Frente al decreto del Ejecutivo Nacional 900/2021 estableciendo reducción de regalías solicitadas por las permisionarias de la explotación del área CAN_100, (a la altura de Mar del Plata) a las empresas YPF S.A., Equinor Argentina BV sucursa Argentina y Shell Argentina S.A., sobre acuerdos existentes de gobiernos anteriores, se empezaron a generar alzamiento de voces que confrontan los recursos naturales y la pobreza en nuestro país bajo el argumento de explosión ambiental que atacará la vida e intereses de los argentinos, en especial en el caso que nos ocupa, a los marplatenses.
Es una manipulación interesada lo que se dice, seguramente en forma ingenua por algunos portavoces, y decididamente no en otros que responden a intereses concretos. Tenemos una extensión marítima donde hay recursos incalculables y hay que explotarlos cuidando el medio ambiente como premisa central.
Recursos que pueden dar respuesta a la pobreza y marginalidad que azota a nuestro pueblo, sin necesidad de hipotecar el futuro de las generaciones vendieras, sino todo lo contrario, dejándoles un país amigable con el medio ambiente con una clara postura de defensa del techo de la casa común, es decir la madre Tierra.
La exploración hidrocarburífera que está concesionada, es el primer paso que luego continuará con la explotación, de ser positiva la búsqueda, y ésta se hará a más de 300 kilómetros de la costa de Mar del Plata, es decir que de la costa no se verá nada.
Es claro que esta concesión está o deberá estar enmarcada dentro de un plan general de energía a mediano y largo plazo.
Los grupos ecologistas o verdes, son importantes para abrir los ojos de los ciudadanos y generar agenda pública, pero se convierten en un gran problema cuando se transforman en “eco terroristas” por ser intransigentes al diálogo, a las evidencias científicas y a la búsqueda de consensos.
Cuando desde la ecología pretenden con argumentos no comprobables o caprichosos infundir terror a la sociedad, logrando que los recursos no se exploten y que grandes mayorías se sumerjan en la pobreza y marginación perdiendo sus futuros de vidas, pierden el sentido de ser movimientos cívicos que luchan por el cuidado del ambiente buscando un modelo de sociedad donde las personas puedan vivir en plena comunicación con la naturaleza y los demás seres humanos, para ser funcionales a políticas de centros de poder hegemónicos que se encargan de depredar los recursos del planeta logrando pingues ganancias.
¿Quiénes son los que más impulsan e invierten en movimientos ecologistas en el mundo? Los ingleses, holandeses, etc., precisamente quienes nos están depredando en el mundo los recursos originarios naturales, en particular en nuestro atlántico Sud occidental en la zona de Malvinas, pero sobre ello guardan silencio. No vemos movimientos ecológicos en el mundo, y menos en Argentina que repudien y lleven adelante acciones contra el desarrollo de la explotación petrolera británica offshore Tullow Oil en la cuenca de Malvinas Oeste iniciada en 2010.
Tampoco, siendo la plataforma continental de Malvinas (200 millas) un área declarada “Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur” (ZPCAS) aprobada por resolución 41/11 del 27 de octubre de 1986 en Naciones Unidas con la participación de todos los Estados con Zonas Económicas Exclusivas en el Atlántico Sur, hemos visto dedo alguno acusador que se levante ante el avance del Reino Unido incrementando su armamento en las islas usurpadas para servir de logística a la depredación ictícola y nuclearizar una zona estratégica geopolítica, sumado a la construcción de un puerto en Georgias del Sur y el anuncio de hacer otro en Malvinas. Pero claro cuando los argentinos queremos explotar nuestros recursos el mundo se viene abajo.
Hay que abrir los ojos y no dejarse llevar por slogans ni tremendismos, sino que, como dije antes, teniendo como premisa el cuidado del medio ambiente explotar nuestros recursos para beneficio de nuestra gente.
Brasil, nuestro hermano y socio latinoamericano, hábilmente hace unos años inició una fuerte carrera de extracción de los recursos hidrocarburiferos. Ciudades como Río de Janeiro, Buzios, etc., tienen sus costas con torres de Petrobras (empresa estatal brasilera), incluso con plataformas que son de las más grandes del mundo, generando en este último año inversiones por más de 44 mil millones de dólares para construcción de plataformas petroleras. No hemos visto ningún turista que haya dejado de querer viajar a Brasil. No se afectó el turismo y aún menos el medio ambiente.
Sepamos ser equilibrados, explotando nuestros recursos, pero cuidando el medio ambiente. No seamos funcionales con quienes sólo quieren depredarnos y dejarnos en la miseria. Discutamos y busquemos consensos en el cuidado del medio ambiente, acciones posibles de exploración y explotación de recursos, regalías que deben quedar en el país, entre otros ítems. Argentina debe cambiar su visión estratégica y el mar es el oro de los tiempos que vienen.
Hay que aprovechar las décadas que quedan de uso de combustibles fósiles frente a la reducción mundial por el calentamiento global y el reemplazo por energías renovables, en los cuales también tenemos oportunidad de tener liderazgo.
Por otro lado, Argentina tiene que llevar adelante una planificación indispensable del conocimiento y recursos del lecho marino, el fondo del mar y la extensión marítima con sus riquezas como visión estratégica de defensa y desarrollo. Es un área donde incluso las nuevas visiones militares de los países desarrollados la contemplan. La conquista del fondo del mar es prioritaria, incluso más que la conquista del espacio.
El mar es el cambio que la Argentina busca y reclama, no asustemos a nuestro pueblo y no renunciemos al progreso de la mano del cuidado de la Madre Tierra.