“Pobrecito mi país, que no tiene quien le
duela. Pobrecita Venezuela, no va poder subsistir…” (Canción popular venezolana)
De aquí a diciembre las
cosas pueden ir tomando un cariz
dramático en Venezuela, y están apareciendo varias señales en ese
sentido. Ya habíamos anticipado en notas anteriores el creciente descontento en
las distintas fuerzas que componen la Fuerza Armada Venezolana (FAN), que por
disposición del presidente Hugo Chávez pasó a denominarse Fuerza Armada
Bolivariana (FAB).
Un primer síntoma: hace pocas semanas llegó a haber
un firme planteo de los oficiales de la Guardia Nacional a Chávez ante la
decisión de éste de disolver esa fuerza, con la probable intención de
reemplazarla por la Reserva Militar Bolivariana, planteo que obligó al
mandatario a dar marcha atrás con la idea. De todas maneras, la idea de Chávez
de disolver la Guardia Nacional no fue desterrada de su mente, y decidió esperar
a que sea sancionada la nueva Constitución cuyo proyecto de reforma
presentó hace algunos días a la Asamblea Nacional.
Recordamos también que en su
programa dominical “Aló Presidente”, Chávez había advertido acerca de “ciertos mensajes que estaban circulando por los cuarteles” y que había
que estar “atentos a ello”. Al mismo tiempo, por esos días corrió la
noticia de que unos veinte miembros de la Guardia Nacional –la fuerza que se
considera perseguida por Chávez- habían sido detenidos y conducidos a
dependencias de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM).
Podemos agregar ahora que,
además de “ciertos mensajes”, están circulando en estos días por los
cuarteles numerosos volantes llamando a “la unión entre el pueblo y su
ejército en estas horas decisivas para el país”. Dicho con otras
palabras, a estar listos para iniciar en cualquier momento una rebelión (ver facsímil de uno de esos volantes más abajo).
El caso es que ha comenzado
en Venezuela un juego en el que los militares rebeldes, que los hay en mayor
número de los que cree Chávez, y numerosos sectores de la sociedad civil
-ciudadanos comunes, estudiantes, sindicalistas, etc.-, vienen tentándose
mutuamente para ver quién sale primero a las calles, si los militares y detrás
el pueblo o éste e inmediatamente detrás los militares.
En tanto, los políticos de la oposición acicatean a
unos y a otros, aunque por el momento se mantienen expectantes, bajo la más
estricta prudencia y al resguardo de cualquier control o persecución del
régimen, emitiendo sólo comentarios y análisis en programas radiales y
televisivos independientes, reproducidos también por diarios independientes y
sitios digitales. Algo parecido, a la distancia, a la pasividad de la oposición
política en la Argentina, que solamente habla, y de vez en cuando.
Sin embargo, las señales
de descontento en Venezuela son cada vez más fuertes. Y la gota que está
rebalsando el vaso es la reforma constitucional dispuesta unilateralmente
por Hugo Chávez, quien tuvo la “viveza” de reemplazar sólo 33 artículos de la
Constitución, ya que de hacerlo con la totalidad de la misma hubiera significado
la necesidad de que se reuniera la Asamblea Constituyente. En cambio, de la
manera en que lo hizo, Chávez logró que directamente trate el proyecto la
Asamblea Nacional, controlada por el bolivariano, que por supuesto ya lo
aprobó rápidamente en bloque, sin siquiera tomarse el tiempo de analizarlo
artículo por artículo, lo cual le hubiera insumido al menos dos o tres meses.
Es así como en diciembre
próximo se realizará el obligatorio referéndum por la aprobación o el
rechazo a la reforma. Un trámite que también está encrespando las aguas en todo
el arco de la oposición al régimen chavista, ya que saben a ciencia cierta que
el sistema electoral y la operatoria de conteo de votos que utiliza el gobierno
–sin permitir además control alguno por parte de las fuerzas opositoras- le deja
todas las chances para cometer fraude y salir airoso con los porcentajes que
desee a su antojo, como ocurriera ya anteriormente. Ello pese a que los últimos
índices elaborados muestran una mayoría de oposición a la reforma.
Por cierto, cualquier semejanza con las elecciones
que se vienen llevando a cabo en la Argentina –sobre todo después de que el
kirchnerismo perdiera en varios distritos- es pura casualidad. O no.
Y esta reforma de Chávez
impondrá no sólo la reelección perpetua del delirante mandatario, sino
también múltiples avances del Estado sobre las libertades individuales. Esto se
traduce en la pérdida encubierta de la propiedad privada; la virtual
desaparición del Banco Central y el subsiguiente control total de la economía
por el gobierno; los cambios en el sistema educativo, que imponen el “socialismo
del siglo XXI” hasta en los programas de estudio –como explicáramos en detalle
en una nota anterior titulada “Venezuela: castro-chavismo en las aulas”-; la
aberrante intención del Estado de hacerse cargo de la patria potestad de los
niños desde los 3 años de edad y convertirlos prácticamente en soldaditos del
régimen (algo también citado en esa nota), proyecto que es desmentido por el
chavismo pero que está secretamente en carpeta hasta que se sancione la nueva
Constitución; el ahogo definitivo de la prensa y el periodismo independiente; y
otras muestras de sojuzgamiento a la sociedad.
A ello se agregan los
abruptos cambios en las fuerzas armadas, al rebajarlas virtualmente de categoría
imponiendo como fuerza principal las “milicias bolivarianas”, a las que
Chávez otorga tanta preferencia como para dotarlas a ellas antes que a cualquier
otra fuerza de los modernos fusiles adquiridos a Rusia.
Son muchos los motivos que
se han ido acumulando entre civiles y militares para pensar en una salida que
impida al mandatario venezolano concretar los planes que estarían amparados por
una Constitución reformada y, en muchos aspectos, con artículos copiados de
la castrista. De allí que desde ambos sectores estén en las últimas semanas
estimulándose mutuamente para “iniciar algo” antes del referéndum por la
aprobación o rechazo a la nueva Constitución chavista en diciembre.
Qué es lo que iniciarían aún
está por verse. Se habla en general de una multitudinaria demostración en las
calles de Caracas, nunca vista por su número, en rechazo a la reforma, mientras
otros abogan por medidas más drásticas, intentando convencer a los miembros de
las fuerzas armadas para que se plieguen a la rebelión, que de todas maneras
pretenden llevar a cabo de la manera menos cruenta posible, sin derramamiento de
sangre. Al menos es lo que se vislumbra en uno de los volantes que han comenzado
a circular en cuarteles y medios políticos de la oposición, como el que
reproducimos a continuación.
Resistencia y amenazas
Ya habíamos adelantado, en
aquellas notas anteriores sobre el creciente descontento militar, que éste había
comenzado a poco de haberse afianzado Chávez en el poder luego del breve golpe
en su contra en el 2001. Varios oficiales y mandos medios habían lanzado
proclamas dirigidas a sus compañeros y a la ciudadanía manifestándose contra la
política que sabían iba a emprender el caudillo y que ya comenzaba entonces a
vislumbrarse, y decidieron manifestarse “en desobediencia”.
De inmediato comenzaron las purgas en las fuerzas
armadas venezolanas, revelándose aspectos tan tristes como oficiales comprados
por el chavismo vigilando y delatando a sus compañeros, o los ascensos
obsequiados a oficiales “leales” de menor rango, como mayores y tenientes
coroneles por sobre coroneles y hasta generales –estos últimos destinados a
tareas de escritorio- que de un día para el otro se encontraron bajo las órdenes
de aquellos.
Es así como las
persecuciones a los militares institucionalistas, la colocación de numerosos
miembros de la inteligencia cubana en lugares clave de control y ahora este
proyecto de reforma constitucional que amenaza con cercenar una amplia gama de
libertades individuales, además de poner todos los recursos del país en manos
del Estado, constituyen el detonante para que hayan surgido numerosas voces
militares y civiles llamando a la resistencia contra la nueva
Constitución y la subsiguiente eternización de Hugo Chávez en el poder.
Algunos de esos llamados
provienen de militares que se encuentran hoy exiliados o en la clandestinidad,
como el teniente coronel de la Guardia Nacional Jesús Fernando González
Cazorla, quien propone que deben ser las fuerzas armadas, a las que
considera “institucionalistas” en un 70%, el árbitro del proceso, y que se
colocarán “sólo del lado donde se encuentra la voluntad popular”. Además,
está implementando la creación de “Redes de Defensores de la Democracia”.
En su último comunicado a través de Internet, González Cazorla llama a la “conspiración, como paso previo a la protesta y luego, eventualmente, a la
insurrección militar”, y justificando la necesidad de derrocar a Chávez
expresa: “Yo entiendo que algunos somos demócratas y sólo practiquemos la
democracia, otros somos pacifistas y no creemos en la violencia, pero señores,
ésto dejó de ser democracia hace mucho tiempo por lo que no podemos actuar
con sus métodos”.
A la vez señala: “Vamos a
diseñar una estrategia novedosa para poder salir del tirano, y debemos hacerlo
rápido ya que la desesperanza está abrazando a los venezolanos quienes no creen
que haya salidas. Yo sí creo que hay salidas y tengo un plan para salir de
Chávez, y llamo a todos aquellos quienes quieran conocerlo y participar en
él a que me contacten, un plan que está abierto al aporte conspirativo de cada
uno de ustedes”. Para ello, como lo hace habitualmente, González Cazorla
publica un correo electrónico donde puede ser contactado.
Por otra parte, circula en
varios sectores militares de Venezuela una carta del general Francisco V.
Usón, uno de los presos bajo el régimen chavista junto a otros
miembros de las fuerzas armadas, policiales y opositores políticos disidentes.
En la misma, el general Usón expresa, entre otros conceptos, su parecer sobre la
constante politización ejercida sobre las fuerzas armadas, y les dirige a sus
compañeros de armas una serie de preguntas: “¿Dónde quedó aquello del
carácter apolítico de las Fuerzas Armadas, establecido diáfanamente en el
artículo 328 de la Constitución?; ¿cómo explican ustedes que sin ton ni son
hayan proliferado en las instalaciones toda clase de consignas políticas como
‘Cuna de la Revolución Bolivariana’, en la fachada de la Academia Militar de
Venezuela, o ‘Patria, socialismo o muerte’, grotesco lema incorporado en
el saludo militar?; ¿cómo explican ustedes que ahora el Che Guevara pueda
ser objeto de estudio en nuestros centros de formación y que Hugo Rafael Chávez
tenga el descaro de presentarlo como un ejemplo a emular por la juventud
venezolana?; ¿cómo interpretan ustedes que Hugo Rafael tenga que salir corriendo
cada vez que hay problemas en el país a consultarle a Fidel Castro?, ¿es
que Fidel es el Presidente de Vene-Cuba, y que La Habana es la metrópoli?; ¿cómo
aceptan ustedes que los agentes cubanos del G-2 pululen por
doquier y tengan acceso prácticamente irrestricto a todo, o sean ellos quienes
se encarguen de funciones de alta sensibilidad y seguridad del Estado?”
Finalmente, el general Usón
concluye su carta en los siguientes términos: “Fui dado de baja por medida
disciplinaria, en otras palabras ‘por mala conducta’ en mayo de 2003. Les
manifiesto que no me arrepiento de lo que dije en ese momento. Para los que no
lo saben, en una misiva comparé al Alto Mando de la época con los militares
bananeros típicos de los seudo-estados donde las instituciones no son otra cosa
que una burda careta. ¿Qué calificativo tendría que usar si tuviera ahora que
referirme a ustedes?. ¡Dios los perdone, porque el pueblo venezolano no lo
hará!.
Ramo Verde, 19 de Junio de 2007”.
Otro militar en la
clandestinidad es el capitán Javier Nieto Quintero, quien en el programa
“La Entrevista”, difundido por el canal RCTV cerrado por Chávez y que ahora
emite a través del cable, explicó que se graduó primero en su promoción y que
estuvo 18 meses en la cárcel de Ramo Verde, no pudiéndosele comprobar ningún
delito y en donde lo sometieron a humillaciones a él y a su familia. Además
explicó que el 24 de mayo su casa fue allanada porque el ministro de Interior y
Justicia, Pedro Carreño, lo acusó de conspiración: “Me acusaron de
tener 50 fusiles y de andar buscando 50 hombres para entrar a Miraflores (el
palacio de gobierno de Venezuela) lo cual no es verdad. La justicia me está
buscando pero no me presenté ni me presentaré, y animo a todo el pueblo a que
demos y sigamos la lucha y no nos dejemos manipular”.
Indicó además que la razón
por la que el presidente Chávez desistió de su idea de eliminar la Guardia
Nacional es porque días después de la presentación del proyecto de la
reforma constitucional se produjo la “rebelión de los cabos”, donde
“sargentos, cabos y la tropa profesional se insubordinaron y con mucha
propiedad hicieron que los generales le exigieran a Chávez que cambiara su
decisión porque sino iba haber una rebelión militar que crearía un efecto
dominó”. Además señaló que “lo que importa fue que se murió el concepto
del respeto y la meritocracia de la institución, y lo cambian por libros del Che
y de Castro”.
Nieto Quintero finalizó
diciendo que “la mayoría de los oficiales creemos en una salida pacífica y
democrática. Soy cristiano y demócrata y creo en una muerte política del
Presidente, que va a terminar como los corruptos del pasado. La historia no nos
va olvidar y el tiempo nos va a dar a razón. Dios está con nosotros”.
Hay muchas otras voces disidentes que, además de
denunciar los caminos elegidos por Hugo Chávez para imponer su revolución
socialista y bolivariana, emiten también su llamado a una unión cívico-militar
para enfrentar al mandatario, si es necesario “en la calle”. Por razones de
espacio sólo dejaremos como muestra de ello las expresiones vertidas
anteriormente.
Sin embargo, a esas voces disidentes se les
enfrentaron recientemente las amenazas, en especial –además de las emitidas por
el propio Chávez- las que provinieron del ministro de Defensa de Venezuela, el
general Gustavo Rangel Briceño, quien hace pocos días aseguró que las
Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) “están preparadas para actuar en el
caso de que se presente una situación de alteración del orden público en el
país”. En tal sentido, Rangel Briceño recordó: “El señor Presidente ya ha
dicho: ‘candelita que se prenda, candelita que se apague’, entonces de
ahí empezamos, o sea que no vamos a permitir que un pequeño foco pueda alterar
alguna zona o área. Tenemos la capacidad de despliegue táctico-estratégico de
nuestras unidades, las cuales nos permiten actuar sobre la capital en cualquier
punto de forma inmediata”.
Amenazas que indican que Chávez no ha echado en saco
roto los “ruidos de sables” provenientes de diversos sectores militares,
las crecientes expresiones de protesta emanadas desde la sociedad civil, ni el
aumento de la interrelación entre ambos factores. Por algo ya ha restringido los
ámbitos donde vayan a realizarse marchas de protesta, como sucedió recientemente
con la que llevaron a cabo los estudiantes universitarios y otra de grupos
políticos que se oponen a la reforma constitucional, a las cuales se les
limitaron sus desplazamientos y fueron rodeadas por cordones policiales
superiores en número a los manifestantes.
Lo cierto es que en esta agitada Venezuela de hoy en
día, surcada por los continuos actos de corrupción, por el giro
acentuadamente pro-marxista dado a la educación, por las persecuciones
políticas y la cantidad de detenidos por esa razón –algo que no suele
ser publicado en la prensa adicta-, los ataques y amenazas a los medios
independientes y la reforma constitucional propuesta por Hugo Chávez, que
acentuará aún más el citado giro político, sumado a la crisis de la inflación,
el desempleo y las carencias alimentarias en un país donde se
encamina decididamente mal la fabulosa riqueza obtenida del petróleo, se está
observando como cada vez más probable que en cualquier momento, de aquí a
diciembre, se “prendan las candelas” que Chávez, según recordó su
ministro de Defensa, amenaza con apagar.
Ultimo momento
En estas horas tuvimos
acceso a una información, proveniente de fuentes venezolanas, acerca de los
preparativos iniciados por el gobierno de Hugo Chávez, ante la certeza de
que se le viene encima una rebelión popular o cívico-militar, para
contrarrestarla.
En tal sentido se están
aprestando los denominados “Frentes Francisco de Miranda”, conformados
por grupos en los que se distribuyen más de 3.000 cubanos junto a hombres
y mujeres de la “Reserva Bolivariana”, la misma a la que Chávez, según
consignamos en una nota anterior, prefirió dotar de los modernos fusiles rusos
recién recibidos antes de dárselos a las fuerzas armadas.
De acuerdo a sus analistas
de inteligencia, Chávez espera lo siguiente: si como el régimen está esperando,
la sociedad civil se desborda en las protestas callejeras que inevitablemente se
aproximan, las fuerzas armadas nacionales (FAN) –en su mayoría descontentas con
el gobierno chavista- no actuarán contra los civiles. Ello sería
aprovechado por éstos esperando, al volcarse a la calle, que las FAN se les
unan.
Los Frentes Francisco de
Miranda utilizarían como primer frente a niños los que, junto a las
mujeres, serían utilizados como escudos ante un eventual avance militar.
Se movilizarían a través de los túneles del metro e incluso irían armados, ya
que se los habría entrenado, aunque detrás de esa “carnada” aparecerían los
mercenarios cubanos, suficientemente entrenados para matar. En tanto, la
Reserva Bolivariana se haría cargo de la protección de lugares estratégicos.
Como una muestra de que los
opositores a Chávez también cuentan con su inteligencia propia, nuestras fuentes
adelantan que, además de los nuevos fusiles rusos, estos grupos chavistas
cuentan en Caracas –la ciudad donde se desarrollarían los principales
enfrentamientos- con cuatro búnkers en distintos lugares de la capital,
tres en los sitios conocidos como Catia, 23 de enero y Los
Ruices y el restante al sudeste de la ciudad. En esos lugares se
estarían almacenando armas, alimentos y suministros medicinales
como para afrontar varios días de enfrentamientos.
Todo esto no hace sino demostrar que cuando el
presidente Chávez habló no hace mucho, en su maratónico programa “Aló
Presidente”, de su “guerrilla urbana”, lo decía muy en serio.
Por otra parte, otra información de las mismas
fuentes al cierre de esta nota consignaba que este domingo 23 de septiembre se
realizó, en el estado de Lara, un entrenamiento para mostrar al
presidente Chávez la preparación alcanzada para enfrentar los posibles brotes de
violencia que puedan surgir en el país. Dichas prácticas mostraron la pericia
alcanzada por los reservistas bolivarianos en la colocación de explosivos
y la defensa de áreas sensibles, como plantas de combustible e
instalaciones eléctricas.
Hasta aquí podría hablarse de un entrenamiento
“normal”. Lo grave es que el mismo estuvo dirigido por iraníes, los que
vienen operando a través de asentamientos musulmanes en el estado de Lara en los
últimos años. También pudo observarse a varios niños de entre 12 y 13 años de
edad con trajes de campaña, interviniendo en las prácticas de sabotaje.
Muchos de esos niños se encuentran actualmente viviendo en la Urbanización
Santa Rosa, en la ciudad de Barquisimeto, en una casa-quinta
que tiene, en su paredón frontal, una media luna en bajo relieve.
Cuestiones estas últimas que se van encuadrando
perfectamente en las informaciones con que ya contamos respecto del
adoctrinamiento y conversión a la religión islámica de los indios venezolanos,
principalmente los guajiros, los asentados en la Amazonia y la tribu
Wayúu, asentada en el noroeste venezolano, y los extraños viajes de un
avión iraní que arriba y parte semanalmente desde uno de los aeropuertos de
Venezuela.
Temas estos que serán motivo de una futura nota. Como
cierre de ésta y a manera de anticipo, mientras tanto, reproducimos este emblema
obtenido hace pocos días:
Carlos Machado