Se confirmó: la multinacional Nu Skin, conocida por su modelo comercial multinivel, se aprovechó de la necesidad económica de muchas personas durante la pandemia para viralizarse, reclutando famosos para vender productos cosméticos. La empresa, cuyas trapisondas reveló Tribuna de Periodistas en 2015, fue denunciada por promoción engañosa, luego de que se conocieran los reclamos de distribuidores defraudados.
Promesas de salvación económica, un sistema de captación sectario, productos milagrosos de validez cuestionable a precios desorbitantes. Son modelos de negocios que, enmascarados en una red de venta minorista, generan sus ganancias a través del engaño y de incorporar nuevos distribuidores, que se transforman en la verdadera fuente de ingresos.
El fenómeno no es nuevo, pero se transformó en escándalo en Argentina por la combinación de cuarentena, redes sociales y fama. Con la población encerrada, hiperconectada y enfrentada a una crisis económica sin precedentes, aumentaron exponencialmente las publicaciones virtuales de celebridades promocionando productos de Nu Skin. También sus ganancias a costa de la carencia.
"En este contexto de aislamiento mucha gente a mi alrededor empezó a promocionar o invitarme a que me sume a la empresa. Estas personas tenían un nexo en común que es que se quedaron sin su fuente de trabajo por la pandemia", contó Martina Garbarz, periodista que investigó desde adentro y expuso el funcionamiento piramidal y embustero del sistema en el sitio independiente de noticias El cohete a la luna.
Nu Skin utiliza un modelo comercial conocido como marketing multinivel. Cada distribuidor vende productos directamente a clientes potenciales, pero el verdadero negocio está en reclutar y capacitar nuevos distribuidores para recibir un porcentaje de sus comisiones. La empresa les paga con el margen de ganancia de los productos que venden personalmente, así como un bono de rendimiento basado en las ventas de los distribuidores que han reclutado.
"Cada usuario o 'líder', como dicen ellos usando un eufemismo, tiene un sistema de puntos; si sumás más puntos ascendés [y cobrás porcentajes mayores] y si no te quedás en la base de la pirámide. Por un lado, te dicen 'vendé productos', que es lo que uno cree que va a hacer cuando ingresa, pero rápidamente te das cuenta de que para crecer tenés que reclutar personas para pasar a un nivel más alto. Siempre los que quedan en la base pierden dinero", explicó Garbarz.
La empresa de origen estadounidense, que desembarcó en Argentina en 2011 y comenzó su expansión primero en las provincias del interior, reportó que multiplicó por cinco sus ventas y que más de 20.000 clientes compraron sus productos localmente.
Sus clientes son generalmente nuevos reclutas porque siempre hay un límite en la capacidad de vender de forma minorista sin una estructura de locales a la calle o sin tomarse el trabajo de vender puerta a puerta a desconocidos. Su estructura funciona a partir de una red de distribuidores autónomos, no empleados, que está siempre en expansión.
Fabricantes de mentiras
Todo comienza como una invitación amistosa. Puede ser un amigo, un familiar, un conocido, que te ofrece una oportunidad única. Las capacitaciones (antes de la cuarentena) se realizan en auditorios, donde las promesas de salvación e independencia económica y los testimonios de éxito asegurado embelesan el oído con el lenguaje propio del coaching ontológico o entrenamiento ejecutivo; motivacionales y vendedores de fantasías.
"Las capacitaciones tienen nombres como 'Aprender a emprender' o 'Mentoría para el liderazgo'. Tienen un lenguaje empresarial, que le hace creer a la gente que forma parte de algo muy serio, enfocado en lo económico. No hay cuota de ingreso, pero en seguida te piden que compres un producto o un kit de muchos, para acceder a un mayor descuento, que son los que vas a vender", dijo Garbarz.
Si bien la empresa ya no exige una cuota de ingreso (sí lo hacían hace unos años), los productos que el distribuidor va a intentar vender primero se los tiene que comprar a la empresa, no se ceden a consignación y no hay posibilidad de devoluciones. Si no los vende, pierde dinero. Si no recluta para vender el stock de productos acumulados, tampoco.
El producto estrella, que es el que se volvió viral por la promoción de las famosas, es una máquina de limpieza facial, que tiene un costo superior a los 20.000 pesos (300 dólares, aproximadamente) y un kit completo, que incluye cremas, cuesta 76.000 pesos (un estimado de 1.100 dólares).
La investigación de Garbarz demostró que los mismos productos pueden ser adquiridos en tiendas alternativas por precios 20 veces menores a los que la empresa les cobra a sus distribuidores. Los trabajadores de Nu Skin son sus clientes. Obligados a vender para no perder dinero, los estafados se transforman en estafadores. Es solo una cuestión de tiempo.
"En algún momento esa pirámide se agota. La gente que está en la base deja de tener otros a quién reclutar y deja de tener plata para invertir en productos. Es una cadena de mentiras, es un negocio engañoso y la gente se endeuda y quiebra. Tiene una lógica predatoria", advirtió la periodista.
Exposición sin condena
La Secretaría de Comercio Interior, dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo nacional, imputó el 21 de mayo del 2020 a Nu Skin Argentina por brindar información falsa y engañosa para la promoción y venta de sus productos.
Toda corporación tiene una estructura piramidal, sobre la base de una jerarquía: un jefe, varios subordinados. Pero estos esquemas piramidales a los que apuntan las denuncias son acusados de estafa ya que, a diferencia de una empresa, donde un empleado puede subir de escalafón a un puesto superior, en este tipo de sistemas lo que se crean son niveles inferiores ilimitados para sostener las ganancias de los de arriba, que eventualmente se saturan y los que pierden son los de abajo, que ya se endeudaron.
La maquinaria es transparente
En 2015, la empresa reportó en EEUU que el 93 % de sus distribuidores no generaron comisiones en un mes típico. En 2018, 81 % de los vendedores recibieron ganancias anuales equivalentes a cero, mientras que el 66 % de los ingresos fue destinado a los sueldos directivos.
En Argentina, el escándalo incluyó a personalidades de la farándula, que rápidamente salieron a defenderse, y muchos con razón: no son necesariamente culpables de ignorar el trasfondo. Lo que parecieran no comprender quienes siguen defendiendo a la empresa y al negocio que su exposición les permitió montar, es que están transformándose en cómplices de la ruina eventual de otros.
"Las celebridades no ingresan a la pirámide por las bases sino por la mitad, con una ganancia asegurada porque tienen muchos seguidores, que son posibles oportunidades de reclutamiento, además de alguna comisión publicitaria que pudieran recibir. Además, hay un rasgo común que es la vergüenza de sentirse humillados por haber caído en la estafa y miedo a las amenazas de la empresa y en las redes", matizó Garbarz.
Las denuncias sobre el accionar desleal de Nu Skin no son una novedad y no se limitan a Argentina. Ya en 1992, la empresa, creada en 1984 en EEUU, fue acusada de realizar publicidad engañosa e inflar las ganancias de sus distribuidores. En 1994 y 1997, la compañía tuvo que pagar un total de 2,5 millones de dólares a la Comisión Federal de Comercio (FTC) estadounidense para resolver las acusaciones de anuncios tramposos.
Las denuncias de funcionar como "esquema piramidal ilegal" estallaron en China en 2014. El Gobierno del gigante asiático inició una investigación que llevó a la empresa a tener que pagar 47 millones de dólares en 2016 para resolver una demanda colectiva. Hoy, Nu Skin está presente en 54 países y genera ganancias por más 2.680 millones de dólares anuales.
Nu Skin no es la única empresa en operar con un sistema de este estilo, con millones de clientes en todo el mundo, ganancias multimillonarias y sistemas de cooptación a modo de secta, donde se ingresa buscando una salida rápida para ganar dinero fácil, pero terminan atrapados, endeudados y avergonzados. Otras corporaciones multinivel señaladas son gigantes como Herbalife, Amway, Avon, Mary Kay o Natura.
Hace décadas que existen estos curros