El 28 de agosto de 2000, el periodista Joaquín Morales Solá, que destapó las coimas en la Cámara Alta, escribió en La Nación que «hubo una extraña reunión en los momentos decisivos de la aprobación de la ley por parte del Senado. La reunión se habría celebrado en el hotel Elevage (que se le atribuye a la propiedad de Nosiglia) y de ella dio cuenta en su momento el diario Ambito Financiero. Participaron los senadores peronistas Alasino y Costanzo (y uno más cuyo nombre no se confirmó), Santibañez y Nosiglia”. 

    Luis Cesar Torino, uno de los directivos del hotel declaró bajo juramento en el sumario de los sobornos que Nosiglia y sus acompañantes se reunían en el Salón Cocteau en forma “privada y reservada”, y que entre ellos estaba Leopoldo Moreau. Otros empleados del establecimiento también vieron a Flamarique, el ministro artifice de la ley comprada con dinero de la SIDE.

    Que Moreau asistiera a esos encuentros no desentonaba con la aparición de su nombre en el famoso anónimo que hiciera estallar el escándalo y provocara la renuncia de Chacho Alvarez a la Vicepresidencia de la Nación. Ese anónimo, que los propios fiscales del procedimiento, Eduardo Freiler y Federico Delgado, estimaran probado en un 80% hace dos años y medio en declaraciones a la revista “Noticias”, fue dado por absolutamente cierto por la actual Primera Dama, Cristina Fernandez de Kirchner. En su proyecto de derogación de la Ley de Reforma Laboral, al referirse al reparto de las ominosas dádivas, la senadora abrevió que “al momento del reparto en el PJ se estableció 50.000 para la mayoría y 1 palo para Tell, otro para Alasino, 600.000 para Costanzo, 200.000 para un grupo especial (Branda, Cantarero, San Millán, Pardo y otros). En la Alianza, montos similares Genoud, Moreau, Agúndez, Pontaquarto”.

    El juez Gabriel Cavallo, que entendía la causa, nunca valoró estos indicios, ni los tuvo en cuenta cuando fuera llamado a resolver. Moreau jamas fue imputado ni citado nunca, ni siquiera como testigo ni como sospechoso a pesar de los testimonios de los empleados del Hotel Elevage, y pese a haber sido prolijamente escrachado en el emblemático anónimo que hizo tambalear la República.

    El 18 de diciembre pasado la revista “Veintitres” publicó que Moreau emprendió viaje a Jordania el 27 de abril de 2000, para participar en una reunión de la Unión Interparlamentaria en Aman, capital de ese país, concretamente el día posterior en que se pagaron las coimas al votarse la ley en el Senado. Según el decreto 0551/00 firmado por Chacho Alvarez, fueron autorizados a ese viaje los senadores Genoud, Moreau, Leon, Alasino, Galvan, Sapag y Menem, además de Pontaquarto. Ese decreto figura en el tomo XIX del sumario de las coimas, folios 3762 y 3763. Moreau replica que no viajó, pero la encargada de información en la sede central la Unión Interparlamentaria en Ginebra, Luisa Ballin, ratificó por escrito lo publicado por esta revista, confirmando la asistencia de Moreau y ampliando la lista de los argentinos participantes a los senadores Pardo y San Millan, al diputado Edgardo Grosso y a Viviana Feo, una asistente del senador Alasino. El gobierno les pagó a cada uno de los viajeros 4684 dólares de pasaje y 3000 dólares de viáticos. ¿En que quedamos Leopoldo Moreau?. ¿Viajó?. ¿Cobró el pasaje y los viáticos? 

Juan Gasparini
Especial desde Ginebra