El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia fue instituido por la Ley 25.633, sancionada en 2002, durante la presidencia de Eduardo Duhalde. En marzo de 2006, el presidente Néstor Kirchner transformó esa fecha en feriado nacional inamovible.
Esa decisión no fue aprobada de manera unánime en ambas cámaras. En el Senado, el resultado fue de 34 votos a favor, 17 en contra y 4 abstenciones. En Diputados, fue con 123 votos positivos, 36 negativos y 11 abstenciones. El dato llamativo de esa votación fueron las ausencias: 86.
Varios referentes de peso de organizaciones de derechos humanos, como Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas, expresaron su rechazo a que la fecha fuera recordada con un feriado nacional. Fue el primer cuestionamiento desde esos sectores que tuvo el gobierno kirchnerista. Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora le mandó una nota a Daniel Scioli, presidente del Senado, antes del debate en esa Cámara, cuestionando que se transformara un día de dolor, reflexión y lucha en “un día de descanso y recreación”. La misiva fue apoyada por Abuelas y otras organizaciones, pero dos días después, Línea Fundadora volvió sobre sus pasos y atribuyó su postura inicial a “un error de interpretación”. Alineada con el kirchnerismo desde un principio, la Asociación Madres de Plaza de Mayo que presidía Hebe de Bonafini apoyó de entrada y agradeció la iniciativa.
A fines de 2016, el gobierno de Mauricio Macri quiso eliminar por ley los feriados puente, pero terminó haciéndolo por DNU. En el decreto, establecía entre los feriados “trasladables” el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, y ardió Troya. Ante la magnitud que tomó la polémica, el gobierno de Cambiemos resolvió -en un día y hora infrecuente- la noche del sábado 28 de enero retrotraer su decisión con otro decreto.
Quienes cuestionan el feriado, argumentan entre otras cosas que sería más lógico que por ejemplo en las escuelas hubiera clases alusivas, máxime teniendo en cuenta que alrededor del 60% de los argentinos nacieron después de la restauración democrática. Pero la realidad es que el 24 de Marzo es un día de marchas, cuyos concurrentes tienen que hacer actos separados. Lejos de unir, esa fecha se ha transformado en un elemento diferenciador.
El politólogo Andrés Malamud considera una curiosidad que nos pinta claramente que en lugar de celebrar los argentinos el 10 de diciembre, Día de la Restauración de la Democracia (además es el Día Internacional de los Derechos Humanos), conmemoremos con un feriado el día que eligió Videla para derrocar al gobierno democrático.
Cuando ya los militares no son un peligro y no quedan militares que hayan sido parte de gestiones no democráticas, tiene lógica que las consignas enarboladas en esas marchas -que por otra parte excluyen a muchos que solían sumarse- vayan variando. Por eso no debe sorprender que más allá del pedido de Estela de Carlotto de limitar esa jornada al recordatorio del Golpe de Estado, porque “no lo podemos mezclar con un tema netamente político actual”, el kirchnerismo lo haya vivido como quería.
“Una democracia sin mafias” fue la consigna de la marcha realizada por La Cámpora desde la ex ESMA a Plaza de Mayo. Obviamente se cantó el hit “Cristina Presidenta”, la imagen de la vice estuvo presente en carteles y fotografías, y su supuesta “proscripción” fue eje de buena parte de los mensajes. Operativo clamor en marcha.
La propia vicepresidenta marcó el tono de lo que representaba para el kirchnerismo este año esta conmemoración, al tuitear a media tarde: “La democracia peligra cuando la concentración económica y de poder profundiza cada vez más las desigualdades sociales”. Y concluyó, con imágenes de los militantes camporistas marchando: “Hoy, en calles y en plazas, cientos de miles marchan por Memoria, Verdad y Justicia para defender la democracia y decirle Nunca Más a la corporación judicial”.
No sorprenden las referencias críticas hacia la justicia, pero sí alarman las cada vez más recurrentes advertencias sobre una democracia en peligro, o directamente la inexistencia de democracia. Hace dos semanas, en un ámbito universitario, Cristina Kirchner aseguró que “no estamos ante un Estado democrático constitucional”.
Su fiel Oscar Parrilli mostró más cartas cuando días pasados advirtió sin ningún prurito que “nadie va a poder gobernar habiendo ganado las elecciones con una proscripción”. Y como para que no quedaran dudas, agregó que “en la historia ya se vio que este tipo de experiencias no sirven para nada o aguantan muy poco: ya le pasó a Frondizi, a Illia, cuando intentaron mantenerse en el gobierno con la proscripción del peronismo”. Si finalmente esta semana el Senado vuelve a sesionar, después de 4 meses de inactividad, habrá que ver si desde la oposición plantean alguna cuestión de privilegio contra lo sonó como una amenaza.
Es un secreto a voces que Cristina ve muy improbable que el Frente de Todos vaya a retener el poder después de diciembre. La carta más taquillera de ese espacio es ella misma y si estuviera segura de ganar dejaría de lado su condena y se presentaría. Se sabe que su objetivo es que el FdT haga una elección decorosa para mantener una cantidad de legisladores capaz de trabar el Congreso como oposición y, sobre todo, retener la provincia de Buenos Aires. Todos los analistas coinciden en que le será muy difícil gobernar un país en dificultades como encontrará el próximo presidente si el territorio bonaerense está en manos ajenas. Hablamos de un gobierno no peronista y ya se sabe cómo concluyeron las dos experiencias anteriores de estos 40 años de democracia: se tuvieron que ir antes, por estallidos registrados en la Provincia. En cambio Mauricio Macri -con ese distrito en manos de María Eugenia Vidal- logró terminar su mandato completo para pasar a la historia como el primer presidente no peronista en conseguirlo en 91 años.
Algunos en Juntos por el Cambio no terminan de entender la gravedad del tema y se mantiene un menú de precandidatos demasiado extenso: hay por lo menos 6 postulantes de ese espacio en la Provincia, donde no hay balotaje. Pero el problema más serio no pasa por ahí, sino por la existencia de un tercer candidato presidencial que le saque votos a Juntos. Con honestidad brutal, lo admitió esta semana Fernando “Chino” Navarro en Futurock: “Si fueran solamente dos fuerzas en la provincia de Buenos Aires, perdemos la elección. Estamos rogando que Milei saque muchos votos”.
Ojo que el líder libertario le saca votos a las dos fuerzas mayoritarias, advierten los encuestadores, pero todos coinciden en que por cada voto que del FdT va a La Libertad Avanza, le birla dos a JxC. Por eso cobra interés saber quién será el candidato a gobernador de Milei. Para muchos, no hay dudas de que ese nombre terminará siendo Fernando Burlando. Y no son pocos los que imaginan al mediático abogado puesto allí por el propio oficialismo. Nada que no se haya hecho en política. El propio Burlando le da crédito a esa posibilidad cuando lo consultan sobre defensas cuestionables que ha asumido y las justifica diciendo que es un profesional del Derecho. ¿Defendería a Cristina?, le preguntaron en un programa de TV en el que prácticamente hizo su lanzamiento de campaña, y él respondió afirmativamente, con el mismo argumento. “Solo que le cobraría”, diferenció quien trabajó gratis para los padres de Fernando Báez Sosa.
Con apenas un par de semanas de campaña, una encuesta de Federico González & Asociados ubica tercero a Burlando (23,8%) en el top five de candidatos percibidos como más capacitados para ser gobernadores.
Pero ya arrancó con el pie izquierdo con su primer spot de campaña. Primero, le cayeron duro por haberse mostrado “disfrazado de pobre”: fue a un barrio humilde en camiseta, pantalón deportivo corto y ojotas, como si el atuendo le sirviera para empatizar con el ciudadano de a pie. Mas lo grave se conocería después. Se supo que el barrio que recorría en el spot era el de Los Hornos, en La Plata, y enseguida esa referencia sirvió para recordar que Burlando defendió a “los horneros”, los asesinos condenados de José Luis Cabezas. Pero para completarla, uno de los “vecinos” que aparecen en el spot es nada menos que José Luis Auge, uno de los que secuestró y mató al reportero gráfico en 1997. “No chequeé si es José Luis Auge el aparece en la filmación”, se defendió, aclarando que no se arrepiente de haberlos defendido. En el spot, el mediático hace hincapié en “la decencia de toda la gente que se ha acercado” en esa grabación.
Para hablar de candidaturas se reunieron el viernes pasado Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. Trascendió poco de lo que allí se plantearon, pero esa misma tarde comenzó a descomprimirse el número de precandidatos porteños, al bajarse Emmanuel Ferrario. Ya irán haciéndolo otros, en CABA y PBA. ¿Cuándo anunciará Macri cuál será su destino? Falta poco, pero muchos están convencidos de que el expresidente no será candidato.
Volvamos a Andrés Malamud, que el viernes en LN+ se manifestó en ese sentido. “Porque para ser un presidente exitoso necesita reunir tres condiciones: ganar, tener apoyo en el Congreso y que la calle no lo eche. Y él cree que puede ganar y cree que va a tener mayoría en el Congreso… Lo que no puede controlar es la calle”, sentenció.