Martín Fierro representa la imagen verdadera de un hombre libre, indomable, recio, que apreciaba a Dios, que creía en la libertad y la ley, a pesar de que todos a su alrededor la transgredían.
Martin Fierro es la personificación verdadera del gaucho de la pampa, condenado al servicio forzoso de las armas, desheredado de todos sus derechos de ciudadano, perseguido por la autoridad civil, oprimido por la autoridad militar, explotado por los negociantes aventureros, afligido por el hambre y la desnudez en los campamentos de la frontera.
Desde hace años el país celebra el 10 de noviembre como Día de la Tradición, organizándose para esa jornada, especialmente en instituciones que cultivan el recuerdo del gaucho de otros tiempos, actos con los que se reviven antiguas costumbres de las gentes de nuestros campos, o con los que se trae al seno de las grandes ciudades, la presencia de imágenes humanas de la campaña de hoy.
El Día de la Tradición, establecido como una de las muchas tentativas para salvar algo de lo que se perdía, no ha alcanzado aún la resonancia nacional que se merece. Nuestro deber es señalarlo así, sobre todo teniendo en cuenta que existe en toda la república la materia viva con la que es posible plasmar un gran movimiento colectivo que, basándose en valores morales auténticos, sistematice la exaltación del carácter argentino, representado típicamente por el pueblo rural que, extraña a las ideologías que chocaban en el mundo de principios del siglo XIX, sin poseer una cultura política que le permitiese discriminar los problemas de la hora, contribuyó, sin embargo, generosamente, con su brazo y su sangre a forjar una nación, una patria.
La exaltación de ese carácter no implica, necesariamente, la creación de un mito. El gaucho, tanto sea el pampeano que abrió senderos para la libertad como las primeras expediciones ordenadas por la Junta de Mayo, como los que, respondiendo a un llamamiento de la tierra, no tardaron en sumar su esfuerzo a la gesta emancipadora, extendiendo por todo el territorio la presencia de un espíritu y de un coraje, que pertenece a la historia y no a la leyenda.
Es también de la historia el gaucho que, muchas veces olvidado, huérfano del apoyo que no sabían brindarle los que ignoraban su naturaleza verdadera, hizo posible la consolidación de la soberanía nacional con el establecimiento de una de nuestras industrias fundamentales: la ganadería.
Los invito a leer GRATIS mi último ensayo: Martín Fierro: Algunas reflexiones. Tan actual y vigente que su lectura, análisis y sus enseñanzas ningún argentino -desde la escuela primaria- debería olvidar.
Es difícil explicar el éxito del Martín Fierro. Un libro escrito por un hombre culto de ciudad puesto en un personaje inculto y de campo. Pasa un sesquicentenario y lamentablemente seguimos igual: El gobierno te quiere muy Martín Fierro (bruto, pobre, y abandonado). Muy relevante que al menos en aquellos tiempos se rescatara que el tipo era honesto. Hoy, por el contrario, cuando aparecen en los medios los pibes chorros, los traficantes de paco, los que te matan por un celu, se los "rescata" como que son las víctimas. Se revierte la posición: Te matan por un celu y la víctima es él, no vos. El quiosquero de Ramos Mejía fue una fiel muestra. No hay que estigmatizarlos porque son menores. No hay que reprimirlos. "No es un tema policial". "Sucede en todas partes del mundo".
No tan simple la cosa ni tan puro MartínFierro, más que todo cuando provocó al negro en la pulpería sin motivo alguno y terminó matándolo, después de varios improperios racistas. Hay que leerlo todo.