Se suele decir que la tarea periodística
es la de informar a la opinión pública, acerca de los hechos y/o acontecimientos
que suceden en la realidad en la cual vivimos, lo cual conlleva una gran
responsabilidad por parte del profesional, un compromiso ético y moral.
Por ello, aunque sea una mera ilusión...o mejor dicho un
deseo, el periodista debe tratar de ser lo más objetivo que pueda (ya que la
objetividad en el ser humano esta condicionada a su formación y a su entorno),
pero lo que si es condición sine qua non, es que lo que transmita al
público sea la verdad, que el hecho informado sea veraz, real.
Debemos entonces dejar en claro que entendemos por
objetividad y por veracidad.
En manuales de periodismo, podemos encontrar que la
objetividad es una cualidad, la de reflejar los hechos tal cual son, sin
aditamentos ni opiniones personales. Una definición más cruda la encontramos en
el manual de estilo de la agencia (France Press), que dice: Sea usted
objetivo. No opine. No juzgue. Proporcione información.
Nos falta definir entonces qué es veracidad: en nuestra
labor, es la confirmación que debe tener el hecho que vamos a informar.
Una vez definido estos conceptos volvemos al núcleo del eje
temático que es la labor periodística.
En la actualidad, hay sendos ejemplos de periodistas que
cumplen realmente con su labor, que buscan la verdad, que descubren el manto de
oscuridad sobre la realidad, ya que por intereses económicos o por la
corrupción, se tratan de tapar de ocultar.
Pareciera que es más fácil y cada vez más conocida la mala
conducta; que posee hasta características delictivas la que yo denomino “la anti
– labor” (el invento de noticias, la prensa amarilla, el plagio etc). Un ejemplo
de ello, el de Stephen Glass, editor asociado de la Revista The New Republic,
el cual inventaba notas. (1998). Un antecedente, a ello fue el de Janet Cook, de
The Washinton Post, a la cual se le entregó el premio Pulitzer y luego sé
comprobó que la nota que realizó era inventada.(1981). También hay ejemplos en
la Argentina, podemos citar al periodista Mario Diament, director del diario
El Cronista Comercial, y ante quien se presentó un supuesto indio mapuche
llamado Nahuel Maciel, quien supuestamente había entrevistado a Gabriel García
Márquez, más tarde sé comprobó que la nota era un invento total. También hay
casos que no se dan a conocer, de alumnos en las facultades de periodismo que
caen en la sencilla "copia" o "plagio" de sus trabajos, debido al mal uso de Internet, creyendo que con un simple
"copiar y pegar" pueden zafar de un trabajo
pedido por el profesor y sin embargo pierden la moral y oportunidad de aprender;
sin tener en cuenta que se perjudican así mismos como a sus compañeros.
Por ello el desafío para los formadores de periodistas, los
actuales periodistas y los futuros, consistirá en mantener alto los valores
éticos y morales, aunque la necesidad nos apremie. Debemos lograr el merecido éxito en
nuestra profesión, pero a través de nosotros y no de los otros siendo fieles y
leales a nuestras convicciones, para lograr enaltecerla .
Ariel Bermúdez
arielreporter@hotmail.com
Especial para Tribuna de Periodistas