El Banco Central ya absorbió 6.500
millones de pesos de circulación desde que se desató el conflicto con el campo.
Al vender dólares, retiró pesos de la plaza. Las tasas se dispararon. A pymes,
se les cobra 25% de base. La escasez de fondos por esta dolarización ya se
nota en diversas actividades. Y los precios para peor no ceden.
La decisión del campo de continuar con las medidas de fuerza
provocó un nuevo salto de las tasas de interés. Los bancos no dudaron en salir a
pagar 18,5% anual en dólares para captar fondos de inversores mayoristas (a ese
nivel llegó la Badlar), pero aun así les costó conseguir plata fresca.
El recalentamiento de tasas se sintió a lo largo de toda la
curva. El call money (tasa interbancaria de corto plazo) saltó de 9% a
11% anual. Si bien una parte de la explicación puede vincularse a que se trata
de los primeros días del mes y tanto bancos como empresas precisan efectivo, el
aumento resultó mucho mayor que lo que sucede en un mes normal. El sistema
financiero está sufriendo los efectos del menor efectivo que circula en la
economía y la consecuencia es un empinamiento de las tasas para no perder fondos
o, en algunos casos, para atraer a nuevos inversores. Un dato clave está
vinculado con la abrupta reducción en el volumen de las cajas de ahorro:
perdieron $ 7.500 millones, casi 20% del total, en apenas tres meses
(pasaron de $ 37.300 millones en febrero a $ 29.600 millones a fin de mayo). El
público se llevó dinero que supuestamente era transaccional para recurrir al
refugio del dólar. Este comportamiento tuvo como reflejo la gran demanda
minorista en las casas de cambio en las últimas semanas.
La acelerada baja del dólar en el mercado mayorista y
minorista y el fuerte aumento de las tasas por el momento no fue suficiente para
detener el drenaje de fondos de los bancos. Pero en las entidades esperan que en
los próximos días (la semana que viene a más tardar) comiencen a ingresar los
flujos de AFJP para nuevos plazos fijos, ante los atractivos niveles de
rendimientos. De suceder esto, podría resultar clave para detener la suba que
duplicó los niveles en poco más de treinta días.
Traslado
La suba del costo de fondeo para las entidades se trasladó al
crédito. Los bancos volvieron a aumentar las tasas de corto lazo para las pymes.
«Es difícil hoy que se cobre menos de 25% por descuento de cheques», reconoció
el gerente financiero de un banco local. Es casi el doble de lo que se pedía
hace apenas 45 días.
Muchas entidades incluso se negaban a la mañana a
financiar líneas de corto plazo, con la excusa de no saber claramente cuál debía
ser el nivel de las tasas. Según datos del Banco Central, para
compañías de primera línea, el costo del crédito ya supera 22%, un piso para
cualquier otra línea de financiamiento.
También se incrementó el costo de conseguir fondos a través
de los fideicomisos financieros. Ayer se cerró una operación de Tarshop
por $ 60 millones. La tasa conseguida llegó a 21,5% anual en pesos, la más alta
para este tipo de instrumentos en lo que va del año. Pero los organizadores de
la emisión destacaron que el crédito sigue abierto.
El generalizado aumento de las tasas genera algunos efectos
«colaterales», por ejemplo, un estiramiento en la cadena de pagos. Ante la
sequía de pesos que se produjo en el mercado, para las empresas hoy atrasar el
pago a proveedores tiene un premio mucho mayor. Por eso, plazos que iban de 30 a
60 días ahora se estiran en algunos casos a más de 90 días. La desaparición del
financiamiento en 12 cuotas sin interés está vinculado con el aumento del costo
del dinero y con los altos niveles de inflación. Las casas de electrodomésticos
estiman que lo que más se resentirá es la venta de productos «premium» como
televisores plasma y LCD, porque el impacto de cargar el precio en seis cuotas
en vez de doce puede dejar afuera a muchos potenciales compradores.
El círculo virtuoso que generaba la compra de reservas por
parte del BCRA se dio vuelta. La entidad monetaria ganaba divisas y, al mismo
tiempo, inyectaba pesos que estimulaba la economía. Pero en los últimos dos
meses vendió casi u$s 2.000 millones y absorbió más de 6.500 millones de pesos.
Esta creciente dolarización la llevaron adelante tanto empresas y bancos como el
público.
El objetivo oficial es forzar a los productores agropecuarios
a liquidar exportaciones para que ingresen más divisas. Así, la entidad que
preside Martín Redrado estaría en condiciones de recuperar las reservas perdidas
y volver a inyectar pesos.
Pablo Wende
Ámbito Financiero