La mejor manera de esconder un elefante en la calle Florida es llenar la calle Florida de elefantes. Es lo que se hace en el caso de la investigación de la llamada “masacre de General Rodríguez”.
El asesinado Sebastián Forza se ha puesto en contacto con mucha gente anticipando su muerte, muchos de los entrevistados por Forza no conocían siquiera la verdadera identidad del hombre que hoy es noticia. Lo cierto es que la víctima ha sido desacreditada, ordenada y reiteradamente, ante la opinión pública, con la clara intención de ocultar la verdadera causa de su muerte.
Forza pasó de ser víctima del hampa a un despreciable tipo que falsificaba medicamentos para matar a enfermos de VIH y cáncer, de ahí sin contratiempos vincularlo con una red de narcotraficantes y de ahí a ser un despreciable "traidor" que mandó a alguien al frente y por eso se merecía, en todos los casos, la muerte.
Lo cierto es que Forza quería contar algo urgentemente. Nadie, de los que lo vinculan con una red de narcotraficantes, sale a dar la cara para contar sus negocios espurios con el poder político.
Prontamente, y sin perdidas de tiempo, Forza y las víctimas pasaron de ser jóvenes empresarios asesinados a una banda de jóvenes ligados a la muerte de traficantes en Unicenter.
Para desgracias de Forza, se suicida Ariel Vilán, quien según su socio no pudo soportar los aprietes de deudores y prefirió la muerte a la vida mas humilde o la prisión por cosas vinculadas a sus quehaceres diarios.
Todo sirve para desacreditar a las víctimas. La pregunta del millón es ¿por qué? ¿Qué se quiere ocultar llenando la calle Florida de elefantes?
No merece el menor análisis, no se entiende que estos exitosos empresarios estuvieran vinculados a carteles de la droga, fueran deudores, quebrados y poseedores de cientos de cheques rechazados por faltas de fondos. Se conoce que los siniestros y pingües negocios de las drogas deja diez mil pesos por cada peso invertido. Ergo, o fueron pésimos mercaderes de la muerte o fueron los únicos traficantes de un cartel de pobres.
A todo lo anterior debemos sumarle la extraña aparición la investigación de un polémico Juez federal, Federico Faggionato Márquez, investigado —según dicen los medios— por “armar” causas conjuntamente con la policía, que investiga un ilícito traído de los pelos y que sólo habilitaría la competencia federal para investigar tres muertes, cuatro o tal vez más y de esa manera controlar con hilos desde el poder la investigación que nunca se podrá esclarecer.
Los periodistas de investigación en su mayoría no hacen otra cosa que repetir lo que trasciende de las investigación judicial, es decir son parte idiota y alienada de la conspiración de ocultamiento de la verdad que se está llevando a cabo.
Todo huele mal en Dinamarca, diría Hamlet. O en el Juzgado Federal de Zarate Campana, que es más o menos lo mismo.
Héctor Yemmi
Abogado-Periodista
Especial para Tribuna de Periodistas