“No pudiendo cambiar los hombres, se cambian
sin tregua las instituciones.” L. Arréat
Pocas investigaciones periodísticas han tenido la repercusión
que tuvo “Quilmes narcotizado” (1), artículo que también ha generado una
movilización inesperada de algunos funcionarios. Vale aclarar que esta
investigación periodística lleva más de dos años de entrevistar vecinos,
jóvenes, policías, funcionarios judiciales y otros implicados en la trama de una
historia, que a pesar del tiempo, mantiene la estructura intacta. Que quede
claro: en la lucha contra el narcotráfico nada se ha hecho realmente relevante.
Por la cantidad de información y material es imposible
ofrecer un trabajo condensado en una o dos entregas para que el lector pueda
apreciar con detalles algo que los medios al parecer prefieren obviar, pero vale
la pena a quienes les interesa realmente la problemática, ya sea por su función,
por su profesión o por el simple hecho de ser padres, qué ocurre realmente en
Quilmes o bien tomar el caso de Quilmes como un caso testigo, ya que la
problemática es similar en otros partidos o provincias.
Antes de comenzar con esta segunda parte, me es necesario
agradecer todos los testimonios brindados y la confianza de quienes se animaron
a dar la cara. También quiero aprovechar para denunciar los “aprietes” que he
tenido que soportar por parte de algunos involucrados que al parecer se han
sentido “ofendidos”, pero que yo prefiero definir como “descubiertos”, nunca les
tuve miedo, pero sé de lo que son capaces en su incapacidad y es bueno que los
lectores sepan que hay funcionarios que no deberían serlo, porque no tienen
capacidad y porque malgastan nuestros impuestos. Sus familias deberían asimismo
saber qué clase de personas son.
La movida nocturna
Quilmes es uno de los partidos del conurbano que más
actividad nocturna posee. A los clásicos lugares bailables, la afluencia de
jóvenes de menores recursos y los que no dan con el look del lugar han
ido apareciendo “oscuros” paradores. Cuando utilizo la palabra “oscuro” es
porque muchos de estos no suelen reunir los mínimos requisitos para estar
correctamente habilitados, y digo "correctamente" porque, a pesar de ello,
algunos sí están habilitados. Allí, los jóvenes que de alguna forma son
marginados o se automarginan, encuentran una “comodidad” que difícilmente
encuentren en otro lugar, pueden beber hasta el hartazgo, cantar a los gritos
o incluso intercambiar o comprar ciertas sustancias prohibidas. Los baños de
estos lugares (los que lo tienen) son un capítulo aparte.
Encontramos muchos de estos lugares en los alrededores de los
boliches "clásicos" y en la ribera del río. Si bien, como mencioné, la
investigación periodística lleva más de dos años de iniciada, esta situación se
da desde hace más de 20 años, lo que demuestra que jamás existió una real
intención de combatir la droga, por lo menos en Quilmes.
Las modas y la permisividad, influenciados los jóvenes por la
idea de que no hay nada más trasgresor o gratificante que un fin de semana de
descontrol, han hecho que las “ofertas” de diversión “loca” crezcan.
Fiestas de canilla libre, promoción de energizantes,
incitación a la promiscuidad y la complicidad de las autoridades encargadas de
la seguridad (policías, funcionarios municipales, provinciales y nacionales) han
permitido una especie de “vale todo”.
Para que se comprenda, por un lado se crean campañas donde se
gastan miles de pesos de prevención del alcoholismo, de las drogas, de SIDA,
contra la discriminación y otros tanto, pero por otro lado nadie controla
debidamente la venta indiscriminada de bebidas alcohólicas en los boliches y en
los mencionados paradores, pub o como lo quieran llamar. Tampoco se controla la
venta de energizantes, la calidad de los alimentos en donde se venden comidas y
mucho menos la venta de drogas en los mismos.
Es decir, cuando algo ocurre a la vista de todos, con la
impunidad de que se repite sistemáticamente y lleva años así, es porque existe
un apadrinamiento de las autoridades y es un buen negocio.
Quien quiera investigar por cuenta propia y sin riesgos,
que busque en los foros de los bailes y encontrará experiencias de jóvenes que
fueron "apretados" o bien de otros que coimearon a policías para no ser
detenidos con una causa por drogas.
A quien no conozca Quilmes, lo invito a recorrer los lugares
ubicados en la ribera y a ver el estado de los jóvenes que por allí deambulan.
Los de los boliches están algo más “controlados”, pero igualmente se registran
incidentes e intoxicaciones varias.
Al respecto muchos padres entrevistados expresan su
preocupación a la hora en que sus hijos les dicen que salen a bailar o a tomar
algo a Quilmes, especialmente las mujeres son las más vulnerables, ya que el
índice de abusos fue algo que creció paralelamente con los demás excesos. Sólo
un ingenuo puede creer que la forma desenfrenada de beber alcohol de los jóvenes
terminará en una simple borrachera.
Hace dos años ya había investigado una serie de abusos y
violaciones en boliches de la zona y advertía de los riesgos clínicos que esto
podía ocasionar, ya que si bien existe un protocolo médico ante víctimas de
violaciones, en la zona sur fueron muchos los casos en los que no se brindó la
correcta atención a las víctimas. Más allá de esto, la promiscuidad es un alto
riesgo de enfermedades denominadas ETS y las últimas estadísticas han confirmado
la teoría al señalar que más del 50% de los infectados de SIDA en el país
corresponden a la provincia de Buenos Aires.
La protección encubierta
Como ya he mencionado, creer que además de la Justicia ciega
tenemos políticos y policías ciegos es ser demasiado naif. Existe una
clara protección al negocio millonario que involucra a los adictos, porque el
adicto es una persona de consumo y no me refiero solamente al consumo de la
droga, el adicto “derrocha” además de su vida, su dinero, va a un boliche y
trata de “vivir” esa noche a “full” —como suelen decir—, todo exceso es
bienvenido.
Así, las apariencias engañan y mucho, no fueron pocos los
padres que mencionaban “yo estaba tranquilo de que mis hijos fueran a bailar a
ese lugar, porque siempre hay un patrullero en la puerta…”
Más de un joven ha sufrido golpes, robos y vejaciones
frente a estos policías que “custodian” el boliche.
También han sido muchos los policías que han pasado por
la redacción que dirijo contando anécdotas sobre incidentes entre
“personalidades” de las que concurren a los VIP donde, de haberse tratado de
jóvenes comunes, hubieran terminado detenidos y con una causa penal. Estos
mismos efectivos, reconocen que “algo pasa” en muchos de esos lugares pero que
excede lo que ellos pueden hacer: “si la gente denuncia y nadie hace nada, que
voy a hacer yo? ¿quedarme sin laburo? ¿qué le doy de comer a mis hijos?”
Cada tanto y ante lo evidente, surge algún anunciado
procedimiento policial que, inflado y debidamente “maquillado”, parece relevante
y así se le miente a la gente diciéndole que se está combatiendo el
narcotráfico.
En realidad el 98% de los procedimientos realizados son
sobre "narcoadictos", de clase baja y sin estudios, es decir, el Estado va tras
el sujeto enfermo, lo castiga, lo detiene y lo envía donde terminará de madurar
su exclusión social, su resentimiento y saldrá con la única oferta estatal para
él, la reincidencia.
Consultados funcionarios judiciales vinculados a las
causas de narcotráfico, han confirmado con cierto enfado que en las causas donde
se hacen hallazgos importantes generalmente se detiene o bien al chofer o a las
“mulas”, pero nunca se llega a determinar quién es el "autor intelectual" de la
operación.
En ese mismo sentido, en muchas de las causas tanto federales
como provinciales por infracción a la Ley 23.737, se mencionan como elementos
probatorios tareas de inteligencia que demoraron meses, filmaciones, fotos y
averiguaciones que de no ser por gente sin recursos como ya lo mencioné,
difícilmente prosperarían contra otro tipo de imputados. Muchas de estas incluso
comienzan con anónimos y continúan sin una motivación seria o un trabajo
relevante de inteligencia, es decir, se despilfarra dinero del Estado en
investigaciones que terminan dilatándose en la burocracia judicial, con un
detenido que genera gasto y el cual difícilmente termine condenado frente a
semejante mamarracho judicial. Aquí tampoco funcionan los órganos de control de
los funcionarios policiales y judiciales que permiten este tipo de causas.
Mientras, el verdadero narcotraficante continúa tranquilo sus negocios, oculto
en esta especie de "cortina de humo" que la "persecuta" judicial al “perejil”.
Todos sabemos que cuando de estadísticas se trata, para la
policía y la Justicia “todo” viene bien. Así, cualquiera en este bendito país y
más en la provincia de Buenos Aires puede terminar con un proceso judicial y
detenido, la libertad de acción que continúa teniendo la policía provincial y en
especial sus brigadas es alarmante, más allá de los informes y las quejas que
puedan hacer los organismos de derechos humanos esta metodología heredada de la
época de plomo está intacta.
El sembrador
Este informe, como decía al comienzo, despertó un especial
interés en la población de Quilmes y en varios funcionarios, muchos de los
cuales al tomar conocimiento de la investigación quisieron “despegarse” de la
misma. La buena relación del Director Propietario del Multimedios del Cielo
(lugar donde trabajo) con el personal policial, hace que muchos confíen que
mediante la reserva de fuentes —protección que hoy tiene rango constitucional— y
el chequeo de la información, uno pueda brindar la información brindada sin
exponer al informante a represalias.
Desde hace meses, muchos padres en Quilmes se encuentran
movilizados por la lucha contra el “paco” y no han dudado en denunciar la falta
de acción de las autoridades policiales, especialmente la brigada de
narcotráfico de Quilmes. Idas y venidas mediante, algo se ha hecho al respecto.
Pero lo importante es la apreciación que muchos de ellos
tienen de los policías que deberían investigar correctamente. “Se mueven en
autos carísimos, y se los suele ver en lugares donde se sabe que se vende pero
no hacen nada”, aseguran los entrevistados.
A tal punto la investigación periodística debe preocupar a
algunos, que un Teniente Primero de la Brigada de Narcotráfico Quilmes, vaya uno
a saber con que excusas, se dedicó a practicarme escuchas telefónicas,
autorizadas por el Juez Federal de Quilmes el Dr. Luis Armella, un
funcionario judicial al que cuando era fiscal le presenté un cuestionario en su
despacho para una entrevista en la que quería preguntarle si era ético que se
reuniera con un imputado, su abogado y un posible coimputado (Aníbal Fernández,
el Dr. Gustavo Frasquet y Sergio Villordo) en una causa que tramitaba en su
fiscalía, pero que jamás respondió o se comunico conmigo.
Este mismo Teniente Primero, Gustavo Demattei, como él mismo
se me presentó, me dijo textualmente “yo sé todo de vos, te investigué y no
quiero tener problemas con vos, pero fíjate lo que escribís…”
Con esto, en el Juzgado Federal de Quilmes nadie quiso
brindarme información y un empleado sólo me aconsejó algo que a su vez le dijo
el secretario penal: que podía hacer una denuncia penal si quería.
De más está aclarar que las investigaciones por narcotráfico
corresponden a dicho juzgado, el único Federal con jurisdicción en los partidos
de Avellaneda, Berazategui y Florencio Varela. Estos partidos han
experimentado un elevado crecimiento en consumo y tráfico de estupefacientes,
pero también tienen una amplia gama de delitos federales que se cometen casi
en público sin que se investiguen. Jamás me incomodo que me investiguen, si yo
defiendo mi libertad a investigar, consiento lo mismo de quien sea, pero señores
hay mucho trabajo por hacer y no me parece correcto este tipo de prepotencia,
venga de quien venga, sea policía o un funcionario judicial. Ustedes, por si no
lo saben o no lo recuerdan, son funcionarios, es decir, no los nombramos los
ciudadanos, pero están a nuestro servicio.
Descuento que gente con tanta experiencia en el partido de
Quilmes conocen la problemática.
Sabiendo algunos funcionarios policiales que teníamos muchos
testimonios que no los dejaban bien parados, para mi sorpresa, tres efectivos de
la Brigada de Narcotráfico Quilmes, se reunieron con Walter Nicolás Di Nucci,
propietario de Multimedios del Cielo para aclararle que no todos trabajan
mal y conocer hacia dónde apuntaba la investigación periodística, a lo que luego
de una charla con detalles de los testimonios de padres, vecinos, funcionarios
judiciales y algunos damnificados estos le aclararon, “mirá Tano, el problema
con este pibe (Demattei) es que a veces se pasa, nosotros le pusimos
'sembrador', vos sabés por qué. Para nosotros es un problema, una por como
trabaja y otra porque él también es del palo..."
Más allá de este gesto, la verdad es que los dichos no
agregan nada nuevo, es evidente que quien arma una causa judicial tiene el visto
bueno de sus superiores y que esto pasa porque hay una complacencia judicial, es
decir, la estadística del “perejil” le sirve a todos, menos a la población y al
Estado de Derecho.
Hay que recordar que esta misma Brigada policial tiene
pésimos antecedentes, fue intervenida en más de una oportunidad y se ha
procesado a lo largo de su historia a varios de sus miembros, jefes incluidos,
por distintos delitos. Incluso delitos vinculados al narcotráfico, como fue el
caso del año 1996, cuando cuatro oficiales y suboficiales terminaron detenidos
por sus vinculaciones con narcotraficantes, accionar que fuera denunciado en una
cámara oculta de Telenoche Investiga. En esa oportunidad, la justicia no sólo
condenó a los involucrados, entre ellos el subjefe de la brigada (Calzolaio)
sino que quedó en evidencia que este no era el organizador de este "trabajo"
policial, sino que este sólo se ocupó de continuar con el "mal camino" seguido
por otros que lo precedieron.
La CORREPI, el CELS, la Comisión Provincial por la Memoria,
y muchas otras organizaciones de derechos humanos vienen denunciando la
aplicación de esta metodología, no sólo en la provincia de Buenos Aires, y a
pesar de ello las respuestas judiciales han sido escasas e insuficientes: se
siguen llenando las cárceles de inocentes y saturando los juzgados de causas
inútiles.
Conclusión
La anunciada lucha contra el narcotráfico se ha circunscripto
a la persecución de los adictos o bien de los “perejiles” utilizados para el
transporte.
Tan dispar es la Justicia en este punto, que es más que
evidente que mientras un adicto puede estar detenido por ínfimas cantidades,
otros imputados de verdadero narcotráfico, gocen de privilegios judiciales, al
punto de realizar fiestas en Puerto Madero o bien obtener nulidades impensadas
para otros casos.
La igualdad ante la Ley es también este caso una utopía, la
gran mayoría de los detenidos por estos delitos son adictos, enfermos que no
reciben ningún tipo de tratamiento, que son alojados en condiciones inhumanas,
sin que se controle su estado de detención correctamente, con la hipocresía
argentina de que si no veo no sé.
Y ese es el punto de partida, no ver, cuesta creer que todos
estén ciego, tal vez los funcionarios judiciales equivocaron la interpretación
de la imagen que representa la Justicia, y piensen que para ser buenos
funcionarios deben ser ciegos.
Para concluir la investigación la tercera parte será la que
devela la responsabilidad política, esa profesión tan desvirtuada que hoy se
ubica dentro de las más corruptas.
Porque pasa por los políticos la conducción de las policías,
pasa por los políticos la designación y la remoción de los funcionarios
judiciales, pasa por los políticos la legislación en la materia, y pasa por los
políticos el control de los emprendimientos privados orientados al público.
También habría que preguntarles a los políticos porque se dio
marcha atrás en la provincia de Buenos Aires a las rinoscopias y exámenes al
personal policial, es una enorme hipocresía que no evalúe si el efectivo
policial, ese que mismo que debe cuidarnos está en condiciones psicológicas y
físicas para tan importante tarea; y no es un dato menor si recordamos que en el
año 1996 el propio gobernador Eduardo Duhalde debió reconocer que la droga en
las filas policiales era un grave problema, ya que dieron positivas 500
rinoscopías practicadas a policías en actividad.
Tampoco queda muy claro la forma en que se les practica a los
policías los exámenes médicos y psiquiatrícos, ya que en una futura nota,
mencionaremos casos de jóvenes que ingresaron a la institución con graves
problemas de alcohol y adicción.
Y Quilmes señores, tiene una rica e imperdible historia
política vinculada al delito.
Si fuiste víctima de un delito en un boliche, si fuiste
víctima de un abuso policial o te “armaron” una causa o bien estás buscando
salir de las drogas, podés comunicarte al 4216-8484 redacción o bien al
155-751-5784 y brindar tu testimonio bajo reserva de tu identidad.
Si el Estado no asume su responsabilidad, entonces seamos la
voz de su conciencia.
Marcelo Ricardo Hawrylciw
Editor responsable El Sindical
(1) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=3353