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CORIN TELLADO: LA VIDA EN ROSA

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    Inocente pornógrafa, mercenaria, reina de un erotismo patológico, obsesivo y tentador, que subyace en las historias más triviales...Así describen a esta pequeña asturiana de 1.56 metros de altura, llamada Corín Tellado, de 75 años y que ostenta el envidiable récord de la más vendida en lengua castellana con más de 400 millones de novelas de amor.
    Por décadas ha sido reina absoluta del folletín rosado, del amor por entrega, y con el seductor lenguaje de la intriga, de lo inverosímil, pero que el corazón humano ingenuo, vaciado en el supremo fracaso del abandono, es presa fácil de la pluma docta, como un bisturí que disecciona el alma sobre el espejo de una felicidad prestada.

Reina en la adolescencia

  
Maestra en la dosificación, dueña del escenario y de sus protagonistas, entra con el viejo y sutil saco del enredo y se confabula con su lector o lectora, mientras deja que la soga de la maquinación anude la garganta, conmueva, empuje hacia el pequeño precipicio de lo aparentemente inevitable, fatal, y de paso para que en una nueva entrega, se resuelva en parte y abra nuevamente el abanico del desenlace infinito.
    Gilda y Maruquel, confiesan que la leyeron entre los 10 y 12 años de edad, tiempo de la fiebre romántica y de las ensoñaciones en búsqueda del príncipe azul. Gilda dice que al poco tiempo pudo comprobar que todas las historias eran iguales y abandonó a esta sacerdotisa de la adolescencia por aburrimiento. ¿Pero quién no ha leído alguna vez a Corín Tellado se preguntaron?
    Iván, ecuatoriano, de paso por Panamá, la califica de intrigante. No sabe de donde sacaba tanto enredo esa señora. Yo tenía 20 años de edad, recuerda, cuando la leía. "Eso marcó una época en nuestras vidas".
Damaris, recuerda sus días adolescentes en Chiriquí, cuando Corín Tellado captó su corazón, porque ella sabía tocar las fibras sensibles de la incertidumbre y volcar la página final hacia el happy end sorprendentemente esperado.
    Dania, cubana, quien podría ser uno de los personajes idílicos de Corín Tellado, dice que leyó en La Habana, viejos ejemplares de bolsillo durante su adolescencia, y que se trata de historias donde se mezcla la belleza perfecta de los personajes con mucha intriga y los resortes psicológicos, donde los menos favorecidos y dotados por la naturaleza crean suspenso y son elementos esenciales de un final feliz.
    Yraida, panameña, capitalina, quedó para siempre vinculada a las páginas de Corín Tellado, ya que sus padres decidieron ponerle el nombre de uno de sus personajes de una novela llamada Yraida y Magaly. Su prima se llama Magaly. Algo muy propio de esa época, recuerda, porque nuestras madres leían esas novelas.
    El libro de Guiness la registra como la más vendida, ya que ha editado más de 5 mil novelas, una verdadera fábrica de sueños e ilusiones, envueltas en papel celofán para las amas de casa.
    El folletín tiene una historia y fue uno de los estilos más populares en la literatura alrededor de 1830, en el creativo mercado de la prensa francesa, el cual vio en este suspenso del día a día, una venta asegurada y un lector cautivo.
    Eugene Sué era el autor de los novelones de esa época y competía, nada menos que con Balzac, Dickens y el rey del folletín, Alejandro Dumas, según lo calificara Víctor Hugo.


Las mil y una noches

  
El patrón era tan simple como el que se emplea en los clásicos relatos orientales de Las Mil y una noches, (Abil Leylah wa leylah) donde Scheherazada salvó su vida, tuvo hijos y encontró la felicidad en Persia a través del relato de historias, que le impidieron al rey Schariar continuar con sus crueldades.
    En estas noches azarosas, el pueblo árabe deja correr su prodigiosa fantasía, y estamos ante una narrativa asombrosamente entretenida, surgida en el siglo VIII y completada definitivamente en el siglo XV, que cautiva adultos y niños por igual, porque sus páginas contienen la magia de la verdadera literatura y que para algunos estudiosos constituye una "de las obras maestras de la ficción humana".
    Los siete siglos de la conquista musulmana en España y Portugal, cautivaron finalmente al propio Alfonso el Sabio, quien mandó a traducir el Corán, entre otras obras, al tiempo que las leyendas árabes influyeron a la propia Divina Comedia de Dante Alighieri.
  
La novela rosa, ha sido calificada de género inmoral porque falsea intencionadamente la realidad, situando la acción en planos sociales enfermizos y artificiales.


El frio andamiaje de la historia trucada


   Allí opera la española María del Socorro Tellado López, desde su casona en Gijón, con impunidad en el corazón roto, ella construye el frío andamiaje de la vida trucada, donde las almas infantiles, siempre en vilo, se acomodan en el gran teatro de la tragedia amorosa, pasional, al estilo Corín Tellado.
    Lectora de Arthur Miller y Víctor Hugo, la anciana patrona de este amor público de sollozos y espinas, anclado en el diván rosa de la vida común y corriente y anidado en la patología de la ausencia de un mundo propio, Corín Tellado desarrolla sin asco su culebrón escrito para hacer estallar las fibras menores de un amor trillado sobre el vericueto de la intriga per se, esa que colinda con el morbo y peina la desgracia en la peluquería del asombro.
    Corín, tan distante de ambos escritores como de la literatura, escribe simplemente "novelas de evasión para entretener", unas 50 páginas diarias, y sabe que no ganará el premio Nobel de Literatura.
    Ella se considera una profesional que escribe por dinero, y apuntó alto la chaparrita, que ha hecho un arte inigualable del corazón roto en el siglo XX, porque ha vendido ilusiones a tutiplén, a mujeres que pueden ser de hielo, fuego, fatales, lúbricas, perezosas, o asesinas, porque para eso está la fábrica de la imaginación de una "escritora" que se montó en la maravillosa caja de la superficialidad y le dio cuerda al morbo. Sí, ella puso en vitrina sólo lo que hay de morboso, cabalístico, de embrollo confabulador en la Caja de Pandora de la psiquis humana y la epidemia se extendió, haciendo público en la ficción, aquello que en el mundo de las pasiones pertenece al secreto universo de cada pareja. Prendió, sobre todo, en corazones juveniles, ávidos de aventuras, románticos por excelencia, y también en otros más maduros, pero igualmente adolescentes, solitarios y en búsqueda de cupido, aunque sea prestado por la novela rosa.
    Hay muchos excelentes medios para protegerse contra la tentación, advirtió Mark Twain, pero la protección más segura, recomendó, es la cobardía. Jean Cocteau, fue más lejos en esto de las tentaciones, de lo prohibido, que tanto motiva al hombre y la mujer, cuando sostuvo que Dios no habría alcanzado nunca el gran público sin ayuda del diablo y de sus tentaciones, por supuesto.


En el doble fondo de la psiquis

  
La señora Tellado, ronda, busca y pone el pie en el acelerador en el doble fondo de la psiquis, el viejo resorte de la mente humana saturada muchas veces por el vertiginoso tren del estrés, el pozo de la frustración, el interminable pasillo de la desorientación, de esa especie de limbo al que se llega con el ocio, el no me importa y la vagancia con pasaje expedito hacia el horizonte, sin límite. Ella se ha atrincherado en el lenguaje y las situaciones esteriotipadas, en la trama circular, en una suerte de pornografía del alma, la más difícil de erradicar, por la inocencia de su envoltorio y la fuerza que tiene la historia, la palabra y la literatura rosa.
    La realidad no hace soñar, por lo general, pero el Manco de Lepanto, don Miguel de Cervantes y Saavedra, que es la ficción misma, la fantasía, imaginación, convirtió El Quijote de la Mancha, en un texto para cultivar la imaginación, la libertad y la reflexión, ingredientes necesarios para un libro verdadero. El ingenioso hidalgo, Don Quijote y Sancho, perdurarán en los tiempos, porque forman parte de la cultura de los pueblos y su memoria. Son un prototipo, el primer molde, en una palabra.


Libros: magica prolongacion de la memoria

  
Los libros, dijo Jorge Luis Borges, "son una mágica prolongación de la memoria humana, guardan los sueños, saberes y sentimientos de las generaciones".
    La diferencia está en haber leído en la prima juventud estas Biblias literarias, verdaderos e inagotables tesoros, como: La Isla del Tesoro, Los Tres Mosqueteros, Tom Sawyers, Simbad el marino, y más tarde Los Caminos de la Libertad de Sartre, El Extranjero de Camus, La Metamorfosis de Kafka Las Residencias en La Tierra y los Veinte Poemas de Amor de Neruda, El Principito De Saint ­Exupery, Rimbaud, Baudelaire, Georg Tralk, Vallejo, T. S.Eliot, Mistral, Borges, Rilke, Holderlin, Donne, Artaud, Blake, Whitman, Lezama Lima, Prevert, Pound, Cardenal, Kerouac, Hesse, Mann, Goethe, Shakespeare, Lewis Carrol, y su maravillosa Alicia, García Márquez, Cortázar, Onetti, Bradbury y todos los libros clásícos griegos, españoles y franceses y universales que nos tragamos con el placer del aceite de resina en el liceo.
  
Por fortuna, la literatura es otra cosa, mi estimada Corín, y usted lo sabe. Ernst Hemingway, boxeador, cazador, pescador y escritor en la primera línea de batalla, es su antítesis, porque comunicaba algo así como la inmortalidad de la victoria: sentimientos, acción y una indomable voluntad de ser. Y no sólo se trata de salirse o adentrarse de la realidad, sino que la imaginación va acompañada de una cierta credibilidad que perdura en el tiempo y en las generaciones venideras, que son en definitiva las que consagran al escritor y la palabra.
    Usted dirá Corín en su descargo, que es otro público, una proyección diferente en la sociedad, que lo suyo es un juego y su verdadera pasión es vender, pero es inevitable no apostar al compromiso de la vida con la literatura o a una Historia que no será lavada por el detergente de la propia Historia.
    Le concedo que usted viaja en un cómodo carruaje de la sociedad light y que para gustos, los colores, y que en el amor como en la guerra, todo es válido, y además en este año dos mil uno ya somos màs de 6 mil millones de seres humanos en la Tierra, y usted tiene lo suyo en el mercado global desde hace varias décadas.


Un closet de sentimientos

  
¿Usted sabía que Lao Tse dijo: "no tiene el alma ningún secreto que no revele su conducta"?. Como para pensar, ¿no cree? Pero usted se ha empecinado en lo contrario a la literatura y al arte, que desde tiempos inmemoriales rescatan lo mejor del ser humano, sin olvidar que el arte es vida, muerte, miedo, polvo, risa, sacrificio, sentimientos y todo el closet humano a su disposición.
    Su éxito más que indudable, pareciera inevitable. Y no es la única en este mundo rosa, de realidades pueriles y animada por el submundo de los acontecimientos que adquieren relevancia, protagonismo y el sello de betseller inclusive.
    Patricia Cornwell, tiene 43 años, usa el pelo corto, es de ojos azules, delgada, más bien enjuta, divorciada, ex cronista policial, de poca cultura literaria, es hoy una bestseller en Estados Unidos con sus novelas policiales trucadas con la fea realidad, el crimen y la crueldad de una sociedad que ella califica de violenta. Soy rica, ella misma se describe, célebre, joven, no me siento segura en ninguna parte, porque soy un blanco ideal para el secuestro o el asesinato. "recibo cartas de presos que tienen mi foto en su celda y que no dejarían de buscarme cuando salgan". Su mundo novelado es el de los sicópatas y de la gente solitaria. Ella también forma parte de este universo que describe, la rodea y vive, ya que el marido de una agente del FBI, madre de dos hijos, intentó matarla porque había mantenido relaciones amorosas con su mujer.
    Edgar Allan Poe, dice Borges, quien lo cultivó también, es el padre de la novela policial y está vinculada a lo fantástico. Chesterton es considerado uno de los maestros, pero hoy reina más que todo la violencia en este género, que no se apiada ni de sí mismo.


La vida real en rosa

  
Quizás la novela rosa y esta patología literaria, son recursos extremos de la realidad, la desnudan con los viciosos resortes del morbo y la trapisonda, y la extrapolan con el oficio inicuo de la marginalidad. Hay quienes sostienen que no le hacen mal a nadie y que Corin Tellado es una "inocente pornógrafa," ,como dice el escritor cubano, Guillermo Cabrera Infante, que le tocó pasar por la vida, con su implacable máquina de hacer historias.
    La extensión de Corín Tellado, es en la actualidad, sin duda, el culebrón de las telenovelas, en su mayoría con una trama trucada, maniquea de la vida en blanco y negro, del malo y el bueno, el bien y el mal, y el amor que siempre triunfa después de pasar el Ñagara en bicicleta, ejercicio nada despreciable para quien practica el socorrido adagio: quien quiera celeste, que le cueste.
    En el transcurso de la telenovela vive y vibra en toda su intensidad, el mundo patológico y sale a flote lo peor del ser humano, con chispas de generosidad en contrapunto, aunque el lado oscuro de la fuerza humana brinda un banquete al telespectador, que atina a decir: ¡viste!, y mira hacia el lado donde cree encontrar la respuesta en la vida real.
    Esa confusión entre realidad y ficción, trastoca patrones de la vida de la gente común y corriente, cuya escalera social pareciera crecer como mala yerba a través de la pantalla que le hipnotiza e idiotiza, haciéndole soñar con lo inalcanzable, en el mejor de los casos, al tiempo que le incita a practicar un amor deformado, de raíz violenta y a todas luces enajenado.

  

El culebron pone a soñar despierto

    El culebrón pone a soñar despierto, introduce la falsa adrenalina de la violencia clicé, hurga en el último piso del yo hasta violentar la conciencia más tímida y menos alucinada, alimentándola de las sobras de la felicidad.
    Lo que sucede, dice la gente, es que entretiene, es poco edificante, pero divierte, y en el escenario mayor del folletín moderno a fines del siglo XX y en el pleno corazón de Washington, surgió la gran novela rosa en la Casa Blanca, con algo del prono del protagonismo y de la mano maestro de una intrigante agente literaria neoyorkina, Luciane Goldberg.
    Luciane fue la maquiavela que urdió que Linda Tripp grabara las conversaciones con Mónica, cuyo "traje azul de amor", se mantuvo lejos de la tintorería, como prueba, de que sí hubo algo con propiedad donde lo impropio y equívoco hizo de las suyas.
    Contó con todos los resortes de la publicidad, del marketing y del escandaloso oficio milenario de la intriga en dosis reparadoras para los insomnes apetitos del morbo. La historia comenzó ingenuamente en Internet y fue socavando los cimientos del propio Presidente Bill Clinton, se instaló en el Congreso, recorrió los Estados de la Unión, circunvaló el mundo, entre la incredulidad, la mofa, el descaro y el aporte lingüístico, no de la protagonista solamente, sino en el estricto sentido del término, cuando acuñó el eufemismo de "contacto impropio" por sexo sin penetración.
    En ese instante único, preciso, brillante, irrepetible del derecho norteamericano, Corín Tellado simplemente desapareció, como si nunca hubiese escrito una sola palabra.


Lo impropio en el salon oval

   
"Relación inapropiada y equívoca", se dijo en adelante en una interpretación entre jurídica y alegre, y eso fue lo que ocurrió entre la ex becaria y el Presidente. Mónica Lewinski no sólo reflejó en su relación un fetichismo por los habanos, sino por su propio vestido, el que guardó con celo como prueba que sus devaneos fueron un poco más allá en el Salón Oval.
    El mundo vivió segundo a segundo la novela rosa más publicitada de la historia, el folletín que contó con Internet, la fabulosa máquina de acortar distancias y de masificar los mensajes de manera instantánea. Se abandonó casi todo en Estados Unidos, por esta pasión que no terminaba de armarse en el rompecabezas que sus seguidores esperaban. La realidad vencía esta vez a la imaginación de la rocambolesca autora: Corín Tellado.
    Mónica entregaba ingredientes para que el pan no se fuera a quemar antes de entrar al horno y llegó a decir: "yo crecí mintiendo, he mentido toda mi vida para sobrevivir".
    El escándalo tomó vapor, cuando los periodistas norteamericanos abandonaron La Habana, Cuba, en medio de la visita del Papa, porque el olfato les decía que algo grande se cocinaba en Washington y así fue como dejaron en un segundo plano a Fidel Castro y Su Santidad, en una visita esperada por años por el mundo católico.
    Los detalles del indiscreto y no menos exuberante y ya mítico habano, hipnotizaron a millones de norteamericanos embelesados por la creatividad de los furtivos inquilinos de la Casa Blanca, que llegaron a recordar a Sir Winston Churchill y al propio Fidel, en sus buenos tiempos de fumador impenitente. El célebre poeta y narrador cubano autor de Paradiso, José Lezama Lima, y asmático crónico, fumaba habanos, decía, como un homenaje al Olimpo de los aborígenes de la Isla.
        En el Olimpo estuvieron Bill y Mónica, y los dioses de la política, el Congreso, perdonaron a un atribulado mandatario que se excusó ante la Nación, con la maestría de quien ha vivido en la cuerda floja de lo público y privado.
    Comparado con el rey británico EnriqueVIII, Clinton es un niño de pecho, dijo The New York Time. Han pasado casi 500 años y la historia lo recuerda. Enrique VIII por el amor de la fea y narizona Ana Lorena, inventó su propia religión, ante la negativa papal de permitirle el divorcio. Después, el inquieto rey degolló a su querida Ana, porque otra súbdita le había guiñado el ojo.
    El amor, desde tiempos inmemoriales, y eso lo sabe Corín Tellado, ha remecido los tronos y traseros más bien puestos, en todos las épocas y direcciones. Si hasta Troya ardió por el rapto de Helena por parte de Paris. Cleopatra, la diosa del Nilo, prefirió ajustarse el cinturón, antes que volar junto con su imperio, y su amor con Marco Antonio, la Historia lo recuerda con encomio. La princesa Diana de Gales, siglos más tarde, le arrancó el corazón al mundo con su amor de novela trágica y que culminó con una escena fatal junto con su príncipe azul árabe, en el "Puente del Alma", París, donde solo queda el recuerdo, de quien siempre vivió como en un naufragio hasta que las olas la alcanzaron.
    La Historia suele ser novela y viceversa, porque la ficción es la suma más precisa de todas las realidades y azares.
    El Rey Lear de Shakespeare, lo dijo claramente sin eufemismos: ¡Que prospere la copulación!

 

Rolando Gabrielli

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