Se reunieron 34 países en la Cumbre Extraordinaria de las Américas en Monterrey, México, con los organismos multilaterales de crédito como telón de fondo, para ver como se impide que la región siga tocando fondo y Estados Unidos pueda concretar su alianza económica estratégica hemisférica a través del ALCA.
La única voz de los país del sur fue la de Néstor Kirchner, presidente de la Argentina, que descendió sin corbata al aeropuerto azteca, y cerró su participación como un diestro torero no sólo en el pulseo frente al FMI, sino ante la Casa Blanca, y puso sus picas en Flandes en la ciudad de los charros: no habrá crecimiento sin rebaja sustancial de la deuda externa, para que un acuerdo económico sea eficaz entre las Américas, debe reconocer las diversidades y permitir los beneficios mutuos.
Sin desarrollo sustentable las crisis institucionales y las caídas de gobiernos democráticos seguirán siendo moneda corriente en nuestro continente, enfatizó el Presidente. La gobernabilidad democrática está definitivamente vinculada con la viabilidad económica y la inclusión social, advirtió al cierre de su participación, en una Cumbre no distinta a otras, envuelta en el humo de la esperanza, de una retórica minusválida.
K, tocó todos los temas que llevan la dimensión del tiempo en la mesa de las negociaciones internacionales, desde la economía de casino, a este eterno ejercicio de miserias latinoamericanas, cuyo callejón sin salida pasa por el inefable FMI. Ahí se estacionó K en su discursos un largo tiempo, como Spirit en Marte, un terreno árido, siempre a descubrir, enigmático, sorprendente.
La Cumbre Extraordinaria se realizó en un período de marcada pauperización latinoamericana, con indicadores que sólo demuestran la profunda crisis social del sub continente, sus marcadas diferencias en al distribución del ingreso, la pobreza extrema, corrupción, insostenible y ese lujo llamado sobre vivencia para más de 200 millones de pobres. En ese contexto, Haití, encabeza el más patético de los escenarios posibles, sin que preocupe a ala comunidad internaiconal como debiera, y países de uno a otros extremo de as Américas, bastas poblaciones que lo habitan, saludan más a la muerte que a la vida diariamente desde sus miserias.
Cualquiera puede llevarse las palmas en este sainete, sin norte, sin sur, aunque K pidió más hacia dentro de la región, al corazón de nosotros mismos. Algunos mandatarios se sentaron en Monterrey, cuando la corrupción en sus países superan los dos mil millones de dólares anuales y las riquezas inundan los mismos bolsillos de siempre. Se negocia con el diablo el pellejo de América, ha dicho en pocas palabras el presidente K. Por ello demandó la condonación de deudas contraídas en América Latina por gobiernos dictatoriales y sostuvo que mientras su país realiza "esfuerzos al límite" para cumplir con sus acreedores, "sufrimos presiones, incomprensión, indefiniciones y demora" de los organismos internacionales. "Nadie puede cobrar de los muertos",cuya salud es improbable hasta para quienes manejan la respiración artificial de las economías burbujas.
Las recetas que han llevado a la quiebra a los países, son inadmisibles, puntualizó el presidente argentino, cuyo país vive aún los efectos dramáticas de una arquitectura financiera internacional llena de burbujas, volátil, escalofriantemente díscola, inestable, abusiva, usurera, empujada por la cálida mano de la corrupción.
En la mayor crisis de mi país- dijo Kirchner y tomó nota la prensa argentina- me tocaba gobernar la provincia de Santa Cruz y retiré los fondos de mi país llevándolos a la Reserva Federal de los Estados Unidos a una tasa de un 1 por ciento anual, mientras había gente que invertía en mi país al 30 por ciento (...) En esas condiciones no resulta inmoral ni racional la protección que por allí se postula a favor de quien manejó sus fondos como si concurriera a un casino de juego.
Economía especulativa, capitales buitres reemplazan a las inocentes golondrinas, inversiones fantasmas o cazadas con el verdugo, dan el mismo resultado: nuestro endeudamiento externo crece, se multiplica, palabras más o menos, K, le puso a su manera y a la medida de sus fuerzas, el cascabel al gato, en tiempos en que los ratones siguen encantados a Hamelín.
K solicitó a la Casa Blanca un Plan Marshall para toda Latinoamérica, al estilo de la Europa post guerra, una petición, al parecer, fuera del mercado y de las opciones de Estados Unidos, complicado en el laberinto económico de Bagdad y Kabul.
Cuba, que es una isla inmersa en este mar crispado de relaciones conflictivas, suspensiones, paréntesis, donde el tema de la salida al mar de Bolivia, comienza a tomar vuelo, en medio de la definición chilena: relaciones aquí ahora para discutir las reclamaciones bolivianas.
América latina se expresa de la mejor manera, desde el fondo de sus entrañas, donde la miseria de sus gentes compiten con Guiness Récord.
Concluía la reunión presidencial de Monterrey y una mujer nicaragüense, madre de cuatro niños, sumida en la más estricta y rigurosa pobreza, daba a luz cuatrillizos producto de una violación que la dejó inconsciente. Esta patética imagen refleja el alma latinoamericana, violada, inconsciente, traumatizada, muchas veces sin rumbo.
El mundo continúa a pesar de nosotros, lleno de huecos, parches, agujeros negros. El país, uno de los diarios españoles más leído en el mundo, no le dedicó un espacio prominente a la Cumbre de las Américas, seguramente a la visita de los Reyes de España a Chile.
Alemania hizo noticia al reducir drásticamente su gasto en defensa y al ejército. El país que lideró las dos primeras guerras mundiales en el siglo XX, entró al nuevo milenio más ligero de esas cargas bélicas y se quitó de encima unos 26 mil millones de euros.
No están claras las cosas en el mundo de las vacas locas. Los gurúes se pronuncian y los multimillonarios como Soros, también. Su desafío es la reelección de George Busch y está dispuesto a seguir poniendo dinero de su fortuna de siete mil millones de dólares, con tal de contenerlo en su reedición hacia la Casa Blanca.
Alvin Toffler, el autor de las olas, desde su refugio en California lanza sus pronósticos para un mundo revuelto fuera de control y predicciones. Su principal anuncio esta vez, es que Estados Unidos es pionero de una nueva civilización. Europa, en cambio, sostiene Toffler en declaraciones a La nación de Argentina, está anclada en la era industrial.
Bautiza como la era del conocimiento esta etapa, que guía Estados Unidos por el mundo y continuará en las próximas décadas, como un cambio no sólo económico, sino de nuestras vidas, advierte, y si bien cree que nos dirigimos aun mundo multipolar, advierte que no cree que será más pacífico que el actual.
Toffler no parece tan confiado en su bola de cristal y tiene razón porque nada es lineal en estos tiempos y el mundo se ha transformado también en un pañuelo ensangrentado, inhóspito, inseguro, terriblemente azotado por pestes, catástrofes y el mal del siglo, el terrorismo.
De América Latina, el vaticinador y oráculo de nuestro tiempo, opina así: A juzgar por su pasado reciente, no les debería ir demasiado bien. Salvo ciertos casos aislados, han cerrado cada oportunidad que tuvieron de integrarse al mundo y al capital extranjero. América latina está obsesionada con su pasado, con el nacionalismo, con el colonialismo, y mi consejo es que, en cambio, miren al futuro como se está haciendo en Asia. Pero no veo que vaya a haber un desarrollo comparable, porque su liderazgo sólo responde a presiones populares y no sabe mirar más allá.
El planeta sigue en movimiento. Por ahora, al parecer, no abandonaremos nuestra propia órbita. Ganas no le falta a la Tierra, con tanta basura y contaminación. Unos más , otros menos, estamos en un zapato chino, Toffler no cree que el 2020 la potencia asiática sea líder en el mundo. Mucho tiempo para saber por donde andamos, hacia donde iremos, aunque no sepamos de donde venimos. La suerte está echada.
Rolando Gabrielli