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Servidor público de la gente: Rogelio López, chofer de la Línea 152 y “generador de alegría” en su recorrido

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No todo está perdido
No todo está perdido

En el medio de enfrentamientos, peleas mediáticas de la campaña electoral y a pocos días de las PASO, surgen situaciones, personas, trabajadores que sorprenden por el desempeño de una vocación de servicio y comunidad.

 

Es el caso de Rogelio López, oriundo de Formosa, chofer de la línea de colectivos 152 hace 31 años. Todas las todas las mañana comienza su jornada laboral en la unidad 101 (Boca-Olivos), cordial, amable hacía los pasajeros, usuarios que viajan con él y se contagian de su alegría. Cada parada del recorrido las nombra “tarareando alegremente” y con una sonrisa.

Así las cosas, fuimos en busca de Rogelio para conocer su trabajo, su labor profesional, sus vivencias, toda vez que él se considera “servidor público de la gente” y es admirado por los pasajeros que lo filman para mostrar que existe “el chofer más feliz del mundo”.

TDP- ¿Cómo nació su vocación y pasión por ser chofer de colectivo?

RL- Bueno, en el año 1989, vine de Formosa para estudiar en Buenos Aires había terminado el colegio secundario y quería estudiar una carrera de profesorado. En Formosa se me complicaba, entonces me vine para trabajar. Algunos de mis hermanos estaban en la ciudad y me iban a ayudar. Tenía además otro hermano, Martín López, trabajando en CABA, como colectivero, gran profesional.

Por eso, con otro hermano, Mario López, fuimos a verlo en el recorrido que hacía. Recuerdo que era por la Avenida Cabildo, en el transporte Línea 68 donde trabajaba Martín. Me sorprendió las luces que tenía ese colectivo, eran unidades muy lindas modelo LO 1114. Fue así que me subí al colectivo para encontrarme con mi hermano que hacía mucho no lo veía y pudimos hablar.

- Verlo trabajar a Martín y el trato con la gente me encantó e impactó. Por eso le dije: “Quiero hacer lo mismo que vos, quiero trabajar, llevar a la gente adónde vaya, porque de eso yo me enamoré, del cariño hacía la gente”. Mi meta era llevar a la gente y no solamente manejar el colectivo.

- Como no sabía manejar me enseño en un lugar donde se podía practicar y rápidamente aprendí, porque me encantaba. Posteriormente, pude sacar el Registro Profesional de Colectivos para más de 8 personas y un segundo registro, que también se exige. En un año ya estaba arriba de un colectivo solo y manejando de una manera muy correcta.

- Así “nació mi amor y cariño no por manejar un colectivo, sino por el cariño hacía la gente”. Yo soy un servidor público nato hacía la gente y quiero que la gente se sienta bien viajando conmigo. Siempre fue así y hasta el día de hoy conservo ese cariño a la gente.

- “Cuando subo allí, ya no soy yo, es la gente”.

TDP- En todos estos largos años manejando ¿ha tenido vivencias, experiencias y mensajes de la gente en general que viajan con Ud. diariamente?

RL- He tenido muchas vivencias. Como soy un servidor público de la gente y cuando la gente sube al colectivo, ya no soy yo, sino la gente. Me dedicó completamente a la gente. No dejo que nunca mis cosas, mis preocupaciones afecten mi cariño y el buen trato hacia la gente. Esto es imposible que pase y mi actitud nunca va depender de la gente, siempre va depender de mí y con un trato digno hacia la gente.

-Muchos me preguntan ¿Rogelio nunca te enojas? Y mi respuesta es: “ No, porque trato de darle lo mejor a la gente”. Se lo merecen viajan tempranito, de madrugada, van al colegio cansaditos, al trabajo, a la facultad. Por eso siempre les digo: ¡Dale para arriba, ya estás en viaje, vamos a levantar ese espíritu!

- Pienso que necesitan ánimo, fortaleza y alegría para afrontar lo que se venga y en el viaje. La gente es muy agradecida, porque necesitan buen trato, digno y de amabilidad. Por eso la gente me lo dice con un: “Gracias Rogelio, que lindo es viajar así, no cambies nunca, seguí así necesitamos más gente como vos”

- Entonces, la amabilidad y el buen trato los ayuda para afrontar lo que van hacer en su trabajo, en el colegio y las familias necesitan ánimo porque todos afrontamos situaciones.

-He aprendido que el buen trato, la dignidad hacia la gente es lo mejor que podemos hacer. Todo esto lo estoy recibiendo con creces, la sonrisa, la gratitud de la gente y su agradecimiento. Me siento como un profesional que es un servidor público.

- Es llegar a lo máximo que la gente me agradezca; es la recompensa que estoy recibiendo en los años finales de mi trabajo como la gratitud de la gente.

- Es muy lindo y me siento “re feliz”, realizado ya que hago bien mi trabajo y siempre ha dependido de mí y nunca de la gente.

-Nunca olvido que soy un servidor público, al servicio de la gente y por eso hasta el día de hoy soy feliz.

¡Estas son mis vivencias!

TDP-¿Quién ha dejado huellas, surcos, senderos en el camino de la vida y de su trabajo?

RL- Bueno en Formosa y junto con mi nueve hermanos en un pueblito llamado Palma Sola”, zona rural mi papá era un hombre feliz, alegre, gran trabajador en la chacra junto con mi mamá. Así que tanto don Justo López y Doña Elvira Fretes – conocida como Doña Blanquita-, mis padres, han dejado huellas no solamente en mí, sino en todos mis hermanos.

Destacó el trabajo de mi padre ya que a pesar de estar cansado , se ponía a cantar al lado de todos sus hijos. Esto nos quedó marcado profundamente en cada uno de nosotros, los 9 hermanos.

-Cuando mi padre fallece de cáncer a los 52 años, fue mi madre que se encargó de nosotros, nuestra querida “Doña Blanquita” que con 35 años, viuda y criando 9 hijos, también trabajaba mucho. A medida que fuimos creciendo la ayudábamos.

- Entonces, mis padres fueron una huella muy profunda en todos los hijos.

- También, mi hermano, Martín López, me ayudó mucho, fue una gran influencia para que yo sea un profesional llevando a la gente como servidor público.

TDP-En el caso de hacer un balance de su vida y trabajo como chofer, ¿cómo se siente tantos años al servicio de la gente?

RL-En mi vida soy cada día más feliz. Estoy llegando al final de mis días como profesional, pero pienso quedarme un poquito más, mi patrón no quiere que me vaya, quiere que siga. Como esto me gusta, hasta que se pueda y donde se pueda voy a seguir trabajando un tiempito más, después de la jubilación.

- Seguiré al servicio de la gente, porque la gente es más importante que yo y cuando estoy manejando, siento que no existo, existe la gente que se merece que la traten dignamente, con respeto, con amabilidad y con una sonrisa.

- La gente la pasa bien, porque está triste, preocupada y cuando se los trata bien, se les aliviana esa carga que tienen como familia y persona. Soy feliz al servicio de ellos y me siento un servidor público.

- Está es mi pequeña historia, por eso digo: “Seguiremos surcando las calles de Buenos Aires, con la Línea 152, interno 101, turno mañana y Rogelito López todavía vigente, lo hará siempre con alegría al servicio de la gente”.

“Que un trato digno, amable, una sonrisita nos ayude a todos, a la gente que viaja y al conductor también, para disfrutar de la vida y del trabajo con alegría siempre”.

En la vida todo es pasajero excepto el chofer. El siempre conduce”.

 
 

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