No hay manera de que Cristina Kirchner
demuestre un poco de autocrítica, ni la más mínima pizca de ella. Hace pocas
horas, enfrentando las declaraciones de monseñor Jorge Casaretto, presidente de
la Comisión de Pastoral Social, insistió con que la pobreza bajó en el
país y pidió al pueblo algo insólito: que la ayuden a "convencer a los que
todavía dudan".
En un discurso pronunciado en la provincia de Chaco, la jefa
del Estado agregó que "hay otro país, hay otra realidad diferente de la que nos
quieren convencer".
Recordó que "a partir de 2003, los argentinos tocamos fondo,
con 22 por ciento de desocupación, y hoy podemos exhibir con orgullo que bajó a
7,5 por ciento —falaz INDEC mediante—, y también el descenso de la porbreza y la
indigencia", en tanto reclamó a la oposición "menos agravios y menos insultos,
porque ese —advirtió— no es el camino" para reconstruir el país.
Horas antes, el impresentable ministro del Interior,
Florencio Randazzo, consideró que la postura del sacerdote está en línea con
sectores que solo “alimentan las expectativas inflacionarias”. “Valoramos la
preocupación de la Iglesia por los más pobres, pero nos sorprenden las
declaraciones de Cassaretto, que llamativamente coinciden con la posición de
aquellos sectores que sólo alimentan expectativas inflacionarias”, expresó.
En un comunicado de prensa, el ministro consideró que
“quienes trabajan codo a codo con los sectores más humildes de la sociedad no
deben ser funcionales a los intereses de quienes atentan contra el bolsillo de
los que menos tienen”.
Randazzo destacó sin ponerse colorado que “el descenso
extraordinario en los niveles de desocupación, pobreza e indigencia que se
lograron en estos 5 años demuestra que este gobierno es el que más ha hecho en
materia social”.
El funcionario advirtió que “nadie como este gobierno ha
logrado tanto en tan pocos años para disminuir la cantidad de pobres”, y señaló
que “los argentinos debemos tener memoria y no olvidarnos que la crisis de 2001
dejó a más de la mitad de los argentinos sumergidos en la pobreza y la
indigencia”.
Además opinó que “es poco serio medir la pobreza por los que
ocasionalmente puedan acercarse a una iglesia a pedir ayuda”.
El funcionario afirmó que “la disminución de la pobreza y el
desempleo son una realidad objetiva y concreta que es percibida por el conjunto
de los argentinos”.
Randazzo ratificó que el gobierno seguirá trabajando
fuertemente en la inclusión social, en avanzar en la distribución de la riqueza
para que en la Argentina para que existan menos pobres. Según las poco
creíbles cifras oficiales, la pobreza disminuyó de un 57,5 a inicios de la
gestión kichnerista a 20,7 por ciento en el segundo semestre de 2007 en tanto
que la indigencia cayó 27,7 al 6 por ciento, y el desempleo del 27 al 7,5 por
ciento”.
Los datos de la pobreza son tan pocos creíbles que aún el
INDEC no se animó a difundir el informe.
Recordemos que Casaretto ayer cuestionó esas cifras al
considerar que hoy que la pobreza "está aumentando" en la Argentina. "La
percepción nuestra es que en estos momentos está aumentando la pobreza",
aseguró, al señalar que las demandas que recibe Cáritas en las distintas
parroquias “nos dicen que vuelve la gente para pedir alimentos más que antes”.
La elocuencia de las palabras de Casaretto no merecen mayor
comentario por parte de este periódico.
Ana Grillo
Fuente Agencia DyN