. Las conexiones políticas y judiciales de Zuckerberg en la capital americana, corroída por políticos corruptos y adeptos de Zuckerberg por favores hechos durante años, hacen que todo tipo de reformas de acciones contra sus criminales acciones terminen en la nada. Su poder es enorme a pesar que nadie lo ha votado para ningún cargo gubernamental. Una vergüenza para la otrora gran democracia de nuestro continente. Pero Zuckerberg está yendo ya muy lejos y es de esperar que con un cambio generacional de nuevos representantes en el Senado y la Cámara Baja haya finalmente una limpieza de lo que es hoy Washington DC.

Veamos un poco ahora que hay en la mentalidad de este maquiavélico personaje de tan solo 37 años. Una de las claves la encontraremos en su obsesión, en su fascinación por el emperador romano Augusto, que después de casi 2000 años de su muerte sigue siendo el arquetipo de un líder monstruoso, como lo fueran Calígula y Nerón, terminando siendo el más popular entre ellos, recordado también por sus espantosas acciones e intrigas, que parecían rayar en la locura. Sus sangrientas conquistas de civilizaciones diferentes y los alevosos asesinatos de opositores políticos marcaron su tiempo. Para Zuckerberg es un ídolo, una guía personal en sus acciones. Y tal es su admiración que a su segunda hija le puso el nombre de Augusta. Durante su viaje de bodas a Roma, cuenta su esposa, se dedicó fundamentalmente a fotografiar todas las imágenes relativas al emperador romano, olvidando todo lo demás. Evidentemente los une la sed de poder insaciable, y esto lo hace ser un personaje inquietante para nuestras democracias.

La dolencia del Síndrome de Hubris, podría muy bien caracterizarlo porque muestra rasgos de arrogancia desafiante, de ambiciones desmesuradas, de la convicción que el rival debe ser vencido a cualquier precio, todos elementos destructivos que caracterizan evidentemente al temible Mark Zuckerberg.

Europa, afortunadamente y sabiamente, ha sabido a tiempo frenar la influencia tóxica de Facebook y sus filiales y evitar así la intromisión y la manipulación de sus redes en la vida privada de los ciudadanos, quizás porque el recuerdo de lo sufrido bajo el fascismo ha hecho que Europa se haya mantenido mas sensible frente a estos peligros totalitarios. Una de las más acérrimas voces en contra de los mogules del Silicon Valley norteamericano, en especial de Facebook, es la actual directora de la Agencia Reguladora Antitrust de la Comunidad Europea, la danesa Margrethe Vesthager, que antes de ocupar estas funciones había sido Ministra de Economía de su país natal. El año pasado, luego de minuciosas investigaciones, acusó y luego condenó A Google a pagar la suma de 2,7 billones de dólares como multa por usar mecanismos ilegales para dominar los mercados de compras. Esta multa ha sido la más elevada que se ha pagado en un caso anti-trust. Ahora la alta funcionaria europea tiene bajo la lupa al Imperio Zuckerberg. En una reciente conferencia de prensa afirmó refiriéndose a Facebook: “Estamos lidiando con gente que está utilizando prácticas ilegales, motivadas por la codicia, por la avaricia, por la búsqueda frenética de poder perder un lugar de dominio privilegiado, algo realmente peligroso”. De acuerdo al punto de vista de Vesthagen un mercado saludable en los medios debe respetar la competencia y no avasallarla como lo hace Facebook creando así espacios altamente adictivos. Justamente por este hecho reprobable Vesthagen se comprometió a seguir bien de cerca las actividades de Facebook en Europa para que no actúe como lo hace en los EE.UU.

Palabras muy duras y un compromiso bien firme de la alta funcionaria europea. ¿Y que pasará en un futuro próximo en la asediada democracia del norte? ¿Terminarán todas estas terribles acusaciones nuevamente en una nube de humo, como sucediera en el pasado? ¿Seguirá dominando el “Emperador” Zuckerberg los medios a su antojo con la complicidad de tantos políticos de ambos partidos que ha logrado corromper, seducir a través de toda una red de lobistas afincados en Washington DC? Es difícil de predecir. Veremos y seguramente presenciaremos turbulentos tiempo políticos, pero cuidado, mucho cuidado con los productos de Mark Zuckerberg y sus maquiavélicas manipulaciones mediáticas.


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