Convencidos del resurgimiento de un sector
de la oposición, de la nueva embestida desde el campo, pero en particular, de
los reclamos en el propio seno del peronismo, el gobierno nacional extrajo de su
manga el anuncio de cancelar la deuda con el Club de París.
Más allá de los efectos en la economía vernácula y en la
imagen del país en el exterior, el golpe de efecto tiene en el plano interno
a uno de los principales destinatarios.
En la Casa Rosada aseguran que "es un hecho" que Julio Cobos
se dedicará de aquí en más a construir un proyecto alternativo cuyo debut sea en
las elecciones del próximo año, aunque no sea candidato a nada, como lo ratificó
esta semana.
Conscientes de la alta imagen que actualmente ostenta el mendocino, el
kirchnerismo dio vía libre para que algunos dirigentes, como José Pampuro y
Miguel Angel Pichetto, salieran a marcar la "contradicción" de Cobos de ser
vicepresidente y querer retornar a un partido opositor como la UCR. Sin embargo
declaraciones y desaires —como no invitar al vicepresidente al anuncio del pago
al Club de París— marcan el límite de la confrontación con Cobos. Por ahora.
La UCR observa el panorama como "una nueva oportunidad"
para el partido, tras los fracasos de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, que
debieron interrumpir sus mandatos. No obstante, son los dirigentes
históricos quienes quieren acelerar un frente con el cobismo, mientras el actual
oficialismo del partido, de la mano de Gerardo Morales, no quiere volver a
repetir el error cometido con Roberto Lavagna. No obstante el kirchnerismo
medita que, si al anuncio sobre el Club de París le siguen otros, "la oposición
se irá diluyendo y en 2009, mas allá de los matices, el peronismo hará una muy
buena elección".
En ese esquema, Kirchner apuesta a "inundar de recursos" los
municipios de la provincia que permitió que Cristina Fernández llegara al poder:
Buenos Aires. Por eso, durante estos meses el santacruceño intentará retacear lo
mas que pueda los recursos de los municipios y reservarlos para el año
electoral.
Sabe que en algunos distritos del Conurbano, hay caciques
peronistas que quieren armar "discutir el poder" con los intendentes que
llegaron de la mano del kirchnerismo el año pasado. Por eso, allí, instalará
listas paralelas integradas por dirigentes piqueteros, como para presionarlos a
conformar una lista única.
Un sector del gobierno se muestra algo "preocupado" por los
nombres que encabezarán las listas a diputados y senadores. Es el mismo que
sostiene que, llegado el caso, Daniel Scioli o Sergio Massa deberían bajar a la
lucha electoral. Pero los Kirchner no tienen nada decidido al respecto.
En el distrito porteño, la situación es distinta porque el
kirchnerismo quedó prácticamente a la deriva.
El alejamiento de Alberto Fernández del gobierno, en lugar de
provocar un punto de inflexión en el kirchnerismo generó que Néstor Kirchner
casi diera "por perdido" el distrito para el oficialismo, de cara a las
elecciones legislativas del próximo año.
Incluso, está en duda la continuidad de Fernández en la
cabecera de la construcción política en la Ciudad, por la falta de contacto con
el propio Kirchner.
"En la Casa Rosada, los pingüinos no lo quieren para nada y
dicen que se equivocó mucho al irse. Hasta denuncian la existencia de un acuerdo
entre Alberto Fernández y Macri, para que no haya confrontación", sostuvo un
hombre que habla a menudo con la cúpula del poder.
En ese esquema, hay un sector que quiere armar un frente con
Daniel Filmus, Juan Cabandié, el ibarrismo, el Frente Grande y Carlos Heller;
otros impulsan una alternativa desde el PJ como Víctor Santamaría; y están los
que consideran que Jorge Telerman puede "hacer un buen papel".
Walter Schmidt