El peor de los temores de la oposición dialoguista se terminó confirmando luego de que el martes 6 de febrero se desinflara definitivamente el proyecto de ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. Definitivamente, porque ninguno de aquellos actores con cercanía al poder admiten en privado -y aun en público- que el proyecto que originalmente tuvo 664 artículos vaya a ser reflotado.
No porque no se pueda, sino porque nadie le ve interés ya al presidente en repavimentar un camino hacia el consenso.
El peor de los temores era el que una diputada de la oposición dialoguista confió a parlamentario.com en pleno debate del tema en las comisiones: “No sabemos si realmente lo quieren aprobar, o si van a buscar que todo estalle por los aires para culpar a la oposición y romper con el Congreso”.
Buena parte del sector dialoguista hoy tiene una idea firme en ese sentido.
La realidad es que a todas luces la inexperiencia jugó un papel central en esta discusión. Prueba de ello es la certeza de que quien el presidente del bloque oficialista y el ministro del Interior, dos figuras clave en todo este debate, no sabían que con la vuelta a comisión el proyecto se reseteaba. Esto es, volvía a fojas cero. Pensaban que la votación en general no tenía vuelta atrás al menos, y que solo restaría acordar lo que se había enmarañado. No era así: el artículo 155° del reglamento de la Cámara es taxativo en cuanto a que al considerarlo nuevamente la Cámara el proyecto deberá recorrer su trámite ordinario, como si no hubiese recibido sanción alguna.
De inmediato el presidente salió a buscar culpables del traspié entre quienes de inmediato definió como sus enemigos. Difícil volver atrás cuando ya se hicieron semejantes categorizaciones. Primero fueron algunos “likes” o retuits del mandatario, aunque con eso solo ya alcanzaría para incendiar todos los puentes. Basta con el ejemplo de “me gusta” que le puso al tuit que definía al radicalismo como “putitas del peronismo”.
Con 34 diputados, el bloque que conduce Rodrigo de Loredo es lo suficientemente grande como para dañar definitivamente al oficialismo, ya sea por acción u omisión.
Tampoco los aliados más cuerdos del presidente aportaron una cuota de calma. El diputado José Luis Espert lanzó un “a los enemigos de la libertad, NI JUSTIICA”.
Javier Milei siguió escalando cuando al día siguiente de la votación dividió aguas entre “buenos” y “traidores” y ubicó en esta segunda lista a 61 diputados. No aparece allí ningún kirchnerista, no están los miembros del bloque que conduce Germán Martínez, sino aquellos que componen la oposición denominada “dialoguista”, cuyos miembros se habían manifestado en su conjunto a favor de la aprobación el proyecto de ley promovido por el presidente de la Nación.
Daba lo mismo si hubieran votado en contra todos los artículos, que apenas un inciso. La condena les cayó igual a unos y otros, por ejemplo Carolina Piparo, una aliada que ya venía enojada cuando revirtieron su designación al frente de la ANSeS, pero que así y todo seguía manifestándose a favor del Gobierno. Habrá que ver si después de los insultos, ella y otros vuelven a alinearse.
Es que no puede ser inocuo el señalamiento presidencial -y ya no en un tuit, sino en vivo- contra el “conjunto de delincuentes que quieren una Argentina peor porque no están dispuestos a ceder sus privilegios”, y los acusó de querer “descuartizar nuestra ley para poder sostener sus distintos mecanismos por los cuales les roban a los argentinos”.
El enojo principal sería contra los gobernadores, a los que no tardó en condenar con el retiro de los subsidios al transporte. Una apuesta osada, por cuanto no está claro a quienes dirigirán su ira aquellos afectados por boletos sin subsidio. Una medida que tampoco hace demasiado en estas circunstancias, cuando el 85% de los subsidios van a parar al Área Metropolitana. Allí no hubo venganza, si bien en esos Capital y conurbano aportaron la mayor cantidad de votos dialoguistas en contra.
Más tarde vinieron las expulsiones de funcionarios, alentadas por las redes y convalidadas por el presidente: primero con un “like” o retuit y después con la eyección de Osvaldo Giordano y Flavia Royón, cuyas gestiones no estaban en duda, pero sí sus respectivos alineamientos a los gobernadores de sus provincias.
En este contexto crece la versión de que el presidente evalúa doblar aún más la apuesta el 1° de marzo, en la Asamblea Legislativa de inauguración de las sesiones ordinarias. Lo haría dándoles la espalda nuevamente a los legisladores, al dirigir su discurso a los ciudadanos que vayan a aplaudirlo en la Plaza de los Dos Congresos. Para muchos, sería una definitiva declaración de guerra.