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Sutil confesión

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"No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo".­ Giacomo Leopardi
"No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo”.­ Giacomo Leopardi

El paupérrimo, inconexo y sesgado discurso que Cristina Fernández descerrajó contra la sociedad el jueves al anochecer, merece integrar la antología mundial de la hipocresía y dejó, muy a pesar de la voluntad de la disertante, algunas claras certezas: siente pavor y, como consecuencia, una enorme debilidad electoral, que afecta en su personal situación penal. Para darle la razón, hasta un insignificante Anímal Fernández, su Ministro de Seguridad, se atrevió a retrucar ayer sus dichos sobre la Gendarmería.

 

La escasa concurrencia (el estadio tiene capacidad para 48.000 personas, y se veían claros en las tribunas) al acto en La Plata confirmó que ya no atrae a los más jóvenes, que no vivieron los años de bonanza que permitieron que Néstor y a ella misma hacer populismo con mucho dinero, y que hoy deben subsistir en un universo infinito de exclusión, miseria, drogadicción, falta de educación y carencia de futuro. Resultaron patéticas sus tentativas de identificarse con los hambreados jubilados –ella, que cobra 3 millones de pesos por mes- o con los habitantes del Conurbano, abandonados a la inseguridad por obra de sus Axel Kiciloff y Sergio Berni.

Utilizando un disfraz peronista, el “movimiento” al que –hay pruebas en las redes sociales- despreció toda su vida, hasta el extremo de insultar a su fundador, buscó insuflar en los grandes ex-machos-alfa territoriales la necesidad de unirse a su bandera para conservar el poder; pero éstos, que ya huelen el perfume de las calas y tienen una gran experiencia, están separando los comicios locales de las elecciones nacionales para evitar que ella los arrastre a la profunda sima que se abrirá a sus pies.

Como era dable esperar, nuevamente arremetió contra la Justicia –el “partido judicial”- de la que siente el aliento en la nuca e insistió con la necesidad de su “democratización”, que no logró concretar en su apogeo y, otra vez, mientras acusaba a Juntos por el Cambio de estar detrás del supuesto atentado contra su vida que actuó una triste pandilla de marginales, convocó a un “acuerdo” para erradicar la violencia política y defender las instituciones. Pero no mencionó siquiera al golpe de Estado que organizó y ordenó ejecutar a su bastarda tropa de senadores contra el Poder Judicial al desobedecer un fallo de la Corte Suprema, a contramano de lo que ordenan la Constitución y el Código Penal; todos, tarde o temprano, deberán responder por ello puesto que se trata de delitos imprescriptibles.

Una vez más, y rodeada por funcionarios y legisladores oficialistas, buscó disfrazarse de jefa de la oposición a un gobierno que ella misma inventó y que la tiene nada menos que como Vicepresidente; pero, si un incidente de salud como el que lo afectó esta semana incapacitara a Alberto Fernández, se vería obligada a ejercer la primera magistratura e intentar comandar este muy escorado Titanic en el último y pavoroso año de su singladura. De darse esa situación, la llevaría a un todavía más estrepitoso fracaso en las urnas y, con ello, al fin del kirchnerismo, porque carece de un heredero atractivo y del poder para imponerlo; por eso, sus críticas al Gobierno que integra esta vez fueron tan suaves y elípticas.

Contra lo que supone la mayoría, e insiste Cristina Fernández, la más peligrosa bomba al borde de estallar en sus manos no es la deuda nacional en dólares, pese a la magnitud de ésta, sino las obligaciones en pesos, que crecen a mayor ritmo que la pavorosa inflación. Como ya nadie cree que el Gobierno pueda controlarla, cada vez le resulta más difícil renovar sus vencimientos, y ello obliga al Tesoro y, por ende, al Banco Central a emitir más y más billetes, que realimentan el ciclo y pueden llevar a una hiperinflación o a reflotar un “Plan Bonex”, ahora para los bancos.

Los datos objetivos cuentan que la mitad de los argentinos es pobre, y el 10% mísero, que esos porcentajes crecen geométricamente cuando se trata de niños y jóvenes, que los médicos huyen de la salud pública y que la población es abandonada a su suerte, que resurgen enfermedades erradicadas, que los salarios registrados no garantizan la subsistencia y que los informales son aún peores, que la industria se está deteniendo por falta de insumos importados y se pierden puestos de trabajo genuino, que se continúa subsidiando a empresas públicas enormemente deficitarias para emplear militantes y engrosar el bolsillo de sus jefes políticos, que el narcotráfico y la violencia social son incentivados y protegidos desde el poder, que los gerentes de la pobreza roban y son cómplices, que el saqueo a las cajas del Estado se incrementa, que la educación hace agua y los chicos no aprenden siquiera a leer y comprender los textos, que las fronteras son coladores y los falsos mapuches siguen ejerciendo el terrorismo. 

La principal duda que recorre la mente de analistas, politólogos, sociólogos y economistas es hasta cuándo resistirá este cuerpo social, tan dañado, el gigantesco cataclismo que, día tras día, cae sobre él: a la convicción de lo escaso del tiempo del que ella dispone se debe su penosa intención de negar su total responsabilidad sobre lo que ocurre, después de los ocho años en que fue Presidente y los tres del actual mandato. Los gritos que la incitan a “volver” van, exactamente, en ese sentido y tienen ese objetivo; pero, si aún está y nunca se fue, ¿volver de dónde y para qué?

Argentina está al borde de la disgregación por inviabilidad. Si conseguimos ofrecer a propios y extraños seguridad jurídica, una moneda sana, la certeza de que no gastaremos más de lo que podemos, y sistemas tributarios y laborales racionales, tendremos aún la oportunidad de evitarlo.

 
 

24 comentarios Dejá tu comentario

  1. Me avergüenzan los argentinos como los del comentario de ese falso Maslaton, aunque hay muchos comentarios parecidos con ese tipo de argumentos, el mismo Macri incluido, son los típicos hipócritas, cínicos y piojos resucitados que se auto pretenden cultos poniendo caritas de bueno con una cruz en el pecho y envolviéndose en nuestra bandera creyéndose los dueños del país del cual odian sus costumbres nacionales y populares. Disfrazan su cipayismo diciendo "a mí la política no mi interesa", y terminan siempre adulando y sintiendo orgullo por quienes nos colonizan

  2. ¿SUBDITO O CIUDADANO? ¿Esa será la "nueva grieta que viene en esta Argentina farsesca de los que se dicen "patriotas democraticos" pero adulan a autoritarios como Putin, Xi JIngpin Ortega, Maduro por citar algunos? ¿En serio creen que PUTIN es de "izquierda" o Xi Jinping por mas que dirija el PCCHINO.? ¡Ambos son "mercenarios economicos"! Te dan apoyo si PASAS A DEPENDER ECONOMICAMENTE DE ELLOS, TAL COMO LO HAN HECHO EUA Y REINO UNIDO. ¿O que es la "RUTA DE LA SEDA AMPLIADA"? "Yo te compro, pero.....¡ME TENES QUE COMPRAR EXCLUSIVAMENTE A MI!, dicen los Chinos mientras crean una dependenca financiera con prestamos o swaps. Es cierto que tienen los ojos rasgados pero no son ningunos bo..... Alguno subditos de Cristina, preferiran ignorar o "selectivamente" olvidar el apellido de quien era el CONSEJERO SENIOR DE LA REPUBLICA CHINA PARA LATINOAMERICA, pues debieran tenerlo presente para "tener el rompecabezas completo" de lo que son los Chinos, su nombre y apellido era.....¡FRANCO MACRI! Incluso en 1990 Franco Macri recibió al presidente de China en la...¡QUINTA DE LOS ABROJOS! ¡Siiii, la misma que Cristina dice que el "partido judicial" juega al futbol mientras que en el entretiempo conspiran contra ella! https://www.grupolaprovincia.com/politica/franco-macri-un-pionero-en-el-vinculo-con-china-238376 ¿Nadie le ha advertido a Cristina de que tambièn los Chinos podrían estar financiando a los "copitos"?

  3. Hubo muchos intentos de describir el personaje, pero me parece más acertado empezar por la información que recibió desde chica. Hay cosas que se incorporan en la casa, en la mesa familiar. Algunas familias hablan de parientes, otra del colegio de los chicos, otras de deportes, noticias, vecinos. Algunos hablan todo el tiempo de enfermos y enfermedades. Las familias de chorros suelen juntarse a hablar de las mil maneras de cometer un delito y salir impune. Otros hablan de política, algunos de esos más engañados, otros más cínicos. La madre de Cristina era empleada en Mesa de Entradas de la Municipalidad de La Plata, y era sindicalista. Eso y la situación de la época explican muchas cosas. Eran tiempos de "proscripción" y rebeldías, épocas propicias para victimizarse y buscar refugio en las tácticas de la izquierda. Ahí aprendió Cristina sus principios que son básicamente dos. Uno es el cinismo, la convicción de que no hay nada cierto ni lícito, los que dicen ser honestos en realidad mienten, o son demasiado tontos para hace otra cosa. La segunda de las convicciones es que las cosas son según el color del cristal con que se miren, o sintetizando, no hay verdad ni hay realidad, la mirada "construye" la realidad. Pudo estar bastante equivocada Elisabet, pero siempre fue muy rápida. De modo que en la Elisabet se dio la tormenta perfecta, resentimiento de clase por ideología y adoctrinamiento, más un cinismo y un relativismo extremos. No hay duda que en una época en que cualquier jovata descerebrada bromeaba sobre "conseguirse un petrolero texano", desde muy chica Elisabet ya tenía bien claro lo que quería ser y hacer. Quería ser como Amalita Fortabat y quería vengarse de todo el mundo. Nada más. Es el ejemplo perfecto de alguien dispuesto a decir y hacer cualquier cosa para lograr lo que quiere.

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