Las recurrentes referencias oficiales minimizando la importancia de contar o no con el Presupuesto 2025 despertaron inquietud en los últimos días dentro de la oposición, respecto de las verdaderas intenciones del Gobierno de aprobar la ley de leyes.
Hizo ruido esta semana el mensaje del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que afirmó que el Gobierno no piensa convocar a extraordinarias. Ya ese funcionario había relativizado el interés oficial por aprobar el Presupuesto, y en la entrevista a la que hacemos referencia volvió a mostrarse despreocupado por la posibilidad de que no llegue a avanzar el proyecto del Ejecutivo presentado el pasado 15 de septiembre. “Creemos que sería un buen signo institucional que el Congreso de la Nación apruebe el presupuesto que envió el Ejecutivo, pero si no lo hace, seguiremos con la prórroga del Presupuesto actual”, dejó claro Francos.
Desde un primer momento la oposición más cercana al Gobierno tomó estas señales de “despreocupación” oficial como una estrategia de presión, a través de la cual dejaban claro que si desde la vereda de enfrente presionaban demasiado con cambios en el texto enviado por el Ejecutivo, no tendrían ningún problema en pegar el portazo.
Pero ahora se plantean desde esos sectores si realmente el oficialismo quiere tener el Presupuesto aprobado, o más bien prefiere lo contrario. A esta altura, hay muchos ya convencidos de esto último.
Llamó la atención desde el principio el cronograma planificado por el oficialismo para el tratamiento del proyecto, con reuniones semanales y espaciadas. Por caso, acaban de cumplirse dos semanas sin debate en la Comisión de Presupuesto y Hacienda. En rigor, se esperaba que esta semana no se reuniera la misma, por eso llamó la atención que se convocara para este jueves a una reunión a la que asistiría el ministro de Salud, Mario Lugones. Al final, la misma fue suspendida un día antes, “por razones de agenda”. Se desconoce si eso implica que ese funcionario vaya a concurrir la próxima semana, o si ya no irá. Pero lo cierto es que se esperaba que el próximo encuentro ya fuera para dictaminar, cuestión de llevar el texto al recinto la semana siguiente.
Aquellos que piensan que el Gobierno está “muy tentado” por prorrogar el presupuesto vigente dudaban igual de que por primera vez en la historia una administración optara por no aprobar la ley de leyes dos veces seguida, porque faltaba una buena excusa que justificara el portazo en cuestión. Parece que ahora la han encontrado.
La sesión de la discordia
No por esperado dejó de molestar a La Libertad Avanza el pedido de sesión de parte de la oposición para el martes que viene. El oficialismo planeaba convocar a una reunión para el miércoles próximo en la que tratarían la privatización de Aerolíneas Argentinas y ficha limpia. Dos temas de alto impacto que no dejaban margen para agregar uno más. Igual, sabían en cercanías de Martín Menem que la oposición se tomaría esta semana para juntar fuerzas y tratar de llevar al recinto la próxima el proyecto de reforma de la ley que regula los decretos de necesidad y urgencia.
Lo que no esperaban era que se incluyera un tema más para esa sesión especial, como es la derogación del DNU 846/24 que habilitó el canje de títulos de deuda en cualquier moneda sin los requisitos estipulados por la Ley de Administración Financiera (mejoramiento de los montos, plazos y/o intereses de las operaciones originales) y sin que se requiera autorización del Congreso.
Un tema realmente sensible para el Gobierno, por cuanto mientras a la ley de los DNU el presidente Javier Milei ya adelantó que si sale la veta, el rechazo al decreto de canje de deuda sería garantía de una derrota catastrófica posterior en el Senado, donde se alcanzaría fácilmente el número para derogarlo.
Altas fuentes parlamentarias del oficialismo hicieron notar a parlamentario.com que “ningún diputado identificado con los gobernadores firmó” el pedido de sesión. Tampoco lo hizo el jefe del bloque Encuentro Federal, Miguel Pichetto, advirtieron.
Para el oficialismo, “los gobernadores son conscientes de la importancia del decreto 846 para la estrategia financiera del Gobierno”. Sucede que “cada gobernador negocia a qué obras se le asigna presupuesto, del total que prometió el Gobierno anterior sin plata”.
Las fuentes consultadas advirtieron que la convocatoria opositora a sesionar el martes que viene “atenta contra las negociaciones del presupuesto que se estaban llevando a cabo”. Esta podría ser la señal que dé por tierra con el debate de la ley de leyes, advierten desde el espacio opositor.
La pregunta es ahora es si, ante tamaña situación planteada, la oposición, la oposición podrá reunir el número necesario para el quórum el martes que viene. Por ahora, sumando tan solo a los bloques convocantes, el número de diputados llega a 128. Sin contar a la izquierda, que sin duda se sumaría.
Pero dadas las circunstancias, habría que estar muy atentos a los diputados alineados con gobernadores para ver si el oficialismo logra neutralizar esa sesión, única alternativa para evitar una doble derrota en caso de que la misma arranque.