Un domingo en plena temporada de vacaciones, con el dato singular de que la política funcionó a pleno pero a puertas cerradas. El principal portón cerrado como a cal y canto fue el de la presidencia de la nación que, a contramano de su fogosa elocuencia, está vez sus dirigentes optaron por el más estruendoso silencio.

A decir verdad, después de lo sucedido con la cripto moneda LIBRA, auspiciada por el presidente de la nación, no hay mucho para decir, sobre todo cuando es de público conocimiento que sin la publicidad de Milei la señora LIBRA hubiera sido una ilustre desconocida, una aventura anónima creada en menos de quince minutos con 200 dólares.
Carlos Rodríguez, el reconocido activista comunista, asegura que todo esto fue posible, es decir la estafa por cerca de cien millones de dólares, gracias al oportuno Twitter presidencial que en un pestañeo de ojos se comunica con cerca de cuatro millones de personas.

Según lo que se puede conocer hasta la fecha, no más de diez personas estafaron a más de 40.000 titulares de billeteras cripto. Como una ironía poética del destino, esta vez los perjudicados por estas maniobras perpetrados en las cumbres del poder estatal por gente que ha venido a destruir a la casta y al estado, no han sido los indigentes, los pobres o la desprevenida clase media, sino los muy entusiastas, fogosos y crédulos niños de La Libertad Avanza que consideran que la palabra de Milei es sagrada y divina. Los protagonistas beneficiarios de este singular operativo son conocidos del presidente autocalificado como el economista más sabio del mundo. Conocidos y algo más que conocidos.

Pandillas de muchachitos herederos legítimos de la cultura yuppie de los noventa o salidos de las escabrosas páginas de "American Psycho" de Eaton Ellis; muchachos “que la ven”, sobre todo a la hora de hacerse millonarios en un abrir y cerrar de ojos o cuando saben que disponen de la buena voluntad del crupier o el titular del casino. Insisto una vez más: sin la intervención de Milei está estafa no hubiera sido posible.

De aquí en más cada uno es dueño de creer en las más diversas posibilidades. Puede que Milei haya sido engañado en su buena fe, dicen algunos. Ustedes me perdonarán, pero a mí ese argumento me suena más a embuste que a una explicación creíble de quien se considera el mejor presidente de la historia argentina.

Dejo a juristas determinar si hubo o no dolo y espero que los dirigentes políticos decidan qué corresponde hacer en términos institucionales. Milei hasta la fecha para lo único que abrió la boca fue para tratar de “ratas inmundas” a quienes osaron preguntar qué había pasado. Ahora tendrá la oportunidad de dar una explicación que esté un poquito más a la altura de la investidura presidencial, sobre todo porque en este jueguito de las cripto monedas, el presidente no es un recién iniciado.

Por el contrario, hace un par de añitos también se dedicó a promocionar una cripto moneda trucha por la que cobró, según sus propias palabras, unos 10.000 dólares de publicidad. Y poco tiempo antes, hizo algo parecido con el token Vulk. Ahora, este habilidoso caballero no es panelista de televisión ni un solitario diputado, sino el presidente de la nación. Soy todo oídos.