Ricardo Jaime se fue ayer del Congreso
convencido de haber ganado la primera batalla en la reestatización de Aerolíneas
Argentinas, pero en realidad no convenció a la oposición y ni siquiera a algunos
oficialistas. Por cinco horas respondió preguntas e intentó explicar los
beneficios de la operación que se cerró con el grupo Marsans. Pero debió
enfrentar también una rebelión de diputados que le exigieron optar por una
expropiación en lugar de comprar las acciones. Es la idea que impulsa el rebelde
Felipe Solá, también opuesto al gobierno en este tema y que ya busca adhesiones.
Jaime no quiso hablar del monto de la deuda que se debe asumir para estatizar
Aerolíneas y Austral, y tampoco de expropiar las dos líneas aéreas.
El optimismo del kirchnerismo es de corto vuelo. Ni siquiera la promesa
de que el Congreso tendrá la última palabra en la valuación final de la compra
logró convencer a la oposición.
Todo mal
Jaime, secretario de Transporte, enfrentó ayer en
Diputados cinco horas de preguntas sobre el proyecto de estatización de
Aerolíneas Argentinas y Austral. Fue la primera reunión de las
comisiones de Transporte y Presupuesto y Hacienda que deberán decidir sobre el
proyecto, y la oposición no aceptó las explicaciones. Por el contrario, el
radicalismo ya está preparando una denuncia penal contra Jaime -se presentará la
semana próximapor no haber controlado la empresa y permitido lo que consideran
un vaciamiento de la aerolínea. En esos términos era muy poco lo que podía
acordar la oposición ayer con el funcionario.
Es cierto que el problema del kirchnerismo hoy es disciplinar
a su propia tropa para conseguir los votos necesarios en el recinto para un
proyecto como éste que aún no seduce a todo el oficialismo por el alto costo de
la deuda a asumir de Aerolíneas y Austral, y el futuro incierto en
el gerenciamiento de esas empresas. Sobre ese punto Jaime se retiró
confiado en haber convencido a los diputados kirchneristas, pero inclusive entre
ellos sigue teniendo problemas.
Felipe Solá, quien se alejó definitivamente del gobierno
cuando presentó su propio proyecto sobre retenciones móviles, también en este
caso tiene propuesta propia. El ex gobernador, que cuenta cada vez con más
adeptos dentro del bloque oficialista, impulsa otro proyecto para expropiar las
dos líneas aéreas en lugar de comprarlas compensando deudas o inclusive pagando
algún precio a los españoles de Marsans, según ordenen la valuación final sobre
las líneas aéreas.
Una expropiación implicaría romper el acuerdo que Jaime
cerró con Inter Invest y que el Estado controlara la operación y pusiera
precio liberando la operación de todos los pasivos posconcursales que asumieron
los operadores de Marsans.
Ayer, parte de la oposición le planteó esa posibilidad de
Jaime que la rechazó de plano: «Significaría perder las rutas nacionales e
internacionales que hoy tiene la compañía», dijo. Otra vez aparecía un proyecto
alternativo a una idea oficial complicando el horizonte en el Congreso.
Jaime comenzó ayer explicando que el acuerdo de estatización
es «la solución que permitirá garantizar los puestos de trabajo y los servicios
de la compañía».
Aunque no quiso ponerle un monto a la deuda estimada que
mantienen Aerolíneas Argentinas y Austral, sí dio su « opinión personal» sobre
lo que debe hacer el Estado: «A Aerolíneas Argentinas se le ha sacado mucho, no
se debe pagar nada».
Fue su primer intento de seducción frente a una oposición que
lo acusó de falta de controles sobre la compañía que la llevaron a una instancia
límite y de que ahora el Estado se deba hacer cargo de las deudas para sanearla,
y luego reprivatizarla sin pasivos.
«Como Estado no me voy a hacer cargo del proceso de
vaciamiento y privatización y de cómo llegó la empresa a casi perder su
capacidad operativa», respondió. «El Estado tiene solamente 1 por ciento de las
acciones y nada de información sobre la marcha de la empresa.»
Para calmar las críticas al proyecto, Jaime insistió: «La
compra del paquete accionario será decidida por el Congreso una vez que los
organismos institucionales determinen su valor y no sé si tenemos que pagar o si
nos deben».
También reconoció que para la renovación de la flota de
las líneas aéreas se está negociando con la brasileña Embraer: «El
plan a mediano plazo es poder renovar toda la flota de cabotaje que está siendo
operada por aviones MD para que el día de mañana podamos operar con aviones de
Embraer, de 70 a 90 plazas», dijo. «Para eso hemos iniciado gestiones.
Vamos a estar viajando próximamente a Brasil para ver cuáles son las condiciones
generales, disponibilidad y posibilidades de crédito.» Brasil parece hoy la
única salida para la compra de aviones de una empresa estatal que, aunque hasta
ahora se haya manejado históricamente con aviones de la Boeing y luego de
Airbus, hoy no tiene crédito en el exterior para acceder a operaciones de
ese tipo.
Jaime explicó también que si bien el proyecto «contempla
la incorporación de capitales privados, ello no quiere decir que la compañía
vuelva a ser privatizada».
Las preguntas de la oposición arrancaron con el radical
jujeño Alejandro Nieva, encargado de cuestionarle la falta de controles que le
recordó, además, que la de ayer fue la primera vez en cinco años que concurre al
Congreso.
Por la Coalición Cívica, Adrián Pérez, fue otro de los
diputados que anticipó que su bancada votaría en contra: «No estamos dispuestos
a hacernos cargo del robo de Marsans ni de la irresponsabilidad del secretario
de Transporte», le dijo.
Por el ARI Autónomo, Carlos Raimundi expresó su «total
repudio a toda la política de transporte público» y también exigió que se
investigue si durante la gestión de Jaime «hubo conducta delictiva del Grupo
Marsans, por el proceso de vaciamiento de la empresa». Algo similar lanzó Luis
Galvalisi, del Partido Demócrata porteño (hoy aliado con el macrismo): «El
gobierno nacional nos quiere cargar con la mochila de un pasivo de 900 millones
de dólares y no nos da ningún tipo de información».
Rubén Rabanal
Ámbito Financiero