En la actualidad, es común que a varias palabras se les den significados que
poco tienen que ver con el original o que incluso expresen lo contrario. Estos
usos se manifiestan a diario y ejercen una tendenciosa y decisiva influencia en
una comunidad de hablantes.
Ejemplos de mayor importancia son los significados asignados a los términos
“derecha” e “izquierda”. Para poder analizarlos y comprenderlos mejor, es
fundamental observar a través de los sucesos que les dieron origen. De esta
manera, se podrá comparar el significado tradicional con el atribuido por los
sectores dominantes que buscan imponer una forma de pensar a través del sistema
del lenguaje.
Cuando
hablamos, escribimos o realizamos cualquier actividad con el fin de
comunicarnos, mediante cualquier medio, lo hacemos con una intención. De manera
conciente, elegimos las palabras que mejor representan la idea a transmitir.
La
comunicación tiene varios fines: uno de ellos es persuadir, o sea, convencer al
otro a creer o hacer algo determinado. Es por eso que el mensaje trae consigo
una carga ideológica mayor o menor según el significado, pero que predispone al
sujeto a percibir algo de una manera prefijada.
En
consecuencia, de acuerdo al contexto en el que se aplique, puede generar ciertos
prejuicios. Por ejemplo, si una persona le comenta a otra: “Juan es de
izquierda”, inmediatamente denota y connota ciertas características de la
persona, por lo tanto, emite un juicio de valor. A su vez, si ésta misma persona
dice que “Pedro tiene pensamientos de derecha”, sucederá casi lo mismo, pero a
diferencia que sus cualidades serán otras.
Vale
citar otro ejemplo con las mismas palabras, pero con un fin muy distinto. “Si
esto no termina saliendo por derecha… habrá que intentar hacerlo por izquierda”.
Un ejemplo muy común en estos días, que evidentemente connota a la palabra
derecha con lo legal y correcto y a la izquierda con lo ilegal e incorrecto.
Por lo
tanto, según el ámbito en que sean utilizadas pueden juzgar a una persona, como
también a una acción. O sea, atribuirle cualidades y calificarla. La diferencia
la marcará el término elegido: derecha o izquierda -que son objeto de análisis
en esta investigación- u otros, como pueden ser: blanco o negro, bueno o malo,
“de River” o “de Boca”, etc. Pero lo que siempre se repite en su significado, es
la carga negativa o positiva que traen consigo de acuerdo al emisor y al
contexto.
A gran
escala, los grupos que ejercen opinión sobre algún tema determinado como
económico, político o social, entre otros, necesitan de palabras que
identifiquen su posición o modo de ver las cosas para poder construir argumentos
sólidos y, en consecuencia, propagar las ideas y persuadir su adopción. Además,
por convención, buscan generar un consenso entre el grupo de personas que se
identifica con los mismos principios y que adaptan los términos a su forma de
ver las cosas.
Lo que
ocurre, es que el grupo dominante, el que está al poder y tiene la influencia de
manejar las herramientas del “lenguaje universal” como lo crea conveniente,
impone significaciones que obedecen a sus intenciones con respecto a sus
creencias y persuasiones/disuasiones, con el resto de la sociedad. De esta
manera el mensaje, o más precisamente las palabras, por coerción se tornan “de
uso cotidiano” más allá de su significado real, para adoptar otros que
representen el pensamiento de un grupo. Y mediante la inducción, su fin es
moldear en el otro una postura determinada.
Entonces
las palabras están ahí, en el aire, pero sus significados traspasan sus mismas
barreras impuestas, para significar y proponer una visión más profunda según el
propósito de quién las emplee y cómo.
La voz oficial
Para empezar, vale tomar como punto de partida, lo que más tenemos a mano: el
diccionario. En la extensión de sus páginas, podemos encontrar una gran
diversidad de términos, muchos que aburren por su obviedad, otros que desasnan
por su rareza y algunos que dan mucho que hablar. Éste último factor es el caso
a tratar en esta oportunidad. Lo que ocurre con términos que más allá de sus
acepciones naturales, físicas, geográficas, biológicas o exactas, tienen una
connotación política en donde está en juego nada más ni nada menos que el
sistema político de administración de la sociedad y sus recursos (materiales,
institucionales, naturales, culturales, etc). Así presentamos la particularidad
de palabras como “derecha”, “izquierda”, “diestra/o”, “zurda/o” y “siniestra/o”.
Para introducirnos de a poco en el análisis, vale citar la propuesta del
diccionario de la Real Academia Española (1), para los términos que
mencionamos al principio.
A) derecho,
cha.
(Del lat.
directus, directo).
1.
adj.
Recto, igual, seguido, sin torcerse a un lado ni a otro.
Esta
pared no está derecha
2.
adj.
Justo, legítimo.
3.
adj.
Fundado, cierto, razonable.
4.
adj.
directo
(que va sin detenerse en puntos intermedios).
Id
derechos al asunto
5.
adj.
Dicho de una parte del cuerpo humano: Que está situada en el lado opuesto al del
corazón.
Los diestros utilizan la mano
derecha
6.
adj.
Que está situado en el lado opuesto al del corazón del observador.
7.
adj.
Que cae hacia la parte
derecha
de un objeto.
El jardín que hay a la parte
derecha de la casa
8.
adj.
Dicho de lo que hay en una cosa que se mueve: Que está en su parte
derecha
o cae hacia ella, según el sentido de su marcha o avance.
El faro
derecho del autobús
La orilla derecha del río
9.
m.
Facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines
de su vida.
10.
m.
Facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece
en nuestro favor, o que el dueño de una cosa nos permite en ella.
11.
m.
Consecuencia natural del estado de una persona, o de sus relaciones con respecto
a otras.
El derecho del padre
Los derechos de la amistad
12.
m.
Acción que se tiene sobre una persona o sobre una cosa.
13.
m.
Justicia, razón.
14.
m.
Conjunto de principios y normas, expresivos de una idea de justicia y de
orden, que regulan las relaciones humanas en toda sociedad y cuya observancia
puede ser impuesta de manera coactiva.
15.
m.
Ciencia que estudia estos principios y preceptos.
16.
m.
Exención, franquicia, privilegio.
17.
m.
Facultad que abraza el estudio del
derecho
en sus diferentes órdenes.
18.
m.
Lado de una tela, papel, tabla, etc., en el cual, por ser el que ha de verse,
aparecen la labor y el color con la perfección conveniente.
19.
m.
p. us.
Sendero, camino.
20.
m.
pl.
Cantidad que se paga, con arreglo a arancel, por la introducción de una
mercancía o por otro hecho consignado por la ley.
Derechos
aduaneros, notariales
21.
m.
Cantidad que se cobra en ciertas profesiones, como la de notario, arquitecto,
etc.
22.
f.
mano derecha.
23.
f.
Dirección correspondiente al lado
derecho.
Tuerza por la primera a la derecha
24.
f.
Camino que llevan los perros cuando siguen la caza.
25.
(Por la posición
que ocupaban los componentes en las asambleas de la Revolución Francesa).
f.
En las asambleas parlamentarias, los representantes de los partidos
conservadores.
26.
f.
Conjunto de personas que profesan ideas conservadoras.
27.
f.
ant.
Conjunto de perros de caza que se sueltan, según determinadas reglas, para
seguir la res.
28.
adv. m.
derechamente.
B) diestro, tra.
(Del lat. dexter, dextra).
1. adj. derecho (‖ lo que cae a mano derecha).
2. adj. Que tiene tendencia natural a servirse preferentemente de la mano y el lado derechos del cuerpo. U. t. c. s.
3. adj. Hábil, experto en un arte u oficio.
4. adj. Sagaz, prevenido y avisado para manejar los negocios, sin detenerse por las dificultades.
5. adj. Favorable, benigno, venturoso.
¶ MORF. sup. irreg. destrísimo.
6. m. Hombre que sabe manejar la espada o las armas.
7. m. Torero de a pie.
8. m. Matador de toros.
9. f. mano derecha.
a diestro y siniestro. 1. loc. adv. Sin tino, sin orden, sin discreción ni miramiento.
de diestro, o del diestro. 1. locs. advs. Dicho de llevar a un animal: Yendo a pie, delante o al lado de él tirando del ronzal.
esto va de diestro a diestro. 1. expr. U. para explicar la igualdad de dos personas en habilidad, destreza o astucia.
juntar diestra con diestra. 1. loc. verb. Hacer amistad y confederación.
C) izquierdo, da.
(Del eusk. ezkerra, izquierda).
1. adj. Dicho de una parte del cuerpo humano: Que está situada en el lado del corazón. Mano izquierda Ojo izquierdo
2. adj. Que está situado en el mismo lado que el corazón del observador.
3. adj. Que cae hacia la parte izquierda de un objeto. El jardín que hay al lado izquierdo de la casa
4. adj. En las cosas que se mueven, se dice de lo que hay en su parte izquierda o de cuanto cae hacia ella, considerado en el sentido de su marcha o avance. El faro izquierdo del autobús La orilla izquierda del río
5. adj. zurdo.
6. adj. Dicho de una caballería: Que por mala formación saca los pies o manos hacia fuera y mete las rodillas hacia dentro.
7. adj. torcido (‖ que no es recto).
8. f. mano izquierda.
9. f. Dirección correspondiente al lado izquierdo. Tuerce a la izquierda
10. (Por la posición que ocupaban los componentes en las asambleas de la Revolución francesa). f. En las asambleas parlamentarias, conjunto de los representantes de los partidos no conservadores ni centristas.
11. f. Conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras.
a izquierdas.
1. loc. adv. En sentido contrario al de las manecillas de un reloj. El tornillo va a izquierdas
batear alguien por la ~.
1. loc. verb. coloq. Méx. Ser homosexual.
de izquierda, o de izquierdas.
1. locs. adjs. U. para atribuir ideas izquierdistas a personas, grupos, partidos, actos, etc.
por izquierda.
1. loc. adv. Arg. Ilegalmente, sin rectitud, con dobleces. Proceder, actuar por izquierda
D) zurdo, da.
1. adj. Que tiene tendencia natural a servirse preferentemente de la mano y del lado izquierdos del cuerpo. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a la mano zurda.
3. f. mano izquierda (‖ la opuesta a la derecha).
a zurdas.
1. loc. adv. Con la mano zurda.
2. loc. adv. coloq. Al contrario de como se debía hacer.
no ser alguien zurdo.
1. loc. verb. coloq. no ser cojo ni manco. U. m. en América.
E) siniestro, tra.
(Del lat. sinister, -tri).
1. adj. Dicho de una parte o de un sitio: Que está a la mano izquierda.
2. adj. Avieso y malintencionado.
3. adj. Infeliz, funesto o aciago.
4. m. Daño de cualquier importancia que puede ser indemnizado por una compañía aseguradora.
5. m. Propensión o inclinación a lo malo; resabio, vicio o dañada costumbre que tiene el hombre o la bestia. U. m. en pl.
6. m. Der. En el contrato de seguro, concreción del riesgo cubierto en dicho contrato y que determina el nacimiento de la prestación del asegurador.
Es muy común que no se acostumbre a analizar estos términos y sus connotaciones. Aunque ahora, con todos los términos plasmados uno al lado del otro y editados de manera que quede en evidencia lo que buscamos demostrar, podemos observar lo propuesto unas líneas más arriba: que en nuestro lenguaje, algunas palabras que son usadas con ciertos fines, acarrean implícitamente una connotación que puede ser positiva o negativa, dependiendo al grupo que pertenezca y esté asociado para moldear el perfil de la población.
Por ejemplo, prestemos atención a las acepciones del vocablo “derecha” (A). En primera instancia, no hay nada del otro mundo que llame la atención. Pero ahora prestemos atención a los fragmentos resaltados con negrita. Como se puede apreciar, es claramente una palabra con connotación positiva. Más allá de su definición científica, también notamos una más política y abstracta. La que tiene que ver con lo “recto, igual, seguido, sin torcerse a un lado ni a otro”; lo “Justo, legítimo”; lo “Fundado, cierto, razonable”; lo que es “Justicia”, la “razón”; lo próspero en materia económica: “Exención, franquicia, privilegio.”
La asociación política que sigue a estas acepciones es: “En las asambleas parlamentarias, los representantes de los partidos conservadores.”; “Conjunto de personas que profesan ideas conservadoras.”
A priori, ya podemos establecer una fuerte asociación entre lo que tiene que ver con la palabra “derecha”, propiamente dicha, que se refiere a “mano derecha” o “lado derecho” con lo positivo, lo justo, legítimo, recto, igual, razonable, cierto, privilegiado, etc. Y la tercera punta de este triángulo lingüístico la conforma el sentido político. Como es de conocimiento masivo, la “derecha” se identifica como “conservadora”. En una definición muy vaga esto quiere decir que las personas con esta posición ideológica buscan conservar el sistema vigente: el sistema capitalista. Más adelante profundizaremos sobre este concepto.
Por si esto fuera poco, uno de los sinónimos del adjetivo
“derecha/o” es “diestra/o”(B). Como está explícito en las líneas, también
establece una fuerte asociación entre los conceptos que demostramos antes.
Académica y popularmente, se relaciona a lo diestro con lo “Hábil,
experto en un arte u oficio.”; “Sagaz,
prevenido y avisado para manejar los negocios, sin detenerse por las
dificultades.”; “Favorable,
benigno, venturoso.” Claros conceptos que connotan
positivamente al lado
opuesto al del corazón del observador.
Por otro lado,
y como todo concepto, tenemos el antónimo, el lado opuesto de la derecha, lo
contrario al sistema conservador y lo que connotadamente deducimos, lo
antitético a lo positivo, es decir, lo negativo. Hablamos del término
“izquierda”(C). El lector podrá observar que la mayoría de las acepciones no
poseen un mensaje implícito muy fuerte, pero es suficiente con las pocas que lo
poseen. A la “izquierda” se la relaciona, contrariamente como sucede con la
derecha, con palabras y definiciones que para la sociedad tienen un
sentido negativo, por ejemplo: “Dicho de una caballería: Que por mala
formación saca los pies o manos hacia fuera y mete las rodillas hacia
dentro.”; “torcido”;
“Dirección correspondiente al lado
izquierdo.
Tuerce –llama
la atención que emplean el vocablo “tuerce” y no “gira”, “vira” o “dobla”-;
a la izquierda”; “(Méx.)
Ser homosexual.(esto
en realidad no es un aspecto negativo, pero para los sectores más ortodoxos y
conservadores está mal visto)”; “Ilegalmente, sin rectitud, con dobleces.”
Completa este
segundo triángulo (ver gráfico más abajo), el sentido político de la
palabra, relacionado con: “(Por
la posición que ocupaban los componentes en las asambleas de la Revolución
francesa)
En las asambleas parlamentarias,
conjunto de los representantes de los partidos no conservadores ni centristas.”;
“Conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no
conservadoras.”
Al grupo de
adjetivos sinónimos de la izquierda podemos adjudicar inmediatamente “zurdo”(D)
y “siniestro”(E). A diferencia de la derecha, a la izquierda la relacionan con
estos dos términos que vuelven a ratificar la tendencia a lo negativo.
La palabra
“zurdo” se usa como lo dice el mataburros, para referirse no sólo a los
usuarios de la “mano izquierda” sino que también, coloquialmente, para expresar:
“Al contrario de como se debía hacer.” O la expresión “no
ser alguien zurdo” que
quiere decir “no
ser cojo ni manco.”
Para variar,
el término “siniestra/o”, el antónimo original de “diestro/a”, es una catarata
de acepciones repulsivas. Veamos: “Avieso y malintencionado.”; “Infeliz,
funesto o aciago.”; “Daño de cualquier importancia que puede ser
indemnizado por una compañía aseguradora.”; “Propensión o inclinación a lo
malo; resabio, vicio o dañada costumbre que tiene el hombre o la bestia.”
Vale la pena
destacar que arriba de todas estas acepciones se encuentra la relacionada con el
lado izquierdo, “que está a la mano izquierda”. ¿Predispondrá a los lectores
después de leer lo que significa “siniestro” como “lado izquierdo” a lo que
acarrea despectivamente relacionado con lo malo, perverso, infeliz y bestial?
Corrientes marítimas
Como esbozo de
un nuevo concepto, se puede demostrar a través de este gráfico, cómo los
significados y acepciones de las palabras enaltecen o hunden a estos opuestos.
En el primer triángulo, podemos apreciar gráficamente cómo el
concepto de derecha es enaltecido por sus acepciones positivas, sus relaciones
con el culto religioso y persuasivas en cuanto a lo político. Estos factores
funcionan como columnas que sostienen y realzan la percepción sobre el término.
En cambio, en el segundo triángulo, el que se asemeja a una
pirámide invertida, son los conceptos negativos y disuasivos con respecto a lo
ideológico, atribuidos a la izquierda los que la hunden y opacan su imagen.
Esto, obviamente, repercute en la preconcepción política de los sujetos con
respecto a las propuestas reformistas, revolucionarias y progresistas.
En los laterales de cada triángulo, podemos observar cómo
están distribuidos proporcionalmente los sectores de la sociedad identificados
con las corrientes políticas de derecha o izquierda. En la cúspide del primer
triángulo, podemos observar que “la elite”, la que tiene el poder y la mayor
influencia sobre el resto de los sectores, está comprendida por una minoría. Es
ésta minoría la que hace que el segundo triángulo esté invertido, que su
connotación vaya al revés. Son los que pueden decidir qué es lo que se puede o
debe hacer, como también qué no se puede y cómo.
Ésta es la forma en que regulan las ideas o términos del
diccionario, logran que sean adoptados con un particular significado y se
apeguen a una determinada concepción.
Luego, tenemos los otros sectores, los medios altos o
conservadores, que son quienes acatan y apoyan este sistema. Más abajo,
encontramos a los sectores medios o indiferentes, que si bien unos pueden tener
una posición neutral, otros más bien no prefieren entrar en este tipo de
discusiones y así, inconcientemente, caen en la modalidad impuesta por la elite.
Del otro lado, vemos el triángulo que está invertido hacia
abajo. Apreciamos en principio, de arriba hacia abajo, el mismo sector medio. Se
hace presente nuevamente ya que si bien muchos pueden tener una postura neutral
o ser indiferentes, frecuentemente, si hay algo que les afecta sus intereses,
pueden llegar a ser reaccionarios y oponerse a una medida ejecutada por el
sector más alto.
Más abajo, encontramos al sector reformista o reaccionario,
que está representado por quienes adhieren a ideas reformistas, progresistas u
opositoras. Este grupo es conciente del dominio de la elite y sus estrategias de
manipulación de la información e ideas mediante la propaganda, decretos, medidas
económicas, clientelismo, o bien, el manejo tendencioso del lenguaje. Y en lo
que sería la cúspide invertida, o sea, el sector más profundo de este triángulo,
se encuentran los sectores denominados “subversivos”, que está integrado por
quienes activamente se oponen al poder, ya sea en alguna banca del parlamento,
en partidos políticos o en movimientos de lucha en las calles o –yendo al
extremo- en una guerrilla. Como se podrá apreciar, las dos figuras son
simétricas y esto es así, ya que las proporciones dadas de los sectores son
similares. Sucede que los “sectores subversivos” también resultan una minoría,
ya que es la estrategia de la que hablábamos antes la que establece en la
sociedad una preconcepción y prejuicio hacia ellos. Los disuade de su adhesión.
Entonces, son menos quienes se animan a contraatacar al poder dominante. Está
claro que también este fenómeno se da por problemáticas dentro del mismo entorno
de la oposición, pero eso requeriría de un desarrollo más profundo y extenso que
sería interesante abarcar en otro informe.
Volviendo al segundo triángulo, vale aclarar también, que el
segundo nivel de los sectores, está compuesto por quienes resisten al sistema,
pero que por una necesidad (de poder vivir, o mejor dicho, sobrevivir) se ven
limitados sólo a resistirse, es decir, tener la libertad de pensar
distinto al sistema y expresar sus propias ideas sin rendirle cuentas a nadie.
Pero por diversos motivos que ya aclaramos, no tienen la posibilidad de integrar
–y por tanto ampliar- la cúspide de esta pirámide invertida (Continuará).
Paula Vivar y Mariano Gaik Aldrovandi