Fueron muchos los que se sorprendieron con la imagen de calidez y amistad que dieron Alberto Fernández y Cristina Kirchner cuando compartieron el escenario del acto partidario en recuerdo de la vuelta a la democracia en el 83.
Y la pregunta que apareció a continuación estaba referida a saber si era una señal de reconciliación o tenía que ver con el relato que se instaló a partir de la derrota electoral en las legislativas de noviembre.
Desde el oficialismo hay respuesta para todos los gustos. La que cada uno quiere escuchar, pero lo cierto es que la desconfianza y los enojos mutuos no desaparecieron como por arte de magia.
La mano de Cristina sobre la mano de Alberto puede significar, entre otras cosas, que Cristina lo sigue monitoreando y no va a dejar que tomen decisiones claves para el gobierno que vayan contra su voluntad. Comenzando por el futuro acuerdo con el FMI.
Desde el kirchnerismo apuntan a evitar un ajuste como el que siempre le reclamó el FMI a la Argentina, incumplidora sistemática de los compromisos asumidos. Y tratar de aliviar las medidas que se organismo reclaman para bajar el déficit y la inflación y aumentar las reservas.
La mano sobre la mano fue acompañada por un pedido para que el Presidente negocie con más fuerza el acuerdo con el Fondo. “No se va a aprobar ningún plan que no permita la recuperación” advirtió Cristina, quien no le perdió la mirada a Fernández cuando le dijo que se quede “tranquila que no se va a negociar “nada que ponga en compromiso el crecimiento de la Argentina”.
Del otro lado del escenario había una concentración kirchnerista por dónde se la miré. No hubo protagonismo de la CGT, ni de los intendentes ni los gobernadores peronistas. Era la vuelta de Cristina como siempre se la conoció.
Parecía, entre otras cosas, un mensaje al albertismo y al peronismo que sueña con un Presidente que no se deje cuestionar por Cristina y que la tenga bajo control.
Mientras tanto, hay otras cuestiones domésticas que fueron puestas bajo la alfombra. En el entorno de Cristina no ocultan que la Vice sigue cuestionando a funcionarios que no funcionan, pero que considera que no es el momento para volver a la carga con cambios en el gabinete.
Ahora el objetivo es cerrar las negociaciones en Washington y tener un diciembre tranquilo con ayuda social para evitar el malestar de la gente, sobre todo los sectores más postergados de la sociedad. La clase media es otra historia. Siempre está en la mira de Cristina.
Tampoco parece el momento de aumentar la tensión entre el kirchnerismo y el peronismo, aunque Máximo Kirchner quiere asumir lo antes posible la jefatura del PJ bonaerense.
Los intendentes siguen la delicada negociación con el gobierno de Axel Kicillof, Máximo y otros referentes K para lograr, por el camino que se pueda, gambetear la ley que impone la re relección.
Desde Juntos por el Cambio siguen paso a paso esas conversaciones porque saben que sus alcaldes se verán beneficiados también si esa puerta se abre.
La posición más incomoda es para Sergio Massa porque fue junto a la entonces gobernadora María Eugenia Vidal, uno de los motores de los límites impuestos a los mandatos de los intendentes.
En el medio de la política se instala una vez más un tema que preocupa y mucho a los argentinos: la inseguridad y el cuestionamiento a las fuerzas de seguridad.
Nadie puede tirar la primera piedra. La policía porteña con el asesinato de Lucas González y la bonaerense con el de Luciano Olivera en Miramar son una clara muestra de cómo el gatillo fácil se instala una y otra vez con el paso del tiempo, sin importar de qué lado de la grieta se está.
Me recuerdan al " Chavo del 8 " sigue todo igual, doña Florinda y su hijo tonto, ya sabemos quiénes son, Don Ramón, también, aunque me quedo con el personaje, por su simpatía y dotes particulares, pero siempre recibirá la cachetada de la señora con ruleros, con su manito que lo único que sabe hacer además de pegar, son los dos deditos, para identificarse ante las masas, y don barriga el personaje que podríamos figurar como el FMI, QUE NUNCA COBRA LA DEUDA. Y el que siempre habla, habla, y habla, muy cortés, pero nunca arregla nada, es el ministro que corteja a la dama, siempre con flores en las manos, y dispuesto a compartir un cafecito, pero propuestas? no, propuestas no hay, no lo contrataron para ello. Desde hace dos años atrás, su labor era arreglar con el FMI primero, y solo hizo un mal arreglo con los bonistas, de Morón lo llaman, dejó para lo último lo más importante, hablaban para antes de fin de año, pero comentaristas hablan como muy pronto en marzo 2022. En fin, es la comedia argentina, diferentes actores, pero los personajes son los mismos. Y los que viven de subsidios, y planes, acuden para el aplauso, debe de ser un poco tedioso, pero cobran, y no laburan. Se llama sistema K de empobrecimiento y sometimiento, a fin de conseguir cada día más ignorantes que apoyen sus recetas personales. Según el economista Adorni, Alberso consiguió en sus 2 años de desgobierno, 4.000 nuevos pobres y 2000 nuevos indigentes por día. Lo peor es que faltan 2 años más.
ALFANO Y BOBELLI apostaron y siguen apostando por éstos IMPRESENTABLES que gobiernan.