Era previsible la reacción de los mercados
ayer, y el lunes ya se lo había percibido. Hubo fuertes ventas de títulos
públicos, que ya tienen precios de default. El riesgo-país subió 19%, a 1.648
puntos. En la Bolsa fue otra negra jornada, como las peores de las vividas en la
crisis de Wall Street. Pero en esta oportunidad, el motor de la desconfianza era
claramente doméstico. Papeles como los de Telecom bajaron 23%, y los bancos
(accionistas de AFJP) tuvieron pérdidas de 15%. El dólar se mantuvo a $ 3,24,
pero fue gracias a las fuertes ventas que hizo el Banco Central. Ayer fueron más
de u$s 100 millones, según la información oficial. Pero fuentes del mercado
financiero sugirieron que esa cifra pudo haber sido el triple. ¿Qué puede pasar
a futuro en la plaza local? En primer lugar, el volumen de negocios será ínfimo
por la medida judicial de congelar inversiones de AFJP. Por otro lado, sigue
primando el efecto desconfianza versus solvencia.
Esto significa que la decisión de estatizar a las AFJP,
que genera una mejor posición financiera para el gobierno, es superada
ampliamente por la incertidumbre que trae aparejada respecto de acciones o
intervenciones del gobierno. Son días de alta intensidad en las mesas de
dinero a las que llegan desde el exterior órdenes de venta sobre activos
argentinos sin importar el precio. Atrás quedó el intento de enamorar a los
fondos y a grandes inversores con el acercamiento al Club de París o la
reapertura del canje de la deuda. Respecto de este último punto, pasará bastante
tiempo hasta que pueda ser retomada esa oferta a bonistas a la luz de las
cicatrices abiertas en la plaza financiera local e internacional.
Desplome
Sin que las AFJP estuvieran en el mercado, porque un fallo
judicial se lo impidió, los bonos argentinos se desplomaron hasta 21% y algunos
títulos valen ahora menos que los defaulteados que están en manos de los
« holdouts» (los que no aceptaron entrar al canje). Un bono defaulteado
que no cobra capital ni intereses tiene una paridad de 26%. Algunos bonos del
canje o posdefault que están « performing» (el gobierno paga puntualmente
capital e intereses) valen hasta 21% de su valor. El que creyó en la oferta de
Néstor Kirchner de aceptar una quita de 70% para que el país salga del default,
se perjudicó más que el que decidió hacerle juicio en los tribunales de Nueva
York.
Las medidas del gobierno, que han provocado fuertes derrumbes
en los precios de las acciones y en los bonos, han destruido el ahorro de los
argentinos que decidieron dejar su dinero en el país para invertir en activos
productivos (acciones) o prestarle al gobierno.
También perderán los futuros jubilados, que no comprenden
cómo por una caída de 20% de la rentabilidad de las AFJP les estatizan todos sus
aportes. Atrás hay años de pagos de comisiones y de seguro de vida que alguien
deberá pagar. Los juicios que se avecinan contra el Estado serán
multimillonarios. Los legisladores, al votar, deberán tener en cuenta este dato,
porque si los fallos son adversos los futuros gobiernos cargarán con otra deuda
tan importante como la externa.
Los consumidores no encontrarán facilidades para pagar
electrodomésticos, porque las cuotas de las tarjetas se financiaban en parte con
dinero de las AFJP, a través de fideicomisos. También mermarán los préstamos
personales ante la ausencia de los plazos fijos que se hacían con los aportes de
los futuros jubilados.
El Banco Central será otro de los afectados por el daño
colateral de la medida. Las Lebac y Nobac que licitan los martes, que les
permitieron comprar dólares o bajar las tasas, reciben fuertes cantidades de los
fondos de pensión.
Ni hablar de las empresas de primera línea que se financian
con Obligaciones Negociables (ON) y encontraban en las AFJP sus principales
aportantes. Las ON son una manera de conseguir crédito más barato que en los
bancos.
La Bolsa también notará la ausencia de estos fondos. Todo se
reducirá en la Argentina porque, a pesar de sus defectos, los fondos de pensión
reciclaban el aporte jubilatorio al financiar consumo y a sectores productivos.
La ANSeS, que administra el dinero de los que aportan para
jubilarse por el sistema estatal, le ha prestado sus excedentes al Tesoro a
tasas de entre 4% y 7% anual, sin la seguridad de que se los devuelvan. En otras
palabras, mientras las AFJP financiaban a la producción, la ANSeS financia gasto
público.
Esta es la medida más grave y perjudicial que se ha tomado
desde la época del « corralito». Mientras el mundo refuerza su sistema
financiero por la crisis, el gobierno argentino lo debilita. Un juego demasiado
riesgoso.
Los inversores, que anticipan los resultados de cualquier
medida, respondieron con ventas masivas de bonos y acciones.
Pérdida
El Discount en pesos, el principal título de la deuda
externa, perdió 13,40%. Hoy vale $ 53, la mitad del precio que tenía el día que
salió a la venta hace casi 4 años y medio. Quien creyó en el país y aceptó el
canje en aquel momento, hoy perdió la mitad del dinero que invirtió.
Entre los posdefault, se destacó el retroceso del BOCON PRO
12 con 21,60%, mientras el BOGAR de las provincias bajó 5%.
Ante la ausencia del Banco Central en el mercado de bonos,
no hubo operaciones en los BONAR.
Los BODEN 2012 en dólares cayeron 11% y en Nueva York los
Discount perdieron 14%. Estos retrocesos llevaron el riesgo-país a 1.648 puntos
(+19%).
Los negocios en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) cayeron
a $ 772 millones por la ausencia de las AFJP.
La inseguridad jurídica llegó a niveles insoportables. Por
caso, un juez impidió que los fondos de pensión vendan bonos y acciones. El
maltrato a los inversores hará que la Argentina no vea nuevos capitales por
mucho tiempo.
Gabriel García Márquez, en una de sus novelas, decía que la
gente recuerda lo mejor del pasado para convivir con su presente. Tal vez esos
recuerdos inspiraron el discurso presidencial, cargando de elogios al sistema
estatal, que fue permanentemente vaciado por distintos gobiernos y que llegó a
ponerle un techo de $ 3.500 a las futuras jubilaciones, aunque aportaran por
sueldos muy superiores. Si alguien ganaba $ 8.000 aportaba por esa cantidad,
pero no podía jubilarse con más de $ 3.500 mensuales. El sistema, cuando se
crearon las AFJP, estaba colapsado.
Luis Beldi
Ámbito Financiero