Son momentos en los que prevalece el oscurantismo y la negación de la verdad. En tiempos como los actuales suele ser más importante cierta transparencia cínica de parte de los dirigentes. Es como plantear todo lo que hasta ahora reconocíamos como claramente incorrecto, se torna aceptable por la sociedad si el que lo expresa se muestra honesto.
Se pueden plantear las estupideces más grandes con cara de bueno. Esta nueva filosofía que embrutece a la mayoría de los países parece ser el sustento de la nueva serie de Netflix, El problema de los 3 cuerpos.
El show se basa en un pronóstico poco alentador del físico inglés Stephen Hawking, quien años antes de fallecer había planteado que para la humanidad sería mejor no toparse con ninguna civilización extraterrestre más avanzada, porque considera que en ese caso la cultura menos desarrollada termina sometida.
¿Qué pasa si hacemos contacto y los “hombrecitos verdes” se ponen en camino para la Tierra con fines de conquista? ¿Estará la humanidad de hoy en capacidad de enfrentarla?
Cómo las distancias en el espacio son enormes y el tiempo relativo, quien sabe uno si esto no está ocurriendo ahora pero con perspectivas de que estos seres lleguen dentro de 1000 años. Qué podría pasar con una humanidad 1000 años más vieja con mejor tecnología.
El problema de los 3 cuerpos aborda esta temática. Es una serie inglesa tiene cierto aire a Dr Who. Tiene un relato ágil e interesante, mantiene el interés y la intriga. Y tiene toques de humor inglés.
¿Y cuál es el planteo en tiempos en que los terraplanistas y los antivacunas logra su espacio en la sociedad?. Y es que los seres extraños quieren hacer que la humanidad retroceda a tiempos precientificos. Se crea una religión que curiosamente es organizada y conducida por un par de científicos (uno de ellos encarnado por Jonathan Price) cuyo nivel de verticalidad y autoritarismo es absoluto.
Porque estos seres son como dioses que, mediante un desarrollo tecnológico incomprensible ahora, pueden ir viendo todo lo que hacen los humanos para ir preparando su invasión.
¿Qué es lo que detona en los aliens la necesidad de conquista y quien dice, de exterminio de los humanos? Han descubierto que los hombres tienen capacidad de mentir y que por lo tanto no se pueden fiar de la palabra de un mentiroso. Bajo su mirada, pasamos a ser insectos.
Porque estos seres que parecen ser muy avanzados en rigor, son siniestros personajes que no pueden mentir y que pueden esgrimir con honestidad brutal las razones por las cuales la humanidad debería ser conquistada.
Muy parecido a esas nuevas derechas modernas que hoy se posicionan como «fuerzas del cielo», que pueden plantear con total brutalidad que hay que dejar desempleadas a 70.000 personas o que si no se hace lo que ellos dicen que hay que hacer los sufrimientos se van a multiplicar. Gente que con total oscurantismo pueden decir que no existe el cambio climático.
Son tiempos en el que la destrucción de los grandes relatos decantan en retasos de discursos donde la reacción, es decir, la vuelta a un supuesto pasado de gloria de la humanidad en el que la gente supuestamente se alimentaba con vegetales y semillas es preferible a seguir avanzando por la libertad espiritual.
No es casualidad entonces que el objetivo de los aliens en esta etapa de guerra sea destruir la ciencia humana y para ello, han llevado a la locura del suicidio a los 30 mejores científicos del planeta. Porque estos aliens le tienen miedo a la capacidad de la humanidad de expandir su conocimiento y tecnología. Han descubierto que los saltos tecnológicos de la humanidad son más rápidos que la de ellos.
Si se demoran en llegar, se van a encontrar con una humanidad avanzada a la cual no podrían conquistar, y por ello van a apelar a las fuerzas del cielo para frenar todo desarrollo humano.