La severa crisis energética, en la cual se encuentra complicada la Unión Europea, tiene varias lecturas posibles, varias de ellas correctas, pues es un fenómeno multicausal, que como tal puede ser abordado desde diversos ángulos.
La vieja y pequeña Europa, el menor de los continentes o la prolongación peninsular de la gigantesca masa de Eurasia, es relativamente pobre en recursos naturales. En el largo período de formación y consolidación imperial, entre los siglos XVI y XIX, buena parte de sus necesidades fueron “aportadas” (en muchos casos saqueadas) de casi todo el “resto” del mundo.
Tan fuerte fue la influencia europea, que en el siglo XX provocaron las dos gigantescas masacres colectivas, que fueron las guerras mundiales, arrastrando a las mismas a casi todo el mundo. Pero este ya es otro tema.
Casi todos los países de Europa son acentuadamente deficitarios en sus abastecimientos de Energía (en todas sus formas), en especial el variopinto bloque de la Unión Europea. Por el contrario, la Federación Rusa es fuertemente exportadora de hidrocarburos, buena parte de los cuales se obtienen de sus cuantiosos yacimientos ubicados en sus vastas extensiones asiáticas.
Mientras el petróleo y el gas fueron muy baratos y los países grandes productores estaban en una posición neutra o incluso sumisa, la provisión de energía no era mayor problema para la vieja Europa, ahíta de riqueza y poderío. Pero desde hace medio siglo, con la primera gran crisis mundial del petróleo, el contexto energético mundial comenzó a cambiar, bruscamente.
El petróleo dejó de ser un insumo estratégico muy barato, y sus productores jugaron la carta de la soberanía. Las reacciones de las potencias industriales fueron rápidas, buscando alternativas o paliar las necesidades con mayor eficiencia en el consumo. Además, que mediante mecanismos financieros buscaron transferir los costos del petróleo caro, a otros países.
EEUU, el gran consumidor y derrochador serial de hidrocarburos, tomó varias medidas, entre ellas aumentar sus reservas estratégicas, comprando enormes cantidades de crudo a México, almacenándolas en oquedades de terrenos salinos u otras estructuras geológicas aptas para ese fin. Además, desarrolló una serie de acciones, para buscar mantener bajo su influencia geopolítica a grandes productores, como los Emiratos Árabes (algunos de ellos con nuevas exploraciones geológicas que los posicionaron como exportadores de crudo y gas), Arabia Saudita, Irán, Iraq, Venezuela y Nigeria, entre otros.
Para la generación eléctrica, teniendo construidas prácticamente todas las hidroeléctricas posibles, EEUU dio fuerte impulso a las usinas nucleares. Y dentro del derroche generalizado de su realidad socio económica, buscó algunas alternativas de economía, como producir e importar automotores de menores consumos. Europa tampoco pudo recurrir a nuevas usinas hidroeléctricas, también por tenerlas casi todas ya construidas.
Algunos de sus países, como Francia, y en medida algo menor Alemania y casi todos los del Sector Occidental, se volcaron a las usinas nucleares, buscando a la vez eficientizar sus consumos.
Noruega y Gran Bretaña se abocaron a explotar los grandes yacimientos del Mar Del Norte (Atlántico Norte), mejorando tecnologías para alta mar y grandes profundidades. Actualmente esos yacimientos estarían mostrando signos de agotamiento. Seguramente por eso los poderes británicos planifican el saqueo de las reservas en torno a las usurpadas Islas Malvinas, de Argentina.
Al paso de los años, surgieron nuevas ideas y nuevos prejuicios, montados por las muy activas y muy bien financiadas ONGs ecologistas, que pasaron a ser un nuevo instrumento de presión, al servicio de las dos megas potencias anglosajonas y del Bloque Atlantista. Las fuertes campañas montadas por esas ONGs, en lo energético se basaron en rechazos dogmáticos y viscerales, contra las energías hidro y nuclear; así como la promoción a ultranza de las falsamente llamadas “energías limpias” eólica y solar.
Esas campañas, nada inocentes, por cierto, funcionando como aceitado mecanismo de promoción a ultranza de las “energías renovables”, o “energías limpias” (eólicas y solares), facilitaron las instalaciones masivas y al como sea, de muchos de esos equipos, sin importar en absoluto sus costos reales por kWh (mucho más caros que las centrales convencionales térmicas, hidros y nucleares).
Las instalaciones eólicas y solares adolecen de cortas vidas útiles (en comparación con otras usinas), con muchos costos ambientales semi encubiertos, y omitiendo por completo que se trata de generadoras de energía intermitentes, por lo cual son energías de muy baja calidad, completamente inútiles como generadoras de base de ningún sistema…salvo que se apele a utilizar baterías, lo cual encarece esas energías aún más y es pésimo desde lo ambiental (las baterías son altamente contaminantes).
Pese a las conocidas (pero bien ocultadas por sus promotores) limitaciones técnicas de eólicas y solares, se instalan en casi todo el mundo, pues los incrementos de la demanda obligan a apelar a todas las fuentes de energía disponible. Pero su rol lógico dentro de cada matriz eléctrica, es solamente complementario, por no ser aptas como bases de ningún sistema interconectado, siendo recomendable que no sean porcentualmente preponderantes; en el orden de hasta el 20 % de la generación total, o excepcionalmente no más del 25 %. Pero los militantes del ultraecologismo, alentados por ONGs y por publicaciones “especializadas” promotoras de eólicas y solares, y denostadoras de hidros y nucleares, no entienden de limitaciones técnicas, promoviendo inserciones patológicamente preponderantes de eólicas y solares, en las respectivas matrices eléctricas de sus países.
En tales casos, no solo se encarecen mucho los costos reales de la electricidad, sino que se les quita seguridad y previsibilidad operativa a los sistemas eléctricos. Ese esquema irracional, parece diseñado por los poderes neocoloniales, afines al núcleo Atlantista, a la medida del mundo subdesarrollado, precisamente para impedir que salgamos del subdesarrollo, con sistemas eléctricos no confiables e incluso desquiciados.
Pero esos discursos ultra ecologistas en lo energético, también prendieron en Europa, principalmente en Alemania y España, países que paralizaron sus planes de generación nuclear, para reemplazarlo por las (supuestamente) “limpias” energías eólica y solar. Además de erosionar la necesaria previsibilidad del suministro eléctrico, eso encareció mucho los costos de generación.
Pero como las “renovables amputadas” (pues “amputaron” del concepto de “renovables” a las hidros) eólicas y solares, son intermitentes, son inútiles para reemplazar a las canceladas muy eficientes y económicas usinas nucleares.
Ante esos faltantes de Energía de Base, Alemania y España tuvieron que apelar, casi de emergencia, a sustituirlas con masivas y crecientes importaciones de gas natural, además de importar electricidad de sus socios comunitarios, como Francia, y en el caso germano, a utilizar ingentes cantidades de carbón polaco y de EEUU. En conclusión, toda la Unión Europea, y en particular Alemania, dependen en gran y creciente medida de las masivas importaciones de gas ruso; y de Argelia en el caso de España.
Pero como EEUU, en la pugna geopolítica y guerra económica contra Rusia, presiona a sus potencias subordinadas de la UE para que disminuyan sus masivas compras de gas ruso, buscando que lo sustituyan por gas de reservorios no convencionales de EEUU. Previsiblemente, el gas de EEUU debería ser transportado en buques metaneros, con una logística más complicada y mucho más costosa que el gas ruso transportado por los varios megas gasoductos a casi toda Europa.
Algunos gasoductos, como grandes obras de ingeniería, discurren por el gélido Mar Báltico llegando directamente al gigante económico germano. El último de ellos, no se pone en funcionamiento por las fuertes presiones de EEUU oponiéndose ante el dubitativo gobierno germano. Ese complejo cuadro de situación en el abastecimiento de gas a Europa, provocó sensibles fluctuaciones al alza de los precios del insumo energético.
Agravando el contexto energético europeo, trascendió que hubo una sensible disminución en la ventosidad, lo cual afectó la generación eólica. En síntesis, Europa padece las severas consecuencias de haber apostado desmesuradamente a energías intermitentes y costosas, como son las eólicas y solares. Preocupante resulta que, a los íberos americanos, nos presionan fuertemente para que adoptemos la misma senda de ineficiencia y altos costos de la energía, de eólicas y solares, en la cual nos embretan con el Acuerdo de París, COP 21.
Nos quieren obligar a severas pautas supuestamente conservacionistas, pese a la irrelevancia a nivel mundial de nuestros índices de contaminaciones; mientras que grandes contaminadores mundiales, como EEUU, China y Australia, siguen quemando carbón en volúmenes enormes.
El cuidado del medio ambiente parece ser la nueva excusa del Poder Atlantista para mantenernos en el subdesarrollo permanente, en cuyo contexto se producen los más aberrantes cuadros de contaminaciones y de degradaciones humanas. Pero de eso poco y nada se habla, y menos aún se acciona.
el acuerdo de París será el fin de Europa Se van a autodestruir. Pierden el abastecimiento asegurado de energía
La verdad, creo que todo lo que uno opina está estrechamente relacionado por dónde uno se para a mirar la escena, por así decirlo. Me interesaría saber cuál es la postura ideológica del Sr. Ortíz. Porque habla tanto de opresión, de manipulación, poder, soberanía, etc. conceptos que no son casuales. Y yo he aprendido que en este mundo nadie es independiente. Somos interdependientes. Yo dudo mucho que Europa se vaya a autodestruir............ Lamento pero disiento con esa postura.
Soy ingeniero electricista, dedicado fundamentalmente al área de transmisión de la energía eléctrica. Desde que se comenzó a insistir en el uso generalizado de las generaciones solar y eólica, tengo esa conciencia de que ambas son energías que ni siquiera son de punta, sino de reemplazo de cierta cantidad de potencia en la generación hidráulica y térmica, en tanto y en cuanto tengamos sol y viento. Hace uno pocos años, antes de la pandemia, se estuvo informando que, varios países de Europa, volcados a la generación eólica, estaban por dejar permanentemente la generación térmica (especialmente nuclear). Mi idea respecto a esto es que, siendo que Europa tiene una red de transmisión muy fuerte, ciertos países que mantuvieran su generación térmica iban a ser los aportantes a la desidia de otros.