Tras la sanción de la Ley Bases, el gobierno de Javier Milei entró en una etapa de depuración: todo aquel funcionario que no esté convencido con el proyecto libertario está invitado a irse. Para lo que viene, necesita funcionarios leales, dispuestos a llevar adelante las reformas que él considera importantes y para eso puso en marcha un proceso de aleccionamiento que va desde su propia bajada de línea hasta el acoso en redes sociales por parte de los trolls militantes. El principal referente de ese grupo de influencers acosadores es Daniel Parisini, conocido en la red social X como @GordoDan_.
Los casos más resonantes que utilizó Parisini para aleccionar al Gabinete fueron los despidos del ex secretario de Agricultura, Fernando Vilella, y el ex subsecretario de Deportes, Julio Garro. El primero cayó en baja cuando, en marzo de este año, usuarios de redes sociales detectaron que Vilella le había dado “me gusta” a un tuit de Martín Lousteau, opositor acérrimo del Presidente. “A partir de mañana no formás más parte de este Gobierno”, le dijo. Y el día que el despido se consumó, le avisó: “Vaciá ya tu escritorio que estoy yendo para ahí”.
El segundo, Garro, fue despedido por decir que el capitán de la Selección, Lionel Messi, tenía que pedir disculpas por los cantos xénobos contra Francia luego de ganar la Copa América. “Bueno, ya sabés cómo funciona esto, ¿no?”, escribió Parisini en la red social X. Ese mismo día, Garro fue despedido.
Está claro que “el Gordo Dan” tenía la misión de aterrorizarlos y cominicarles a ambos funcionarios que sus horas en el Gobierno estaban contadas.
Pero Parisini no se quedó conforme con su comentario inicial a Garro, sino que envió un mensaje para el resto del Gabinete: “Recordatorio para funcionarios de tercera y cuarta línea: si no entendés la ideología que te puso el culo en la silla donde lo tenés sentado, que, dicho sea de paso, es la ideología del Presidente (que es tu jefe), entonces agradecé por la suerte que tuviste, disfrutá de tu cargo mientras dure y cerrá bien el orto”.
Origen. Parisini nació en Santiago del Estero capital, donde vive su madre, abogada, y estudió Medicina en la Universidad Nacional de Tucuman, donde vive su padre, empleado del banco BBVA. No siempre fue libertario, ni de derecha. En medio de la búsqueda ideológica durante su adolescencia, le llegó la hora de votar por primera vez a sus 19 años y la ola juvenil del kirchnerismo no lo convocaba. Corría el año 2011 y las opciones electorales eran Cristina Kirchner, Hermes Binner, Ricardo Alfonsín, Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saá, Jorge Altamira y Elisa “Lilita” Carrió. ¿A quién votó? A Binner.
“El Gordo Dan” decidió llevar su verborragia e incorrección política al mundo de los canales de streaming y en julio de este año lanzó el canal libertario Carajo con el financiamiento del empresario Augusto Marini, dueño del Grupo Cale, un holding inversor que tiene negocios ferroviarios y agropecuarios, entre otros sectores, y que además es el dueño del canal de streaming Blender, que tiene una línea más progresista.
Daniel Parisini busca que Carajo se convierta en una referencia regional e incluso global, de habla hispana, para los partidos y militantes de derecha. Este fenómeno local no tiene casos similares en ningún país de Latinoamérica. Solo hay streamers solitarios que hacen su propio contenido, pero no están agrupados como sí sucede en Argentina. El fenómeno está extendido en nuestro país con otras emisoras como Luzu, Olga, Eva TV y el mismo Blender.
El interés del “Gordo Dan” en expandirse se vio reflejado en la emisión del lunes 22 de julio cuando su compañero de mesa Pablo Pazos, alias “el Gordo Pablo”, dijo que no le gustaba el verano porque hace mucho calor y puso el siguiente ejemplo: “Cuando te subís al colectivo, te viene un olor a peruano horrible”. En ese momento, Parisini lo frenó y le dijo: “Pará, que tengo que monetizar esta mierda que hacemos todos los días”. En ese comentario hubo dos verdades: la primera sobre la búsqueda de monetización y la segunda sobre la frecuencia del programa. En el 2023, su show llamado “La Misa” se hacía una vez a la semana, y ahora, hacerlo todos los días requiere un trabajo de preproducción mucho más importante.
Sin embargo, esa falta de experiencia no impide que los anunciantes se acerquen. Ya recibieron consultas de potenciales sponsors que están interesados en poner anuncios en Carajo con la secreta intención de tener algún grado de cercanía con el Gobierno. Para Augusto Marini, el socio de Parisini, es también una ventaja porque entre sus empresas está Motora, una compañía de talleres ferroviarios que tiene como cliente al Estado.
En su programa de streaming, “el Gordo Dan” no es tan salvaje como en sus redes sociales. Su show, “La Misa”, es una charla de amigos de derecha en el que la incorrección política sobrevuela la mesa y los chistes para una audiencia millennial y centennial surgen a cada momento. Es una suerte de “678” pero desde el otro extremo del espectro ideológico.
Las figuras fijas del programa son Pablo Pazos (37), conocido como “el Gordo Pablo”, que en Twitter es @MenemAbrazo, y Francisco Pirovano (25), conocido como “Piro” y que en Twitter es @PiroAbrazo. Luego hay figuras rotativas como uno apodado “El Ruso” o Mariano Pérez, el dueño del canal de streaming Break Point, que, por ejemplo, no se sumó a Carajo porque gana más dinero con su emisora. Los compañeros del “Gordo Dan” tienen menos audiencia. También ha estado presente en “La Misa” Juan Pablo Carreira, conocido como “Juan Doe”, que en Twitter es @jdoedoe101101. Carreira es además fundador del portal La Derecha Diario y fue nombrado director de Comunicación Digital del Gobierno.
En este universo, el “Gordo Dan” es el mayor referente de las políticas del gobierno de Milei y su principal defensor en las redes. En una entrevista con Alejandro Fantino dijo: “Si los funcionarios principales del Gobierno no se alinean con la narrativa histórica del Presidente, creo que no funciona. Gran parte del secreto del éxito de los kirchneristas, que gobernaron durante casi dos décadas, fue que se supieron alinearse y formar estructuras en todos lados”.
La tarea de Parisi, al frente de su tropa de trolls, es justamente alinear a los funcionarios. O avisarles que serán echados.