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Ante la falta de buenas noticias, en Casa Rosada y Olivos se gritaron muy fuerte los goles de Argentina

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Fútbol y política suelen entrelazarse y en tiempos de Mundial, ni hablar. El Gobierno se aferra a un buen resultado argentino que tonifique los ánimos de una sociedad golpeada por la crisis.
Fútbol y política suelen entrelazarse y en tiempos de Mundial, ni hablar. El Gobierno se aferra a un buen resultado argentino que tonifique los ánimos de una sociedad golpeada por la crisis.

A nadie en el gobierno se le ocurrió reprender a la ministra de Trabajopor decir aquello de que priorizaba ganar el Mundial de Fútbol a bajar la inflación. Al fin y al cabo, Kelly Olmos no hizo más que decir la verdad. Bajar la inflación es una tarea ardua que insumirá mucho tiempo; y eso a partir de poner en marcha algún plan. Ganar en Qatar pareciera estar más a nuestro alcance, tan mal está nuestra economía.

 

Claro que hasta la propia ministra debe haber puesto en duda su elección luego de que el árbitro Slavko Vincic dio por terminado el partido ante Arabia tras 14 minutos de descuento. La sensación era que podían estar jugando una hora más y Argentina no empataba.

Hubo zozobra en el gobierno ese martes. Si bien el partido con Arabia Saudita arrancó a las 7 de la mañana y terminó a eso de las 9, en Casa Rosada regía para los funcionarios una suerte de asueto hasta el mediodía que el mal resultado no alteró. No eran pocos los que se preguntaban en la sede del gobierno qué pasaría si el Mundial se acabara precipitadamente. “Sería una catástrofe”, se sinceró un funcionario ese mismo martes, ante la posibilidad de que el último día de noviembre se cerrara nuestra participación en Qatar.

Este sábado les volvió el alma al cuerpo a los argentinos en general, y al gobierno en particular, tan alarmados como el equipo de Scaloni. Volvió el optimismo.

Si bien son conscientes en el gobierno de que con una inflación en los tres dígitos y las cosas como están, no hay campeonato mundial que le garantice al gobierno una victoria el año que viene, tampoco es cuestión de minimizar la atención que despierta una copa del mundo con la Argentina participando y con aspiraciones. Aunque todos tienen presente que el último campeonato mundial ganado por la selección mayor fue en 1986, con Raúl Alfonsín en el gobierno: al año siguiente el radicalismo sufrió una derrota contundente en las legislativas y dos años después perdió el poder.

Un 77,6% no cambiaría su opinión electoral ante un eventual campeonato del mundo que ganara la Argentina. Pero un 19,9% reconoció que “los votaría más”, según una encuesta de Giacobbe difundida el viernes. Bastante alto por cierto ese último dato…

Eso sí, ante la pregunta a los encuestados de si personalmente votarían a favor del kirchnerismo si la Argentina saliera campeón, el 93,1% respondió que, en su caso, el resultado deportivo no influiría en el voto.

Como a los argentinos sí les gusta hablar de fútbol, los encuestadores salen a la calle para indagar sobre el tema y así la Universidad de San Andrés indagó sobre el mismo tópico, determinando que el 77% de los encuestados considera que el resultado del Mundial podría influir en el humor de la gente. Lo cual no implica que vayan a votar al gobierno, pero le alcanza al mismo con mejorar el clima. Según ese trabajo, un 32% cree que sí podría influir el resultado del Mundial en las próximas presidenciales.

Como sea, se entiende la expectativa enorme que despertó en lo más alto del poder el partido de este sábado con México. Una suerte de octavos de final anticipados que terminó en triunfo. Un bálsamo en tiempos de crisis.

El Presidente no gana para disgustos. Encima debe somatizar los sinsabores y el cuerpo le pasa factura. Quienes lo acompañaron en la gira por Asia reconocen que la salud del mandatario generó mucho temor, pues el paciente la pasó muy mal. Luego fue a la entrevista con Xi Jinping porque no tenía alternativa, pero la verdad es que debería haber suspendido toda la agenda y quedar internado. A Cristina Kirchner le llegaron esas noticias, por eso lo llamó preocupada.

Pero el susto no ablanda corazones: en el kirchnerismo siguen pensando lo mismo del Presidente. Sin rodeos, Andrés “Cuervo” Larroque reconoció que para él -o lo que es peor, para “ellos”- la gestión de Alberto Fernández fue “una pérdida de tiempo y un desperdicio de poder”.

Los méritos, hoy por hoy, son todos ajenos. Sergio Massa celebró un acuerdo fiscal con Estados Unidos para intercambiar información tributaria, con lo que en el gobierno se ilusionan con la posibilidad de detectar unos cien mil millones de dólares de argentinos no declarados ante la AFIP.

Eso es parte de su búsqueda de garantizar dólares para el Banco Central, aunque eso es a largo plazo. Para la inmediatez, reeditó hasta fin de año el “dólar soja”. Mientras tanto debe lidiar con la inflación, sobre la cual insiste en que en abril podría estacionarla en el 3%. Igual, no minimiza el problema, como quiso dejarlo claro ante 250 empresarios reunidos para escucharlo en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción. Les dijo lo que querían escuchar: que no cree en la magia, que resolver problemas requiere “esfuerzo y sacrificio”. Y que solo podrán ganar la elección si son capaces de “bajar la inflación y darle acceso al crédito a los ciudadanos”. Pareció también un mensaje hacia la tropa propia que sabe le demandará en el año electoral la implementación de un “plan platita”. ¿Qué pensará Máximo Kirchner?

“Si lo logramos, vamos a ser competitivos electoralmente”, dijo refiriéndose a bajar la inflación y todos se quedaron convencidos de que hablaba en primera persona: ¿el candidato, en ese caso, podría ser otro?

Volvamos a las penurias presidenciales. Se murió Hebe de Bonafini, que destrataba al Presidente cada vez que podía. Y él, que siempre busca caer bien con todo el mundo, escribió un tuit conceptuoso para despedirla y quien maneja las redes sociales de las Madres le contestó con dureza: “Por suerte Hebe hizo público todo lo que pensaba de usted”, lo atendió. Con el Presidente ni se preocupan en cuidar las formas.

Previsiblemente la muerte de la líder de Madres de Plaza de Mayo rebotó en el Congreso. Allí fueron varios los anotados para hablar a la hora del homenaje. Mayoría del oficialismo, pero también de “los bloques del medio” y la izquierda, desde donde Romina del Plá la ponderó, aunque le reprochó su alineamiento político postrero con el poder. El liberal José Luis Espert rompió la armonía con una suerte de “contrahomenaje” que disfrazó adjudicándolo a “los damnificados de Sueños Compartidos”. Y estalló el escándalo.

 

 

 

Lo cierto es que no puede decirse que haya faltado al decir las cosas que dijo, pero también es verdad que reglamentariamente estuvo fuera de lugar. “En ningún caso, en los homenajes, se permitirán réplicas ni debates”, dice el artículo 221 del Reglamento de la Cámara de Diputados que el diputado pasó por alto.

 

 

Fue por esa razón que desde Juntos por el Cambio directamente no habló nadie. Tampoco desde allí cuestionaron la actitud de Espert. Les espera un camino electoral común: el diputado de Avanza Libertad piensa ser candidato a gobernador bonaerense, pero lejos está de querer convertirse en el factor que le permita a Axel Kicillof imponerse en una elección que se gana por un voto. En la Provincia no hay balotaje: ergo, no se descarta que el diputado liberal participe en las PASO dentro de la interna de la principal oposición en la Provincia. Que en ese caso podría llegar a llamarse en ese distrito, por ejemplo, Juntos por la Libertad. Es una idea.

Hablando de las PASO, no se dan por vencidos los que quieren eliminarlas, y es por eso que en los próximos días los gobernadores -que de ellos hablamos- realizarán una ofensiva final sobre el Presidente, para que deje de lado su “tozudez” -en privado usan otros términos- y habilite la arremetida en el Congreso.

Suena complicado, si se tiene en cuenta a los oficialistas que, imaginando que era un tema liquidado, habían expresado públicamente su rechazo a cualquier cambio. Como sea, todos pueden llegar a encuadrarse; el tema es que con ellos solo no alcanza y en los bloques del medio no encontraría el gobierno la cantidad de votos necesarios.

El plan B sería modificar las fechas, de modo tal de acercar la fecha de las generales a la de la entrega del poder. Es una idea que tiene incluso muchos promotores dentro de Juntos por el Cambio, donde han impulsado varias iniciativas en ese sentido. Sin embargo la principal oposición no estaría de acuerdo con tratar el tema ahora, pues puede transformarse en una caja de pandora. Pero además tampoco quieren modificar fechas, sobre todo si se trata de postergarlas. Ya bastante complicado se les hace tener que esperar a agosto para definir liderazgos, como para postergar esa definición un mes.

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. La "réplica" de Espert en el Congreso estuvo a tono con el concepto que de la Bonafini tiene la mayoría de la gente, formado a través de las declaraciones y las acciones que tuvo esa mujer tan odiadora, tan resentida y tan venenosa. Apestaba el aire que todos respiramos. Fue tragicómica la sobreactuación como "ofendidos" del dinosaurio Gioja y del traidor Moreau, tipos sin ningún aval como para erigirse en fiscales morales.

  2. Los ARGENTINOS debemos reclamarles a TODOS ESTOS IMPRESENTABLES QUE NOS GOBIERNAN , no a los milllonarios jugadoras de la Selección.

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