Un escándalo de gigantescas
proporciones ha comenzado a hervir en Nicaragua y vuelve a poner en tela de
juicio la honradez administrativa del gobierno del presidente Daniel Ortega
y el de su amigo venezolano Hugo Chávez.
Se trata del “extravío” de
250 millones de dólares entregados por la fuente de financiamiento, la petrolera
estatal venezolana PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A., a la empresa
asociada nicaragüense Albanisa (Alba de Nicaragua S.A.), para la
construcción de lo que sería la más grande refinería de petróleo de
Centroamérica. Para ambos gobiernos, este megaproyecto no tiene antecedentes en
la región y “sólo es comparable al del Canal de Panamá”. Está ubicada en
Puerto Sandino, una zona costera a sesenta kilómetros de Managua, y una vez
concluida estaría en capacidad de refinar hasta 150.000 barriles diarios de
petróleo, de los cuales 105.000 serán de diesel, 31.000 de gasolina y 5.000 de
gas licuado.
Expertos nicaragüenses en
temas económicos, financieros y fiscales señalaron que el extravío de este
dinero constituye una mega estafa que amenaza la continuidad del proyecto, y
exhortaron a la Asamblea Nacional de Nicaragua a realizar una auditoría
completa de todos los convenios firmados entre Venezuela y el gobierno de Daniel
Ortega, principalmente en el tema petrolero. De acuerdo a las primeras
investigaciones, en el ‘affaire’ aparecen involucrados altos funcionarios de
ambos gobiernos y también ejecutivos de PDVSA, de Albanisa y de Petróleos de
Nicaragua (Petronic), empresa mixta que preside el funcionario venezolano
Francisco López.
Un informe confidencial
elaborado por diputados oficialistas de la Asamblea Nacional señala que luego de
un año después de haberse colocado la primera piedra en un solemne acto,
presidido por los gobernantes de ambos países, sólo se ha realizado el estudio
de impacto ambiental y parte del movimiento de tierra, contratos que no superan
la cantidad de un millón de dólares, desconociéndose el paradero del resto del
dinero, que es apenas un anticipo de los cuatro mil millones de dólares que
ofreció entregar el gobierno venezolano para “el mega proyecto que
transformará !a vida económica y social de este país centroamericano en un plazo
de cinco años”, según palabras textuales de Hugo Chávez en el acto
inaugural.
¿Rumbo político?
Para otros analistas, éstos
pertenecientes a agencias de inteligencia, la desaparición de esos 250 millones
de dólares sería en realidad una bien ejecutada operación de blanqueo de
dinero, cuyos beneficiarios serían los políticos del Frente Sandinista de
Liberación Nacional (FSLN) que apuntan a la reelección. Algo en lo que
concuerdan varias fuentes nicaragüenses.
Esos fondos tendrían el
mismo destino encubierto e ilegal de contribuir a financiar campañas
electorales, como ya ocurrió en su momento en Colombia, Bolivia, Ecuador,
México, Perú y Argentina, y a la vez ir a parar a las arcas de elementos
corruptos de Venezuela y Nicaragua. Como puede verse, una estafa muy
latinoamericana.
Por otra parte, el FSLN está
tratando de consolidarse en todo el país y de tomar el control total del mismo,
y se dice que buena parte de los funcionarios de la petrolera local Albanisa
—una sociedad mixta cuyas acciones se reparten por partes iguales entre
nicaragüenses y venezolanos— son también miembros de alto nivel del FSLN.
Otro tema es si el gobierno de Nicaragua va a abrir una
investigación sobre el dinero desaparecido o este escándalo simplemente se
desvanecerá como los 250 millones de dólares, que por el momento se encuentran
haciendo reposo a la espera de su utilización.
Por el momento parece que
será así. De acuerdo a “El Nuevo Diario”, de Managua, el presidente Daniel
Ortega llamó “enemigos del pueblo” a quienes se preguntan dónde están los
fondos multimillonarios derivados de las partidas que Venezuela otorga al país
en el marco de los acuerdos del ALBA (Alternativa Bolivariana para las
Américas), el invento de Hugo Chávez que ha logrado agrupar escasamente,
además de Venezuela y Nicaragua, a Bolivia, Cuba y algunas pequeñas repúblicas
antillanas.
Según “El Nuevo Diario”, con
estas declaraciones “Ortega confirma que la cooperación venezolana no pasa
por ninguna institución del Estado, se usa a discreción de su voluntad y nadie
responde por su transparencia”.
Así también respondió Ortega
al anuncio de la Contraloría sobre una auditoría especial a Petronic,
entidad receptora de los fondos de la ayuda venezolana, luego de que la sociedad
civil, políticos de la oposición y observadores económicos exteriorizaran
preocupación por la posible utilización de los fondos para generar clientelismo
político a través de los programas sociales del gobierno.
Es que Ortega enfrenta
además otras dificultades, entre ellas algunas similares a las que sufre
Venezuela, como la falta de alimentos básicos y la disparada inflacionaria, lo
que lo obligó a adoptar medidas iguales a las de a su amigo Hugo Chávez
al disponer el desvío de fondos para diseminar mercados populares para vender a
la población los frijoles a precios justos, sin ofrecer una sola palabra de cómo
quedará esa deuda pública que no es autorizada por la Asamblea Nacional.
Los nervios de Daniel
Ortega, de todos modos, se justificarían además por otros factores. La presencia
en Nicaragua de elementos iraníes pertenecientes a la Guardia Revolucionaria,
también llamada Pasdarán, está siendo investigada en forma exhaustiva por
varias agencias internacionales de inteligencia. De esa presencia nos ocupamos
recientemente en forma exclusiva en un artículo que rápidamente comenzó a dar la
vuelta al mundo, y que parece haber tenido sus repercusiones.
Nicaragua parece haberse
convertido en el país de las oportunidades para todos. Y para todo.
Carlos Machado