El INDEC finalmente ha dado a conocer el dato de inflación de junio: 5,3% fue lo que se incrementaron los precios en promedio durante el sexto mes del año. La inflación que se ha acumulado durante los últimos 12 meses ha sido 64% y la suba de precios en lo que va de este año 2022 alcanzó el 36,2%. Todo un escenario que no se veía desde 1991. Más aún, en estos primeros seis meses del año se ha logrado tener una inflación más elevada que la que sufrimos durante todo el año 2020. La aceleración inflacionaria parece estar absolutamente fuera de control.
La imagen más clara de la República Argentina resulta finalmente ser que los datos recientemente conocidos en materia inflacionaria resultan ya antiguos. La inflación de junio ya no representa lo que hoy está ocurriendo en el país. Apenas dos semanas se necesitaron para que la situación en materia de precios cambie de manera radical: cambió el titular del Ministerio de Economía, los dólares financieros tocaron sus valores máximos y la inflación parece haberse terminado de descontrolar, en un país que aún intenta sobrevivir sin un plan económico claro y con una dirigencia política sin ningún tipo de credibilidad.
El Gobierno jamás estuvo acertado en el diagnóstico de la situación. Nunca entendió las razones de la debacle económica. Si bien el mundo entendió las causas de la inflación hace algo así como medio siglo, el Gobierno sigue insistiendo en viejas razones: los especuladores “inescrupulosos” y la guerra entre Rusia y Ucrania son los culpables de todo lo que nos pasa. Si bien se han dedicado a emitir billones y billones de pesos de manera descontrolada (aduciendo que “la emisión monetaria no genera inflación”), parece que no lo ven como una posible causa inflacionaria mientras siguen sin entender algo muy elemental: a mayor cantidad de pesos, menos será su valor con el correr del tiempo. La moneda hoy tiene como respaldo la economía y la política y en la Argentina ninguna de las dos cuestiones son de fiar.
La disparada en las cotizaciones en los diferentes tipos de cambio (al menos el valor de los dólares financieros y del dólar “blue”) parece tampoco ser algo en lo que el oficialismo se sienta responsable. La propia Gabriela Cerruti acusó a los medios de comunicación de ser cómplices al publicar permanentemente la cotización de un dólar ilegal (como lo es el “blue”). Parece que la encargada de expresar la voz presidencial olvida que los dólares financieros (que son absolutamente legales) oscilan entre los 290 y los 300 pesos. En la gestión de Alberto Fernández el valor del dólar oficial se duplicó y el de los dólares financieros se ha multiplicado por cuatro. Parece sin embargo que nadie del Gobierno tuvo nada que ver con esto.
También se han olvidado del valor al que hoy cotizan los bonos argentinos. Seguramente no sea parte de sus desvelos olvidando que la caída en sus cotizaciones no significan otra cosa que no sea un nivel de desconfianza absoluto. Lo que ha sorprendido más ha sido una de las últimas declaraciones de la portavoz de la Nación: el mercado del dólar informal es de “3 millones de dólares diarios”. Debería en tal caso saber cómo obtuvo esa información entendiendo que el mercado del dólar “blue” es precisamente un mercado ilegal.
La desconexión con la realidad es total. Incluso en las últimas horas la propia Gabriela Cerruti ha negado que en el país exista un cepo cambiario o dificultades para importar. Todo resulta delirante.
Mientras prevalezca el relato sobre la realidad y no se logren entender las verdaderas causas de la debacle, la Argentina será un país que siempre estará al borde de colapsar definitivamente.