“El textil Teddy Karagozian, presidente de
TN Plátex, recordó el cuadro del pintor belga René Magritte, que
reproduce una pipa y, debajo, consigna en cursiva: Esto no es una pipa. La
célebre obra dio pie a innumerables ensayos sobre la disociación entre el
referente (la pipa) y su representación (el dibujo). 'Claro, no es una pipa, es
un dibujo' —argumentó el industrial—. Y el Indec no es la inflación, pero lo
tomamos como tal. Y entonces se toman medidas sustentadas en eso. El dólar vale
un 20% menos. ¿Cómo se explica que se tengan que importar quesos o que uno de
los sectores más competitivos del mundo, la carne, no tenga rentabilidad?",
según la edición del jueves 7 de agosto, día de San Cayetano, sección economía
del diario La Nación. Continuando la presente, parece que desde la
intervención morenista del INDEC, la cúpula gobernante está empeñada en hacerle
creer al resto de la población que los guarismos dibujados por el satanizado
funcionario son ex cathedra. Y siguiendo su línea de pensamiento,
aquellas mediciones que contradigan lo anterior son producto del cerebro
afiebrado de los golpistas de siempre.
Pero tristemente, la cruel verdad es otra pues cuando
cualquier sufrido mortal de estas pampas concurre cotidianamente al súper chino,
o a otro, caerá en la cuenta de que el morrón verde o rojo sale 5 mangos
por unidad, que la manzana y la pera cuesta lo mismo por kilo, mientras que la
uva está la friolera de 10 mangos. Entonces, al prender la tele, escuchar la
radio o pispear la portada de los matutinos se topa con las declaraciones
de los funcionarios que pintan las estadísticas burlándose de estas penurias y
azares.
Lo peor es que tanto Cristina Fernández de Kirchner como su
marido Néstor participa e incentivan la prosecución de esta mascarada,
incluyendo la movilización de sus fuerzas rentadas para aventar cualquier atisbo
de discernimiento antagónico. Unido al caballo apocalíptico de la inflación, que
retornó para instalarse con baño y cocina, la inseguridad galopante es ya una
pandemia no sólo en el castigado conurbano bonaerense sino también en la Capital
Federal. Es todo un clásico que los noticieros de los distintos canales tanto
de aire como de cable abran sus informes con el relato minucioso de algún
sonante hecho delictivo. Sino es la masacre de Campana, es el consabido
asalto a una jubilada que le birlaron la pensión pero salvó su vida porque el
caco no quise trocarse en homicida, el robo de un camión de caudales a metros
del Obelisco en pleno día, el afano a un garaje ubicado a escasa una cuadra de
la comisaría 2° del barrio de San Telmo o el asesinato de un pobre sujeto luego
que se resistió a que le hurtaran la guita que acababa de sacar de un
cajero automático. La gente común se siente acorralada por estos escarnios, no
confía para nada en la palabra y menos aún en la visión de las cosas emanadas de
fuentes oficiales. Por eso es demasiado iluso pensar que luego del gesto de
Cobos y la 125 se ha arreglado todo, pues como ilustra el diario platense El
Día el gobernador Scioli fue víctima de la ira popular nuevamente, esta vez
en Coronel Suárez: “los productores se trasladaron a la plaza principal de la
ciudad donde volvieron a hostigar al gobernador cuando estaba en el palco
oficial junto al intendente Ricardo Móccero, un vecinalista alineado también con
el gobierno nacional. La actitud de los ruralistas generó reacciones de
algunos vecinos que asistían al acto, algunos de los cuales agredieron a los
autoconvocados. En medio de esa refriega que duró unos minutos, finalmente
Scioli desistió de hablar en el acto por la celebración del aniversario de la
ciudad y bajó del palco".
De acuerdo a Punta Alta.net, la cosa fue bastante más
grave: "El intendente vecinalista local, Ricardo Móccero, tomó el micrófono y
criticó a los productores a los que calificó de 'inadaptados' y
'antidemocráticos'. Productores y periodistas del lugar dijeron a esta agencia
que las palabras del intendente 'enardecieron más los ánimos'. 'El intendente
quería mostrarle a Scioli que este es el pueblo ideal, pero había bronca y sus
palabras caldearon más las cosas' dijo a DIB Fernando Cifone, productor
autoconvocado que participó del repudio. Cifone señaló que 'ya cuando a Scioli
lo sacaron del aeródromo por un camino de tierra las cosas se enrarecieron.
Estábamos esperando al costado de la ruta para manifestarnos pacíficamente. Pero
por la ruta sólo pasaron autos de la municipalidad en zigzag y a alta velocidad
para intimidar' sostuvo. Los productores enarbolaron unas cinco pancartas. Las
más visibles: 'Scioli, nos traicionaste' y otra con la palabra 'Cobos', con las
'o' deformadas, en forma de huevos, en alusión al voto del vicepresidente Julio
Cobos contra la resolución 125.
Los periodistas locales dijeron que hubo un fuerte operativo
de seguridad, con refuerzos que llegaron de Tandil y Mar del Plata. Fuentes del
gobierno provincial señalaron que 'ese grupo de productores fue con una
intención muy clara de agredir' y dijeron que muchos de ellos 'no eran de
Suárez'. Los propios autoconvocados indicaron que hubo chacareros de la región (Guaminí
y Coronel Pringles y Carhué). 'Viajaron 100 kilómetros para expresar su bronca',
dijeron." Visto desde otra óptica, es la respuesta contundente al envío de
matones oficiales rentados a Córdoba para armar disturbios y desestabilizar al
díscolo gobernador Schiaretti.
Algo huele a podrido, y no es precisamente en Dinamarca.
Fernando Paolella