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Una traición, un "peaje" de 150 mil dólares y 2.223 kilos de cocaína en juego, la trama secreta del mayor golpe de la DEA en Rosario

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Una trama de película
Una trama de película

A finales de marzo, César Luis Maidana estaba realmente confiado: una organización de colombianos, bosnios y búlgaros lo había convocado de urgencia porque necesitaba una «llave» para entrar al puerto de Zárate y él, que decía tenerla, estaba a punto de cumplirles. Después de un par de llamados, entonces, se presentó en el puesto de resguardo de la Terminal Zárate, sobre camino de la Costa Brava y las vías. Sus dos «contactos» lo hicieron pasar a una oficina apartada y después de charlar unos minutos de cosas intrascendentes, Maidana rompió el hielo: según pudo reconstruir Encripdatapuso los 150 mil dólares que le pedían para poder contaminar un container. A las pocas horas, los 165 kilos de cocaína ya estaba adentro.

 

Al día siguiente, sin embargo, por orden del juez federal de Campana Adrián González Charvay, los policías federales de la Hidrovía del Paraná arrestaron a nueve personas, entre ellos al bosnio Bozidar Ratkovic, de 56 años, al búlgaro Dragan Rangelov, de 44, a la colombiana Mónica Liliana Gutiérrez Valencia, de 43, y al propio Maidana.

 

Maidana había caído muy fácil en la trampa: sus «contactos» eran agentes encubiertos.

La operación fue todo un éxito: el pago de los 150 mil dólares quedó grabado, como demuestra la foto de Encripdata, y la cocaína fue una «entrega controlada» en Tenerife, Islas Canarias, España.

El magistrado comenzó la investigación contra la organización narcocriminal en mayo del 2021 a partir de un dato aportado por un informante y, tras el pago del «peaje», activó las detenciones porque sabía que Ratkovic se iría a Bolivia a esperar que todo saliera bien. Cuando allanaron la casa de Maidana en el Boca Ratón Country Club, Pilar, los policías secuestraron 150 mil dólares más en una caja fuerte.

Esa plata era para el siguiente «peaje»: querían subir 400 kilos más en mayo en el Grande Buenos Aires, uno de los buques de Grimaldi, pero el golpe en el buque Grande Francia, de la misma naviera, y el arresto del bosnio para evitar que cruzara la frontera y la demora que hubiera implicado el proceso de extradición desde Bolivia, hicieron que todo quedara en la nada.

Si esos 400 kilos quedaron en algún rincón de Buenos Aires, solo sus dueños lo saben.

Como sea, después de la caída de Ratkovic y Rangelov, el juez González Charvay fue por José Damián Sofía, alias «Tano», de 57, con más de 20 años dando vueltas en expedientes judiciales con suerte diversa. En una de las últimas, como reveló Encripdatalo acusaron de amenazar de muerte a la jueza federal Sandra Arroyo Salgado. Por ese delito, próximamente deberá sentarse en el banquillo ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de San Martín.

Pero eso fue el 3 de abril de 2018.

Y mientras la Justicia se toma su tiempo para investigar, las cosas avanzan.

Entonces, Sofía recuperó la libertad y se sumó a la organización al menos hasta principios de este año: según la versión oficial, el «Tano» era el encargado de hacer el entre en la terminal de Zárate, pero el bosnio y el búlgaro lo bajaron de la movida porque no confiaban en él y de urgencia, la colombiana trajo a Maidana. La versión extraoficial, la que viaja velozmente en el bajo mundo del crimen organizado, es sustancialmente diferente, con una traición y promesa de venganza de por medio, pero con los mismos jugadores.

Fuera como fuera la cosa entre Sofía y Mónica, lo seguro fue que, con información de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), el magistrado sospechó que el «Tano», como había quedado fuera del plan del bosnio y el búlgaro, tramó una movida aún más grande, tal vez para demostrar quién era el que mandaba de verdad. Y para eso, en los últimos meses viajó varias veces a Empalme Graneros, Rosario.

Como bien destacó el periodista Germán de los Santos en Aire de Santa Fe, las bandas enfrentadas por el territorio cometieron en ese barrio 42 de los 163 crímenes registrados en todo Rosario hasta el 21 de agosto. Más sencillo: el 25% de los homicidios dolosos. Ahí, la banda de Sofía tenía «enfriados» 1658 kilos de cocaína en la calle Génova 2400.

Es más: ya tenía pactado pagar con 50 kilos la «custodia» del cargamento. Ese dato podría haber despertado la tentación de otros, pero ningún clan, esos de los que primero abren fuego y después preguntan, se atrevió a meterse en ese galpón que escondía el tesoro de 8,3 millones de dólares -a razón de 5 mil dólares por kilo- y que «coronado» en Europa habría volado a 49,7 millones de euros en el mercado mayorista, más allá de que la versión oficial indicaba que el cargamento tenía destino Dubai para llegar justo al Mundial de Qatar.

Entre el 25 y 26 de agosto, finalmente, los investigadores activaron: el «Tano» cayó en su casa de Haedo y otros 13 en diversos puntos del país. De la investigación contra Sofía participó la DEA de los Estados Unidos (Drug Enforcement Administration). Tal vez por eso decidieron incautar el tesoro, el mayor secuetro de la historia de Santa Fe y el cuarto a nivel nacional, antes de que saliera de Rosario con destino incierto, para mostrar la importancia de la Hidrovía, que conecta muchos intereses de aquel país hasta llegar a la triple frontera y de ahí a las coordenadas más diversas del mundo.

No por nada el embajador de los Estados Unidos Marc Stanley se reunió menos de 48 horas antes con el gobernador de Santa Fe Omar Perotti y también visitó la Bolsa de Comercio de Rosario.

Eso podría ser una casualidad si no fuera porque Estados Unidos gusta del simbolismo. Sin ir más lejos, tres días después de la visita de Andrés Manuel López Obrador a Joe Biden en la Casa Blanca, la Secretaría de Marina (Semar) de México anunció la captura de Rafael Caro Quintero, el «Narco de narcos», acusado del crimen del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena en Guadalajara en 1985 y por el que la agencia ofrecía la mayor recompensa de todas, 20 millones de dólares, hasta aquel 15 de julio cuando se dejó ver en Choix. Sin querer queriendo, la DEA reconoció rápido que gran parte del trabajo en la Sierra Madre de Sinaloa había sido suyo.

Ahora, la DEA también colabora en la primera causa, la de Ratkovic y Rangelov: se comprometió a abrir los iPhones, pero no porque le interese la célula del llamado «cártel de los Balcanes» presente en la Argentina, no, lo que quiere la agencia de las tres letras es lo de siempre: la información y con eso hacer su propio juego.

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. Quizá no lo sepas, en Portugal el gobierno ha decidido obsequiar las drogas a los adictos de manera de conseguir un triple beneficio: Primero terminar con el negocio de los narcotraficantes Segundo proveer productos de calidad controlada Y tercero estar en condiciones de rescatar a los adictos de su vicio a la vez que cuidar su buena salud

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