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MONOLOGANDO

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EN EL DIVÁN DE LA BLOGÓSFERA
EN EL DIVÁN DE LA BLOGÓSFERA

    El Blog o Bitácora, no es más que una retórica personal, un abuso casi insaciable del Ego y muchas veces, un miserable abandono de la realidad. Después de todo, la realidad es nuestra primera fuente de sospecha. Una gran excusa para ficcionar, una coartada a la que debiéramos negarnos. Somos engañados tanto por la realidad como por los espejos que quisieron perpetuarnos la juventud un día de gloria. Es como un parpadeo frente al semáforo, la pequeña historia se cuela, hacemos el cambio y como si el sol nos bañara en silencio, volvemos a la avenida, al tráfico, a la realidad. El Blog o Bitácora es el monólogo perfecto. Un lugar para privilegiar los anónimos y el vouyerismo, instituciones con personería jurídica en Internet. Todo vicio es plausible, un anexo que cargamos con nuestra humanidad. Los clubes existen para asociar la ausencia, el déficit, la monotonía de un tiempo que ignoramos, quizás el amor inconfesable a la banalidad. Es una herramienta, sin duda, pero se ponen las vísceras, el hígado, un pedazo de la vida, en no pocas ocasiones, en este monitor indiferente, que nos observa casi con desdén, como una diva que ha resuelto las próximas cien taquillas.
    Hay monólogos que conversan con uno, pero este se expande al infinito, no tiene horizonte, ni ruta, sólo vagas señales como un náufrago en la noche lanzando bengalas. No es una metáfora, ni una imagen de paquete, con etiqueta y todo, sino la realidad. La mujer del Botones me dijo un día en un hotel, que el escritor que iba a quedarse unos días, escribía para exprimir unas pocas lágrimas de cocodrilo a un limón. Esa fruta ácida, decía, nos atraviesa con la avaricia de una lágrima sentimental, casi con rencor y se nota cuando la exprimimos, la fuerza de sus sentimientos, la razón de ser de su espíritu agrio y bondadoso a la vez. No sé como explicarle, me dijo. En su mirada adiviné que sus palabras eran sinceras, no había farmacopea en ellas, química de segunda clase, provincial.
    Ella, la señora del Botones, disfrutaba planchando, poniendo a punto el uniforme de su marido, en soledad, con el mismo orgullo y paciencia de Penélope, que no faltara ni un hilo, botón, a su Capitán, que se instalaría frente al barco de cemento sobre la puerta de vidrio con una sonrisa de buzón.
    En la breve historia de los Blogs o Bitácoras, cabe recordar su origen y furor. Surgieron en medio de las tinieblas, cuando la verdad se extravió en los grandes impresos del Norte, la tinta se pudrió en la conciencia de los medios que faltaron a la verdad. No es que hayan mentido del todo, sino soslayaron la verdad, los hechos, la realidad en un intento por parafrasear a Broadway.
    La historia nunca dejará de ser historia y borrada una y otra vez por un presente autoritario, fantasioso, que la vuelve a contar. Había una vez, no es cosa del pasado, sino del futuro.
    Tanto repasan la misma noticia con sus máquinas centrífugas los medios digitales, la TV en primer lugar, que el abecedario desconfía de sus vocales, declara en cuarentena a sus consonantes y en verdad las frases no se atreven a salir a la calle. Los Blogs- Bitácora son un instrumento para el Periodismo Independiente, veráz, el de la vieja escuela interpretativa, para el reporteo inteligente, audaz, inclaudicable. Así surgiero y ese es un camino para hacer frente al basurero informativo.
    Hay quienes cuelgan poemas como mensajes de S.O.S., textos, música, fotos, imágenes, noticias, opiniones, peticiones, un repertorio nunca visto de subjetividades y pasiones. La Premio Nobel austriaca Elfriede Jenilek ha apostado fuerte al Blog-Bitácora colgando capítulo por capítulo su recién concluida novela, Envidia: Una novela privada. La apuesta es más alta aún, no va a editarla en papel.
    La realidad es un subproducto de los hechos y aunque un viejo clásico nos inste desde su traje blanco de crupier de Las Vegas, a salir a buscarla para através de la crónica novelarla, es un mero subterfugio para olvidarse de la imaginación, porque la realidad en estos tiempos pareciera estar en todas partes y en ninguna. Un Dios severo, guerrero, actúa como si fuera su custodio inmerso en la galaxia de su agujero blanco, libre de smog, supremo pastor de ovejas díscolas. El periodismo no morirá (sic), dijo a continuación Tom Wolfe en la Feria del Libro de Buenos Aires y dijo, algo parecido, a que sólo la realidad hace posible la novela. Ya le había disparado a quemarropa, matándola. ¿Tantos salvadores para un mundo insalvable? La literatura seguirá siendo un territorio desconocido, lugar de aventura y sueños. Allí, donde los espejismos se convierten en realidad.
    Los Blogs o Bitácoras, son otra cosa, bengalas en manos de ciegos, sordos, mudos y por supuesto de personas con creatividad, talento, conocimiento, humor y ganas de contar historias, relatar situaciones, difundir verdades, contaminar la atmósfera con palabras personales. Es un paso desde el divánQué diría S. Freud, de esta manera de desnudarse, claro, muchos con la máscara puesta. Sorprende que no sólo los lectores internautas sean anónimos, sino que los propios autores de los Blogs se escondan detrás del monitor. ¿Temor, humildad, cobardía? Hay todo un capítulo por escribir sobre el tema y más de algún psicólogo ya debió haberlo hecho.
    Los Blogs o Bitácoras, no amenazan a nadie, son como una esperanza de Cronopio, deshaogo frente a la mudez verbal del mundo, esa retórica tan falsa como un peluquín de viudo de verano. Son pequeñas luciérnagas que se abrazan en la noche oscura de los tiempos y se hablan en voz baja para no despertar a los gigantes, dueños de las tormentas. Un Blog o Bitácora, debiera ser una criatura sensible, infantil, llena de sentimientos, con los ojos abiertos y los brazos también, algo que no pese más que una pompa de jabón o una mota de algodón. No se si existirán los Blogs- Bitácoras pecosos, de mirada pícara de yo no fui.
    En la cadena montañosa de la información, con sus Himalayas, Kilimanjaro, Everest, Urales, Apalaches, los Blog -Bitacora son pequeños volcanes, más bien quitados de bulla, apagados y fugaces caminantes solitarios.
    ¿La palabra volcán es femenina o masculina? ¿Tiene eso alguna importancia? ¿Una erupción verbal es tan poderosa como esas cenizas que atraviezan lagos, montañas, ciudades.? Siento que un Blog-Bitáctora es una herramienta, un espacio privilegiado no sólo para hacer sombra antes del ring, sino para pelear en el cuadrilátero. La poesía, por ejemplo, no requiere guantes de boxeo, su punch son las palabras, el lenguaje, la imagen, lo no dicho anteriormente. Un Blog-Bitácora, debe tener poesía como parte del balón de oxígeno de quien bucea en él. La red es un mar de palabras cruzadas, babilónicas, entonces lo del buzo encaja perfectamente y no crea amigo Lector que me estoy yendo por las ramas o el fondo marino. El mundo pareciera estar detenido en la Fontana de Trevi con Marcelo Mastroiani y Anita Ekberg en La Dolce Vita de Fellini, pero es más bien un espejo de agua anterior a esta época. La Bergman y Bogart despidiéndose siempre en Casa Blanca (la vida es un riesgo, como la palabra, hay que aventurar), mientras Marilyn, con sus magníficas piernas no saldrá nunca de la historia de Hollywood. La estatua de la Libertad permanecerá como una interrogante a partir del futuro inmediato pasado presente. Los globos corazón, vuelan, van a la mar que es el morir. Y en la palabra, Rimbaud, Rulfo y Kafka en un juego de persianas que dejan pasar la luz tibia de un atardecer cualquiera. Rimbaud se instaló en la modernidad y Rulfo, que viaja con nuestros muertos como si nada. Una página es una página, Amigo Lector, no la de vuelta mientras pueda.
    Sigmund Freud el viejo criticado, amado padre del psiconálisis, dueño del diván, se revisa asimismo, en teoría y práctica, lo que le faltó o sobró y acertó. Humano este Sigmund que no quiso ser Sigismund y nació en la ex checoslovaquia, como Kafka, quienes nos perfilaron una parte importante del mundo que conocimos como tal. Las otras fotos que acompañan esta página, forman parte de mis fetiches, pasado, origen, ruinas, futuro quizás, de la flora y fauna que me acompaña en vida y sueños. El copihue y el Toqui Lautaro (Halcón ligero en mapuche) , una identidad ineludible. Esos momentos no programados ni siquiera por el azar y escritos, sin duda, con la tinta de Las Mil y una Noches.

 

Rolando Gabrielli©2008
http://rolandogabrielli.blogspot.com/

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