Los informes que van surgiendo en Miami y de los cuales vamos tomando conocimiento, permiten apreciar de qué manera se va deshilvanando la madeja del famoso caso de la maleta dolarizada que aterrizó en el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires en la madrugada de aquel  4 de agosto de 2007, desatando a partir de allí un febril trabajo de investigación de los fiscales de Miami Dade y de periodistas independientes, a la par de atacar los nervios de los gobernantes y funcionarios de Argentina y Venezuela. Veamos cuáles son esos detalles que llegan desde Miami.

    En primer lugar, Guido Antonini Wilson sería más amigo de Franklin Durán que de Carlos Kaufmann. Como se recordará, estos últimos son dos de los detenidos en Miami acusados de presionar y amenazar a Antonini para que no revele el origen y destino del dinero de la maleta. Durán fue quien habría entrenado a Antonini para introducirlo en el mundo de los negocios y quien poco a poco lo acercó a la cúpula de la petrolera estatal venezolana PDVSA, incluso hasta disfrutar por un tiempo de un “noviazgo” con la secretaria privada del presidente de la empresa, Rafael Ramírez.

    Lo que va quedando claro es que la relación directa de Antonini en PDVSA era exclusivamente con Ramírez, tal como ha quedado registrado en una de las tantas grabaciones en poder de la fiscalía de Miami. Ya se sabe además que las maletas desembarcadas en Buenos Aires fueron diez, con una suma total de 8 millones de dólares, y que las primeras habrían pasado gracias a Claudio Uberti. La última, decomisada por la guardia aduanera, fue la que el joven Daniel Uzcátegui Spetch hizo objeto de un enredo al momento de pasarla y terminó en las manos de Antonini, lo cual despertó la curiosidad de la joven aduanera María Luján Telpuk, la misma que de allí saltó a la fama hasta convertirse en tapa de la revista Playboy. 

    Todo estuvo coordinado directamente por el presidente de PDVSA con los viajeros argentinos y con Antonini, lo cual explicaría por qué Reiter Ramírez, el guardaespalda del funcionario, fue quien protegió y entregó él mismo las maletas en la rampa de PDVSA del aeropuerto de Maiquetía. Al respecto, la duda que aún persiste es por qué y quién quemó la camioneta en la que Reiter Ramírez trasladó personalmente las maletas llenas de dólares. ¿Acaso porque esa camioneta aparece en los videos de seguridad del aeropuerto, que están desparecidos o aún escondidos?.  

Guido Antonini Wilson          Claudio Uberti

Presidente de PDVSA Rafael Ramírez (der.) y ministro argentino Julio De Vido

    En realidad, de acuerdo a lo que señala el periodista venezolano Nelson Bocaranda Sardi, quien quiso quedarse con esa maleta de los 800.000 dólares que luego fue incautada no fue Daniel Uzcátegui Spetch, sino que éste se la guardaba al verdadero interesado en quedársela, que era Claudio Uberti, quien finalmente por su estrecha relación con Antonini logró que éste asumiera su propiedad. El caso es que Uberti quiso “soplarles” esos 800.000 dólares a sus socios argentinos y venezolanos aplicando el dicho: “Ladrón que roba a otro ladrón...”.

    Por sus investigaciones en éste y otros temas que tienen a mal traer al gobierno de Hugo Chávez, el periodista denunció “cualquier daño, atentado, secuestro o ‘accidente’ que puedan sucederme tanto a mí como a miembros de mi familia por parte de la pandilla parapolicial que dirigen Rafael Ramírez y su asesor en seguridad, Reiter Ramírez, quienes se han mostrado muy preocupados y molestos por toda la información veraz y oportuna que he podido brindar sobre el caso de la maleta de Antonini, la corrupción en PDVSA, las conexiones y negocios de su familia política y otras menudencias”. Bocaranda Sardi, en declaraciones realizadas al diario “Sexto Poder”, se basó en datos que sobre esta amenaza le habrían suministrado personas ubicadas en el propio interior de la petrolera estatal, que estarían enfrentadas a la corrupta conducción de la misma.

    Lo cierto es que las grabaciones en poder de la fiscalía de Miami acumulan detalles cada vez más jugosos. Por ejemplo, los referidos a la relación de la funcionaria de la presidencia de PDVSA Sandra Marín, de nacionalidad colombiana, en ciertos negocios y comisiones con Antonini, o sobre otra funcionaria, Marjorie Gutiérrez, quien trabajó con Diego Uzcátegui Matheus, el ex ejecutivo de PDVSA que fue “renunciado” a pedido del gobierno argentino a cambio de la cabeza de Claudio Uberti, funcionaria que colaboró con el FBI, que también la tiene grabada, y que fue el enlace entre Reiter Ramírez y Antonini durante las nerviosas 72 horas transcurridas por el maletero en Buenos Aires y Montevideo luego del decomiso de la maleta.

    De las grabaciones se desprende también a quiénes corresponden algunos pseudónimos utilizados, indicando que “Riki” era el nombre en clave de Rafael Ramírez y “Rulitos” el de Sandra Marín.

    En cuanto a Franklin Durán, uno de los millonarios empresarios arrestados y amigo de Antonini, no parece tener ningún apuro en declararse culpable como hizo el resto de los involucrados. Pero llegado el caso tiene mucha información comprometedora contra PDVSA y su presidente Rafael Ramírez, quien hace años atrás quiso acabar con la empresa de lubricantes Venoco, de propiedad de Durán y Carlos Kaufmann. Su archivo contiene detalles de algunas travesuras de PDVSA “pirateando” lubricantes que habrían sido responsables de la muerte de 118 conductores a los que “les fallaron los frenos”, lo cual fue denunciado por Venoco en su momento. Durán también tiene interesantes grabaciones, ya que tenía en su casa un sofisticado sistema para obtenerlas.

    Lo que no deja de resultar extraño es que el presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, se mantenga tan “intocable” en el régimen de Hugo Chávez a pesar de las denuncias de corrupción que ha ido acumulando. En Venezuela dicen que ello obedece o bien a que el propio Chávez está también involucrado en esa corrupción de la petrolera —no olvidemos que es un surtidor no sólo de petróleo sino también de dinero para financiar grupos pro-chavistas en el continente, la diseminación del “socialismo bolivariano” o campañas electorales de políticos amigos—, o bien que Ramírez tiene “agarrado” a Chávez con algo como para que éste no se meta con él.

    Como sea, lo que se ha ido acumulando en Miami, entre las grabaciones y las declaraciones de los involucrados que aceptaron declararse culpables, explotará en todo su esplendor en los primeros días de septiembre, cuando comience el juicio. Allí aparecerán, entre otras cosas, los nombres de Rafael Ramírez y del ex vicepresidente Jorge Rodríguez vinculados a operaciones muy bien detalladas. También el del general Henry Rangel Silva, jefe de la DISIP, la policía política, quien apareció por primera vez tras la incautación de la maleta, cuando Hugo Chávez le pidió que haga todas las averiguaciones necesarias para mantenerlo informado, y luego cuando las presiones de los involucrados lo dejaron comprometido al tratar de desviar las investigaciones del FBI e intervenir en las presiones a Antonini para que no abra la boca sobre el origen y destino del dinero de esa maleta.

    Que dicho sea de paso, y según surge en forma cada vez más diáfana, era la campaña presidencial de la actual pseudo-mandataria argentina teledirigida por su esposo, Cristina Fernández de Kirchner.

    El caso es que en el próximo mes de septiembre no llegará al sur del continente americano sólo la primavera. Es que ésta también incluirá otros climas mucho menos benignos, a la luz de lo que surgirá en el juicio definitivo, y definitorio, que se llevará a cabo en los tribunales de Miami en torno al ya famoso caso de la maleta de Guido Antonini Wilson, el cual dará que hablar por mucho tiempo más.

    Y que dejará secuelas en los gobiernos argentino y venezolano muy difíciles de superar. Y será justicia.

Carlos Machado