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Los demonios fueron dos: el miserable relato K sobre los 70

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Revindicando a Darío Lopérfido
Revindicando a Darío Lopérfido

En los últimos días, y a raíz de una investigación judicial, se detectaron varios chats entre el ex Ministro de Planificación, Julio De Vido y su mano derecha, Roberto Baratta. En una de las comunicaciones pudo apreciarse cómo De Vido dio la orden a los pseudoperiodistas y artistas K de atacar públicamente a Darío Lopérfido por sus declaraciones de mediados de 2016, en las que ponía en duda el número mágico de los 30.000 desaparecidos: “sean duros y precisos con la contestación a Loperfido y q hable luis. Los artistas q participaron y vos también” / “Pónganle q me denuncie un hijo de puta q negó a los desaparecidos me llena de Orgullo”.

 

La acusación no resistía el menor análisis. Ni Darío Lopérfido, ni las personas que –como él- basados en datos oficiales, consideramos que los desaparecidos no fueron 30.000, negamos a los desaparecidos. Por el contrario, la búsqueda de la verdad histórica y de la precisión sobre las víctimas del terrorismo de estado, constituyen afirmaciones de que la barbarie existió.

Poco tiempo después de las declaraciones de Lopérfido, que motivaran la campaña de desprestigio orquestada por De Vido, y a raíz de una solicitud de acceso a la información pública requerida al gobierno nacional, se supo oficialmente que el número de víctimas del terrorismo de Estado era sensiblemente inferior al dogma de los 30.000.

Más aún, se supo que el 14% de las víctimas contabilizadas oficialmente no correspondían al gobierno de facto, sino al gobierno peronista que lo precedió: sí, al gobierno del “León Herbívoro” que luego continuara su viuda.

Asimismo, el 25 de agosto de 2016, en el fallo “La Perla”, el Tribunal Oral Federal N° 2 de Córdoba determinó que “ya entrado el año 1.976, se encontraba en pleno funcionamiento el aparato represor estatal, quien desatendiendo todo tipo de garantías y derechos consagrados en nuestra Carta Magna, valiéndose de métodos atroces e ilegales (detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones), se aboca a la destrucción de las agrupaciones que eran denominadas de corte “Marxista”, consideradas contrarias a los intereses estatales del momento. A estos fines, se disponen instalaciones tendientes a albergar a las personas que siendo considerados “enemigos”, eran secuestradas. Cabe señalar que en estos lugares denominados “Lugares de Reunión de Detenidos” (L.R.D.), se procedía sistemáticamente a interrogar salvajemente, valiéndose de diversos métodos de tortura, a las personas allí recluidas. Así las cosas, demás está decir que a partir del 24 de marzo de 1976, y una vez que las fuerzas militares de las tres armas toman el control del país, la situación antes señalada se agudiza, siendo moneda común la criminalidad y el desprecio absoluto de las libertades y derechos consagrados a los ciudadanos en nuestra Constitución Nacional, por parte de las fuerzas de seguridad en su conjunto.

Así las cosas, las estructuras y engranajes represores que ya actuaban antes del golpe militar de marzo de 1976, adquieren dimensiones inusitadas, transformando así a cada ciudadano en potencial enemigo del sistema, cristalizándose de esta manera, una verdadera cacería humana sin precedentes en la historia de este país.”

Nótese, entonces, que el puntapié inicial de la metodología del terror lo dio el peronismo, con la excusa de combatir a organizaciones armadas, en muchos casos, también de origen peronista.

Los que violaron los DDHH en los 70´, los que propiciaron la autoamnistía a militares primero y el indulto a militares y terroristas, luego, los que se negaron a integrar la CONADEP, hoy pretenden dar clases de DDHH a la oposición, aún después de las muertes y desapariciones en la infectadura.

En definitiva, desde el peronismo se pretende imponer cuáles fueron los hechos vinculados a la peor etapa de nuestra historia, así como la interpretación oficial de los mismos, con el fanatismo del converso. Careciendo de trayectoria y antecedentes, caen de modo ridículo y evidente en la sobreactuación. Les pesa lo que fueron y lo que siguen siendo.

Así, la pretensión de tildar de “negacionistas” a los que pedimos rigor histórico, sin visiones sesgadas, proviene frecuentemente de aquellos que son verdaderos negacionistas de la responsabilidad del peronismo en el terrorismo de Estado y el terrorismo no estatal. A tal punto llega el negacionismo peronista, que algunos “compañeros” llegan a tergiversar su propia historia personal. Tal es el caso de la recientemente reelecta legisladora de la Ciudad, Victoria Montenegro, quien afirmó que sus padres son “desaparecidos por la última dictadura Cívico-Militar”, no obstante que la fecha de su desaparición –según información pública oficial- data del 13/02/1976 (ver acá y acá)

Con el espíritu fascista que orienta al peronismo y a los autodenominados organismos de DDHH que le son afines, se cuestiona y pretende acallar, también, a todo aquel que opine, comente o investigue el rol de las organizaciones armadas como Montoneros o ERP en la década del 70´. Según los “dueños de la Historia” (como los bautizó Mario Negri, en uno de sus más destacados discursos) mencionar la intervención de aquellos grupos delictivos es abonar la “Teoría de los Dos Demonios”.

En fin, el peronismo oculta en su relato su participación decisiva y protagónica en ambos terrorismos: el de Estado y el no estatal.

Pero le tengo una mala noticia a la secta de los DDHH: lo que ellos rechazan como teoría, mal que les pese, es una realidad. El demonio representa al mal y las malas acciones no dejan de serlo por el hecho de que se cometan fuera de la órbita del Estado. Por supuesto que es innegable que la maldad, desde el Estado, supone un mayor grado de responsabilidad. Es el Estado quien debe garantizar los derechos más elementales de los ciudadanos como la dignidad, la vida y la propiedad, siendo su deber supremo que tales derechos se defiendan en libertad y con las garantías previstas en la Constitución. En definitiva, no hay dudas de que un demonio fue peor que el otro, al mismo tiempo que no hay dudas de que, en los 70´, los demonios fueron dos.


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10 comentarios Dejá tu comentario

  1. GERARDITO MARTINEZ, HUGUITO MOYANO, EL CANTOR DE LOS 100 BARRIOS PORTEÑOS ALFREDITO BRAV, LA PETERADEL TIGRE ACOSTA MIRIAM LEWIN, LOS KERNER ESCONDIDOS EN EL SUR DETRAS DE LOS MILICOS GRACIAS AL CORONEL MARTIN RICO. TODOS BUCHONES ORGANICOS E INORGÁNICOS DE AQUELLAS EPOCAS Y QUE ESCONDIDOS DETRAS DE UNA CORTINA HOY SE JACTAN DE SER COMBATIENTES. EL MEJOR EJEMPLO ES PABLO DIAZ, EL DE LA NOCHE DE LOS LAPICES COMO EL CONTABA ERAN 5 Y SOLO EL SE SALVO!!!! EL FAMOSO ENTREGADOR.

  2. Los demonios son los medios monopólicos que desinforman y mienten , le lavan el cerebro al pueblo que después vota a su verdugo.-

  3. Han pasado más de 40 años de aquellos acontecimientos y no podemos pasar página, porque aún no se ha hecho verdadera justicia. Como cuentan hoy la historia, como se la hacen entender a nuestros hijos y nietos, pareciera que todo el derramamiento de sangre, la violencia en la Argentina, todo es invención de la dictadura militar del 76, que en un ataque de ambición de poder, tomaron el gobierno por las armas y mataron a un montón de gente inocente, solo porque pensaban distinto. Los que vivimos aquellos tiempos difíciles, sabemos que no fue así, y a mí en particular esta versión inventada por el kirchnerismo, me da mucha bronca. Esa es la versión según los malos de la historia, acomodada a su favor, pero la verdad es otra. La violencia empezó mucho antes del 76, cuando varios grupos de extrema izquierda, sembraron el terror en todo el país, con atentados terroristas, secuestros, ejecuciones, guerra de guerrilla, toma de ciudades. Los objetivos eran, para el caso de algunas organizaciones como el ERP y el EGP, imponer por la fuerza un régimen comunista, siguiendo por inercia la epopeya de la revolución cubana, inspirados por la figura del Che Guevara, para otras organizaciones como Montoneros, los objetivos no eran tan claros, pero la idea común era imponer sus ideales por medio de la violencia. Los atentados y los enfrentamientos eran cosa de todos los días, los subversivos se escondían mezclándose con la muchedumbre y atacaban sorpresivamente. El ejército los combatió como pudo, muchos militares y civiles perdieron la vida en esos enfrentamientos y atentados. Se tomaron prisioneros, pero al asumir como presidente Cámpora, el primer día en ejercicio, les dio el indulto, un par de días después el congreso en pleno lo aprobó unánimemente. ¿Para que el esfuerzo?, tantas pérdidas de vidas y heridos por defender nuestro país nuestra democracia, para que después un presidente constitucional los libere, ¿qué sentido tiene? Y siguieron los atentados cada vez más violentos. Así fue el ataque del ERP al Batallón de Viejo Bueno, en Monte Chingolo, un 23 de diciembre del 75, el más sangriento que me toco presenciar. “Era una plena situación de guerra, desatada por el terrorismo”. Perón en su última etapa de gobierno, quiso ponerle freno a todo ese desmadre, amenazó con formar una organización parapolicial destinada a cazar terroristas, al poco tiempo apareció la triple A. Muerto Perón, asume Isabel Martínez. La presidencia le quedaba muy grande, todos recordamos al personaje influyente y siniestro de López Rega. La cosa iba de mal en peor, no daba para más y la misma presidente se vio obligada a pedir la intervención de las fuerzas armadas. En un clima de total anarquía, el 24 de marzo de1976 se produjo el golpe de estado que derrocó a Isabel Martínez, comenzando el último período de dictaduras militares en nuestro país, con la implantación del estado de sitio y el comienzo del plan de reorganización nacional. Todos los que vivimos aquella época conocemos bien como operaban los terroristas, escondidos entre la gente común, secuestraban, robaban, tomaban ciudades enteras como La Calera y Garín, robando armas y dinero para seguir solventando sus atentados, la forma de operar de estos terroristas, obligó a que las fuerzas armadas procedieran de la forma que lo hicieron. Había controles por todas partes, me pararon en esos controles cuantiosas veces, jamás tuve un problema, ni conozco a alguna persona de bien que los haya tenido. No se cuantos fueron en realidad los desaparecidos, pero seguro que no fueron los suficientes, sino hoy no tendríamos que soportar a los delincuentes que tenemos en el gobierno, ni habría tantos estúpidos adoctrinados que los voten. Los delincuentes que están hoy en el gobierno, declararon al 24 de Marzo, como “el día de la memoria por la verdad y la justicia”, pero la memoria acomodada a su conveniencia, sin verdad ni justicia. Se adueñaron de los derechos humanos, se presentan como pobres víctimas que fueron perseguidas por cuestiones políticas, cuando la verdad es que son terroristas asesinos que sembraron el caos en todo el país, poniendo en peligro las vidas de todos los argentinos, todo por querer imponer su ideología por la fuerza, y hoy se la dan de grandes demócratas. Cuando imagino cómo sería nuestra vida de haber logrado el terrorismo sus objetivos, más agradezco la intervención de los militares, a vos que no lo viviste, cuando te cuenten la verdadera historia, comprenderás el porqué de su forma de actuar.

  4. José Lucas, tal cual así fue, yo lo viví, el terrorismo de estado empezó paradojalmente con un gobierno democrático y te olvidas cuántos pobres colimbas" fueron masacrados x esos locos sedientos de sangre" como decía el otro criminal del Che Guevara, hoy a contrapie de la historia tildado de héroe. No te olvides también, los empresarios que mataron y dirigentes sindicales, Rucci, Candor entre muchos más, no estos los montoneros y el erp no tienen perdón de Dios, ellos empezaron todo eso, no fueron los militares, y si murieron bien muertos están, algún día la historia, cuando muera el peronismo, pondrá a la junta en el lugar que se merecen.

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