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BIENVENIDOS A MARTES 13

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MARTE Y UNA NOVELESCA E HIPOTÉTICA INVASIÓN TERRÍCOLA
MARTE Y UNA NOVELESCA E HIPOTÉTICA INVASIÓN TERRÍCOLA

    La superficie roja de Marte descubierta en las más recientes postales enviadas desde el mismo enigmático, codiciado, soñado planeta marciano, no pueden ocultar los problemas terrenales, tan simples por estar al alcance de nuestra mano (Tierra). Si nos fuéramos mañana mismo a esos desolados paisajes marcianos, como una gran playa roja, felliniana más que soviética, ¿Qué haríamos con tantos problemas que trasladaríamos, sin duda, calcados de la Tierra a Marte?.
    La gran pregunta es ¿Cómo se las arreglaría el Gobernador de Marte con los díscolos, belicosos, destructivos terrícolas? Gente que llegaría a corromper el aire, la distante y aparentemente inocua atmósfera marciana. Todos los sueños, la mitología, la vida extraterrestre, saldrían por una ventana  a la galaxia como una loca desenfrenada.
    Marte sabría que más de un 30 por ciento de los habitantes de la tierra tienen hambre. Que el Planeta azul, un paraíso cuando fue entregado al hombre, hoy es un asco, lleno de enfermedades, guerras, catástrofes, contaminado hasta el último agujero, saturado de envidia, rencor, violencia, corrupción, celos, todas pestes de Egipto y sus alrededores.
    Un planeta, Marte, rojo, a la medida de Carlos Marx, pero sin contradicciones, vació, más cerca del cielo, que del infierno de la Tierra. Un planeta condenado de antemano por los neoconservadores. Planeta de cuidado para los inversionistas. Un Planeta que ha demostrado ser un díscolo platillo volador  durante décadas y del que se esperaba mucho más que un suelo lleno de  rocas, piedras en el camino. ¿Dónde están los marcianos? ¿O siempre estuvieron en la tierra?
    ¿Qué harían allí los 19 millones desempleados solo de América latina? No hablemos de los marginados de Calcuta, los huérfanos ciegos de Kabul,  los mutilados de Bagdad, la corte de los milagros que baila zamba en Brasil, los hongos macilentos de Centroamérica, todo el viento helado negruzco del Cono Sur, la Europa desdentada, Asia, África, Estados Unidos, la corte de todos nuestros milagros.
    Bienvenidos a Martes 13. Sin salvas, sin alfombra roja, ni protocolo, los micrófonos al viento, la esperanza en un acantilado frotándose los huesos. Todo el paisaje, los sueños, las esperanzas para este planeta arco iris. Glaciares blancos, rojos terrenos rocosos, arenas y polvos verdes, azules.
    Marte como la muerte, frío, gélido, huérfano, con sombrero negro alón espera en un desolado bar del desierto valle que nos trajo Spirit, un explorador última generación fabricado en Estados Unidos y que recorre como un indocumentado la superficie marciana. Barro, quizás a 169 millones de kilómetros de la tierra, la misma materia de los que se perdieron el Paraíso.
    Spirit, un robot del tamaño de un carrito de golf, está convertido en un Paparazzi, como un turista japonés, fotografía todo lo que ve. Spirit  aterrizó en las proximidades de la hondonada somnolienta, una depresión cubierta de polvo. En el otro extremo del Planeta Rojo, se espera a Opportunity para el 24 de enero próximo, que también  fotografiará la superficie de Marte.
    Las dos pequeñas maquinitas andan en búsqueda de un solo objetivo: encontrar agua. Sin ese precioso líquido, no hay vida. Qué simple. Una gotita de agua saliendo de un ojo humano, nos dice que ahí existe vida, como nosotros la concebimos.
    ¿Los marcianos llorarán?

 

Rolando Gabrielli

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