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El carácter inédito de esas PASO, con más dudas que certezas

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Sergio Massa vivió una semana complicada, con los riesgos que implican ser candidato presidencial y ministro de Economía. En la vereda de enfrente, señales de todo tipo dentro de una interna que atrae toda la atención.
Sergio Massa vivió una semana complicada, con los riesgos que implican ser candidato presidencial y ministro de Economía. En la vereda de enfrente, señales de todo tipo dentro de una interna que atrae toda la atención.

Será esta una elección de características inéditas. Por lo pronto, con una primaria apasionante y con final incierto, como es la de Horacio Rodríguez Larreta Patricia Bullrich. Solo comparable con la protagonizada por Carlos Menem Antonio Cafiero hace un cuarto de siglo. Y con la particularidad también de que por primera vez el oficialismo tendrá su propia interna. Más exigua, pero no insignificante.

 

La que protagonizarán Sergio Massa Juan Grabois es una PASO con final cantado, lo que no quiere decir que no despierte especial interés. Porque a priori, las perspectivas del dirigente social eran muy menguadas, mas con el paso del tiempo su supuesto crecimiento viene generando expectativas. El ministro de Economía estará feliz si su desafiante no sobrepasa el 2%; los analistas advierten que en caso de alcanzar -y ya no digamos superar- los 5 puntos, será un dolor de cabeza para su encumbrado rival. Es que a partir de semejante guarismo deberá ser considerado sino competitivo, al menos un condicionante para el candidato del oficialismo. Representará en ese caso un voto duro que tendrá inexorablemente que proteger, y conspirará contra la aspiración del ministro de Economía de encarar la segunda etapa de la elección con un tono más moderado, en busca de situarse más cerca de “la vereda del medio” que supo transitar cuando era un candidato que prometía “barrer a los ñoquis de La Cámpora”, con los que ahora ha hecho tan buenas migas.

Massa se ilusiona con tener delante en octubre a Patricia Bullrich, cuya posición más extrema él entiende que favorecerá un discurso un poco más moderado, más la oferta de que él es el único que puede lograr “hacer lo que hay que hacer” con la anuencia de gremios y movimientos sociales. Pruebas al canto, el Gobierno actual -hoy en manos de Sergio Massa, perdón Alberto– terminará su gestión sin haber sufrido ni un solo paro. Un récord inédito, y valga la comparación: Raúl Alfonsín tuvo 13 paros en 5 años y medio; Carlos Menem 9 en 10 años y medio; Fernando de la Rúa 10 en 2 añosEduardo Duhalde 2 en un año y medio; Néstor Kirchner uno en 4; Cristina 5 en 8, y Mauricio Macri 5 en 4.

No es lo que piensa la gente de Bullrich, que está convencida de sus posibilidades para el caso de sobrepasar la instancia de las PASO. Piensan que el hecho de que Rodríguez Larreta sea considerado “amigo” de Massa le juega en contra y difieren entonces de Jorge Asís -citan puntualmente el presagio de ese analista-, que ha dicho que “si Patricia Bullrich le gana a Larreta, el próximo presidente es Massa”.

Volviendo al precandidato principal de UP, cerró un trabajoso acuerdo con el FMI a través del cual consiguió fondos para después de las PASO y noviembre, más la gestión de ese organismo ante Qatar para más dólares que permitan hacer frente a los vencimientos de deuda. Llega a la elección primaria cumpliendo su objetivo de no devaluar, aunque en cierta forma sí lo haya hecho: formalmente, con las medidas anunciadas hace dos semanas; y en modo blue, con la escalada inconveniente registrada estos días. Devaluar haciendo como que no devaluás…

Los dos fantasmas que enfrenta Massa en estas PASO son, primero, el de un Grabois empoderado por un porcentaje que condicione luego su discurso y sus actos; segundo, una sumatoria de Unión por la Patria inferior al 30% que lo deje desperfilado para los meses siguientes. Algo así como lo que le pasó a Macri en 2019, cuando perdió por paliza las PASO y el dólar se fue a 60 pesos. En ese momento lo que alteró los mercados fue la certeza de “la vuelta del kirchnerismo”. Hoy, el eventual regreso de Juntos por el Cambio entusiasma a esos sectores, pero un resultado demasiado exiguo de Massa lo dejaría demasiado débil para lo que resta hasta el 10 de diciembre, y tampoco es lo que ellos desean.

Por el contrario, una diferencia de diez puntos a favor del oficialismo -no es lo que se prevé, pero la posibilidad siempre está- generaría una inmediata baja de los bonos argentinos, advierten los analistas económicos. Tan endeble y volátil está la economía argentina.

Decíamos que esta es una elección inédita, y hay más elementos que lo sustentan. Como el hecho de que el principal candidato del peronismo no pueda ir a hacer campaña a La Matanza. Ya suspendió el fin de semana pasado y tampoco este fin de semana tuvo garantías de que no tendría sorpresas, así que todo indica que recién irá de cara a las elecciones de octubre, pasada la interna local que es otro dato saliente de estas PASO. Se frota las manos Grabois, que sí en cambio protagonizó una caravana el viernes por Isidro Casanova, a bordo del “JuanGra móvil”.

Alejada de la campaña por razones tácticas, la vicepresidenta sí toma algunos recaudos puntuales, convencida del papel relevante de los intendentes en esta interna en la que el Gobierno nacional ha defeccionado. Por eso se mostró el jueves con el intendente Fernando Espinoza en su despacho del Senado, a través de un video en el que hizo campaña a su manera. Si se tienen en cuenta sus preceptos, “los enojos en política deben prescribir a los cinco meses”, por lo que debería estar todo bien entre ella y el Movimiento Evita, que en La Matanza lleva como candidata a Patricia Cubría, esposa del líder del sector, Emilio Pérsico. Dicen que actuó alertada por datos que le han llegado y presunciones sobre el clima en el corazón del peronismo en el Conurbano.

Según confió a este medio una fuente bullrichista, en La Matanza Massa estaría ganando por el 40%… Lo cual no sería un buen dato para el oficialismo, habida cuenta de que en ese distrito suele imponerse -y necesita hacerlo- por mayor holgura.

La principal oposición tuvo en tanto su esperada foto de unidad en la victoria en Chubut, donde Ignacio “Nacho” Torres se transformó en el gobernador más joven del país (35 años). Como dato a tener en cuenta, vale destacar que el resultado fue demasiado ajustado, teniendo en cuenta lo malo que fue el gobierno de Mariano Arcioni. Un hombre referenciado en Sergio Massa, como dato anexo. Recordar que cuando hace 4 años ganó allí Arcioni -quien ya era gobernador por haber completado el mandato del fallecido Mario Das Neves– el actual ministro de Economía fue a Chubut a festejar con su amigo. Fue en esas circunstancias que en un dúplex que le armaron por C5N quedó con Alberto Fernández en que a su regreso se juntarían a tomar un café, que a la postre se transformó en la alianza que lo llevó a integrar el Frente de Todos.

En el festejo chubutense, Bullrich tuvo un gesto que su rival valoró, al sosegar a sus militantes que cantaban “Patricia presidenta”. Igual, el armisticio duró poco, pues bastó que la líder de La Fuerza del Cambio trastabillara otra vez al hablar de economía, para que el propio Rodríguez Larreta le saliera al cruce. Una fuente de la mesa chica de PB minimizó el episodio, diciendo que ella había usado el término “blindar” en referencia a la economía ante la salida del cepo, y citado “un acuerdo” con el FMI, no un nuevo crédito. También relativizó sus efectos: “la mitad de la población no sabe qué es el blindaje”, dijo. Quien explicó bien la situación fue la periodista Cristina Pérez, pareja del compañero de fórmula de Bullrich, Luis Petri, al recordar que cuando Alfonso Prat-Gay decidió la salida del cepo, en el inicio de la gestión macrista, él ya tenía acordado con el “círculo rojo” la inyección de 25.000 millones de dólares, “para blindar la economía” en semejantes circunstancias. Para salir del cepo, insistió, hace falta algo así, llámenle con el nombre que quieran, explicó.

Desde ese sector también le restaron importancia al anuncio de María Eugenia Vidal de inclinar su voto en favor de su amigo Horacio. “Hace rato que ella dejó de medir bien, no tiene votos”, fue la definición concluyente. Fue lo que en definitiva dijo al día siguiente la precandidata presidencial de JxC, en referencia a la exgobernadora y a Facundo Manes: “Son (solo) dos votos”.

“Sumar dirigentes no hará ‘el cambio de nuestras vidas’, pero ayuda a generar un clima de poder, como sustantivo y como verbo”, advierte el consultor Carlos Fara, que además de Vidal y Manes contabiliza la adhesión a Larreta del intendente de la capital mendocina Ulpiano Suárez, a contramano de la postura del candidato a gobernador radical Alfredo Cornejo, que está con Patricia. También señala Fara al hablar de cómo se ha ido equilibrando la balanza entre los dos contendores de JxC al trabajo de los referentes territoriales que están más cerca del jefe de Gobierno: Gerardo Morales, Maximiliano Pullaro, Humberto Orrego, Claudio Poggi, Gustavo Valdés, más los de Evolución, entre otros. “Dirigentes territoriales no son votos, pero si me dan a elegir como consultor, prefiero tenerlos de mi lado. Y si no, habría que preguntarle a Carolina Losada qué piensa del triunfo de Pullaro en la primaria de Santa Fe, o a De Loredo sobre la victoria de Passerini con el apoyo de Llaryora en ciudad de Córdoba”, deslizó el analista.

En una semana, los votos terminarán con las especulaciones.

 
 

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