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Diciembre caliente

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ANIVERSARIO DE LA DEMOCRACIA Y LA MANO DURA
ANIVERSARIO DE LA DEMOCRACIA Y LA MANO DURA

A pocos días de conmemorarse los 20 años de democracia, el ambiente político vernáculo está cambiando de castaño a oscuro. Como si para muestra sólo basta un botón, la pareja morganática de Eduardo y Chiche Duhalde salieron a dar consejos de maestro ciruela al Dr. K.

 

El Cabezón había sostenido el viernes pasado a La Nación que "la actitud del Gobierno genera que crezcan algunos grupos que yo llamo las Pymes piqueteras, pero, por otro lado, va generando en la población una actitud más negativa respecto de los piqueteros, porque ve que el Gobierno actúa con mano de seda para que no haya excesos o represión". Entonces, ¿cómo tiene que actuar el gobierno? ¿Con la famosa y archiconocida mano dura? En un país que se precie de respetable, un individuo de tal calibre se cuidaría mucho de pecar de lenguaraz pues muchas veces quien escupe al cielo, irremediablemente termina salpicado. Pero no la saliva cayó sobre la cabezota del ex presidente a dedo durante su gestión durante 2002, sino que la sangre de los asesinados alevosamente por sus socios de la Bonaerense Kosteki y Santillán; lo seguirán acusando mientras pretenda pasar a la historia como un estadista consumado.

Pero, luego del aguante de la embestida de la pareja, el kirchnerismo salió a repudiar esta incitación a la represión fascista que puede vencer pero no convencer. Hasta la propia Cristina Fernández salió con los tapones de punta contra ambos, alegando que los palos nunca fueron la solución para esta atribulada patria.

 

Obviando lo obvio

Mientras los profetas de lo mismo de siempre, como Grondona y Morales Solá, incitan desde sus páginas y pantallas catódicas a una eventual solución final al problema piquetero, desde las usinas gubernamentales no se percibe ningún atisbo de comprender en forma integral el papel de esta particular forma de ver la vida y la política. Pues gran parte de los medios y algunos sectores estatales y sociales, han demostrado en este tema poseer una pasmosa ignorancia. Si bien se dijo en este sitio que “la clave del futuro, puede estar en el pasado”, la depredación causada por el menemismo en los 90 fue la causa que contribuyó al surgimiento lógico del movimiento piquetero. En una época nefasta donde se vendió profusamente la falacia primordial del fin de la historia y la muerte de las ideologías, lo que Carlos Menem liquidó fue, además del tejido social, el ámbito de los partidos políticos. Particularmente avasalló con esa supraideología al justicialismo, vaciándolo de contenido, y al radicalismo, atándolo y amordazándolo. Cuando se retiró refunfuñando del sillón de Rivadavia en diciembre del 99, su sucesor De la Rúa no fue capaz de detener este proceso de disolución, y terminó arrasado por el vendaval del que se vayan todos el 19 y 20 de diciembre del 2001. Sus sucesores Rodríguez Saá y Duhalde agravaron con creces esta situación, particularmente este último como se puntualizó más arriba.

En definitiva, fue la errónea política neoliberal impulsada por el menemato la que exterminó el espectro político argentino al tiempo que hacía lo propio con la cultura del trabajo y la producción. El colmo de esa falacia, fue la pretensión tácita que semejante latrocinio iba a ser logrado sin oposición alguna. Por más que una porción altamente importante de los sectores altos y medios se embriagara con champagne y pizza, y luego desengañada se casara con la Alianza espuria, importantes y fuertes sectores del interior del país se sintieron aquel subsuelo de la Patria sublevada –como bien lo indicó Scalabrini Ortiz- y tomaron el destino en sus manos.

Aunque algunos predicadores facilistas, que hicieron muy buenas migas con el Proceso y el menemismo, los trate infructuosamente de comparar con una reedición de aquel aluvión zoológico de octubre de 1945, el fenómeno piquetero merece un análisis mucho más serio que esta y otras simplezas gorilescas.

El dilema que enfrenta al kirchnerismo en este último mes del 2003, no es para nada simple. Pues tendrá que definirse si realmente tiene ganas de cambiar la historia, o si el eje renovador planteado el 25 de mayo pasado sólo fue un conjunto de lindas palabritas para seguir engatusando giles.

 

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