Podemos afirmar que hoy en día el wokismo, este perverso andamiaje moderno del marxismo cultural, ocupa un lugar muy importante de la discusión en medios culturales, académicos, económicos, incluso familiares. Es un culto cruel y peligroso que destruye la vida de muchas personas de diferentes razas, géneros, religiones, comunidades, sembrando el odio y la destrucción social. Pretende ser la nueva religión del mundo occidental reemplazando al milenario cristianismo. El wokismo es esencialmente radical, relativista, enemigo de nuestra rica historia. Todo lo que no se ajusta a su ideología es considerado reaccionario. Es fundamentalmente fascista.

Es relativamente fácil de detectarlo, es visible y se va amontonando como una resaca cultural, como el sargazo que los océanos desplazan a muchas costas, pegajosos, corrosivos, contaminantes, malolientes que impregnan todo lo que tocan con una sustancia babosa, de la cual es difícil de librarse.

Wokismo es una nueva religión, un culto que pretende engañosamente eliminar todas las injusticias y prejuicios de nuestra sociedad frente a las minorías, sean éstas raciales, sexuales, económicas, con un dogma fundamentalmente anti cristiano y totalitario.

Pero cual ha sido el origen de esta ideología y porqué debería preocuparnos. El origen debemos buscarlo fundamentalmente en los EE.UU., donde se está transformando en una especie de religión única para importantes sectores de su sociedad, principalmente en medios académicos, pasando luego a medios empresariales, especialmente a aquellos relacionados a los medios de comunicación. El origen de la palabra se encuentra en el dialecto de la población negra del país, allá por los años 40 del siglo pasado. Ser “woke”, quería decir ser vivo, estar despierto, no dejarse engañar.

Pero fue transformándose y pasó a contaminarse con viejos conocidos, como el marxismo cultural, los slogans de la revolución de octubre en Paris y últimamente con toda la ideología radical del movimiento político de los grupos ecologistas de los verdes, con su paquete ideológico radical. Hoy en día su mayor poder lo encontraremos centrado en Norteamérica y desde allí irradia su influencia totalitaria a los países europeos y al occidente en general. Sus ideólogos y mentores debemos buscarlos en los filósofos marxistas alemanes, franceses e italianos como ser Herbert Marcuse, Theodor Adorno y varios más de la escuela marxista de Frankfurt, los franceses Michel Foucault, Jacques Derrida y el italiano Gramsci, que encontraron su caja de resonancia en las más importantes universidades americanas, configurando hoy en día la ideología dominante en esos centros de estudio.

Su gran coyuntura actual la debemos en parte a la actual Administración norteamericana de Joe Biden, y detrás de ella a todos los acólitos de Obama que han transformado en política estatal muchos de los postulados de la ideología Woke, tanto sea en el orden cultural, político, económico y moral. Hoy en día los EE.UU. están empantanados en un círculo vicioso marcado por una democracia disfuncional, con una gran parte de la sociedad que ya no la apoya. Son cada día más graves los problemas de un presidente sin rumbo y senil: las fisuras sociales, la disparidad entre los billonarios y los pobres, una Justicia inoperante y politizada, un espíritu guerrerista que arrastra a los países europeos y los trata como sus súbditos, como lo es hoy el caso de Alemania, sin permitirles hacer una política propia de acuerdo a sus intereses. Un verdadero caos político en el centro del cual pulula el nefasto wokismo, reforzando un autoritarismo nunca antes conocido en los Estados Unidos.

Es interesante destacar cómo en un país fundamentalmente y tradicionalmente cristiano esta ideología woke pudo calar tan hondo y en tan poco tiempo transformándose en la nueva religión de esta otrora gran nación, hoy evidentemente en decadencia. Para la ideología y religión woke el culpable de todo lo negativo a lo que nos enfrentamos es el “viejo hombre blanco”, y es así que el afamado sociólogo, filósofo y publicista alemán, especializado en la materia, Norbert Bolz ha titulado su último libro ¨Der alte Weisse Mann, Sündenbock der Nation¨, aún no publicado en español y que bien podría llevar el título de ¨El viejo hombre blanco, el chivo expiatorio de la Nación¨. Aquí Bolz explica claramente el fenómeno destructivo del wokismo en Norteamérica y su peligrosa obsesión totalitaria. A este excelente libro podríamos agregar otro, también muy importante, para entender cómo el wokismo está destruyendo nuestra cultura, nuestros medios de comunicación y cómo las artes cinematográficas están siendo manipuladas sistemáticamente. Se trata de la publicación del libro de reciente aparición ¨Woke Fiction Comment l´Idéologie Change Nos Films et Nos Séries¨ del sociólogo francés Samuel Fitousi. Fitousi, un especialista de medios de comunicación, nos muestra con gran lucidez y rigurosidad la manipulación de la que es objeto nuestra sociedad por parte del wokismo, que ha penetrado enormemente en las películas y series que estamos viendo actualmente.

Nos explica cómo por ejemplo en Hollywood existe una práctica que exige que aproximadamente el 30 por ciento del personal técnico de las filmaciones, los actores y los scripts elegidos deben contemplar los temas de las minorías étnicas, del feminismo, de los grupos pertenecientes a la comunidad LGBTQ. El libro de Fitoussi es revelador y escalofriante al analizar los criterios woke a los que obedecen muchas de las producciones hollywoodenses. El profesor brasileño José Carlos Zamboni de la Universidad Estadual Paulista comparte los puntos de vista de las investigaciones de Fitoussi y agrega que quizás lo más peligroso de la ideología woke en los medios de comunicación sea el hecho de ignorar, omitir, manipular elementos valiosos que forman las raíces de nuestra cultural occidental dificultando así el diálogo entre generaciones, entre padres e hijos, entre abuelos y nietos.

La cultura woke es radical, relativista, enemiga de la historia universal. Todo lo relacionado con nuestras tradiciones es considerado como reaccionario, autoritario, fascista, producto de la cultura del hombre blanco heterosexual. Meritocracia, tradiciones, cristianismo son descartados de su ideología del relativismo cultural. El wokismo es un culto cruel y peligroso, y está dañándo la vida de muchos seres humanos de todas las edades y en muchas partes del mundo. Pero es especialmente en los EE.UU., donde se ha transformado en una especie de la religión oficial de la actual Administración encontrando tierra fértil. Justamente en una nación con una gran tradición democrática y cristiana, vaya ironía de la historia. Debemos estar muy alertas y preocuparnos de combatir consecuentemente en nuestra Latinoamérica estos embates de una ideología foránea y peligrosa, que es también el resentimiento psicosocial de la extrema izquierda contemporánea.