En diversas ocasiones se ha anunciado en este sitio las alternativas y vicisitudes, para nada casuales por cierto, sufridas en relación al libro AMIA, la gran mentira oficial, escrito por los servidores Christian Sanz y quien suscribe. Remate indignante a tantos años de investigación, presiones, aprietes, sufrimiento y demás yerbas para desembocar en un oprobioso aquelarre. Tamaña ignominia de censura pingüinera, avalada por las autoridades de la AMIA-DAIA, tuvo anoche su colofón al enterarse los susodichos que dicha obra no estuvo, ni en figurita, en la recientemente concluida Feria del Libro, como se había pautado.

    Entonces, no sólo el ejemplar en cuestión fue torpedeado por los dueños de la consignataria Rubbo, responsables de su distribución en quioscos de revistas, como también ocultado en las librerías de las grandes cadenas como Yenny y demás. Ahora, se junta lo anteriormente mencionado.

    Tal manifestación ya abiertamente explícita, es sólo una muestra gratis del espurio matrimonio entre la impunidad del Estado con la cúpula antes citada. No en vano uno de ellos, Moshé Korin -director cultural de la AMIA- no tuvo empacho en admitir abiertamente sobre la no culpabilidad de Irán en la masacre de la calle Pasteur, pero como la misma es funcional al eje Washington-Tel Aviv, se avanza con la mentira del cuento persa.

    Y precisamente, dicha línea ideológica la siguió a rajatabla Néstor Kirchner, el ex presidente birola afincado (al menos hasta hoy) en el concheto Puerto Madero. Ratificando dicha infamia, con creces, la actual inquilina de Balcarce 50 cuando transó en Nueva York con el Comité Judío Mundial. Conformado este entramado, no queda ningún resquicio por el cual se filtre otra versión que la oficial que cuenta con tan poderosos padrinos. Como aquel episodio de Los Simpson, en el cual Bart tiene la idea de secuestrar a un cerdo que es mascota predilecta de una universidad, sin tener en cuenta que el porcino de marras cuenta con el beneplácito de nada menos Richard Milhouse Nixon. “Lo siento, Homero, pero ese cerdo tiene amigos poderosos”, se justifica el rector al expulsar de la casa de estudios a Homer. Mientras que aquí, la mentira tiene más apoyo y cuenta con más pesos pesados que el ingente deseo por desentrañar tanta infamia.


Lo que se ve, no existe

    Por eso, no debe sorprender a nadie ya que la piedra angular de la actual administración (como lo fue de la anterior) sea la manipulación de la realidad y el constante menosprecio por la verdad objetiva. Si alguien dijo alguna vez que “la única verdad es la realidad”, para estos esperpentos la cuestión pasa por lo contrario. Desde arriba, una especie de Olimpo "trucho", bajan directivas y reprimendas, dádivas para los lamebotas, denuestos para los díscolos y permanentes amenazas de infiernos y Apocalipsis para quienes osan sacar los pies del plato. No en vano, en la noche del martes 25 de marzo, ingentes llamados inundaron los canales de televisión para prohibir terminantemente que se sacara al aire el cacerolazo en Capital y el resto del país. Se sigue haciendo, como por otro lado se manda censurar obras como la referida
    Sembrar el miedo, promover el ocultamiento, perseguir, denostar, y mandar pegar a lo Luis D’Elía, no son precisamente métodos que deben imperar en una democracia. Más bien, provenientes de un régimen muy proclive a despreciar las libertades individuales sobre todo la de expresión sin restricciones.
    Ya no constituye ningún secreto que se está viviendo una hora crítica para el país todo. Hace un rato escaso, este escriba se dio una panzada con las boludeces del mencionado impresentable hombre fuerte de Laferrere, D'elía, quien advirtió: "No entendemos la posición de ellos porque hemos marchado con ellos cuando estaban cercados por la pobreza y les remataban los campos, y ahora tienen US$ 20.000 millones de facturación anual, cuantiosas ganancias, y ellos, junto a algunos sectores concentrados de la economía y de la comunicación, están planteando un golpe de Estado político y económico.
    Les reclamamos a los medios de comunicación que no nos discriminen y nos brinden el mismo tratamiento y espacio que les dan a los ricos y élites de este país, en sus 4x4, instalados, con la única bandera que tienen es el de la propia rentabilidad. No quieren pagar impuestos, promueven el desabastecimiento y la inflación y quieren desestabilizar”, según un informe de Urgente 24.
    Como se dijo hace unos días, desde este espacio no se harán más advertencias. Sólo se analizará lo cotidiano y las jornadas por venir. Toda paciencia tiene un límite, como también la injusticia. “El que avisa, no es traidor”, dijo un sabio rey español llamado Fernando, allá por 1492. A pesar de la distancia temporal, la sentencia sigue teniendo vigencia.

Fernando Paolella