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CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA

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ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

Título

Título: Entre la vida y la muerte
Título Original: APPALOOSA
Dirección: Ed Harris
País: Estados Unidos
Año: 2008
Duración: 114 min.
Género: Western – Drama.
Reparto: Ed Harris, Jeremy Irons, Viggo Mortensen, Renée Zellweger, James Gammon, Lance Henriksen, Timothy V. Murphy, Luce Rains, Robert Jauregui
Guión: Ed Harris, Robert Knott
Web: www.welcometoappaloosa.warnerbros.com
Distribuidora: Tripictures
Productora: Axon Films, Eight Gauge Productions, Groundswell Productions
Cásting: Jeanne McCarthy, Nicole Abellera

    Cabalgando por Nuevo México —hacia el condado de Appaloosa— arriba un Ranger y su asistente, con el fin del imperio de la ley.
    Ed Harris, Jeremy Irons, Viggo Mortensen, y la intrigante Renée Zellweger, conforman un nuevo concepto cinematográfico: “el western posmoderno”.
    Appaloosa, es un pequeño pueblo minero que ha caído en desgracia. Un poderoso ranchero llamado Randall Bragg (Jeremy Irons), azota sistemáticamente a sus pobladores. Posee un ejército de forajidos propios, que utiliza para sus tropelías. Indignado por tal situación, el sheriff local se le enfrenta con suerte esquiva. Bragg asesina a sangre fría a este y a su asistente, quedando el puesto de jefe de policía desierto.
    Tras esta tragedia, los altos comisionados del pueblo, contratan a dos especialistas en seguridad, para restaurar el orden perdido. Así aparecen en escena el policía federal —el Ranger—, Virgil Cole (Ed Harris) y su fiel asistente Everett Hitch (Viggo Mortensen). A tiempo que todo vuelve a la normalidad, mediante una metodología poco convencional, llega al poblado una bella e inquietante mujer: Allison French (Renée Zellweger), de profesión ejecutante musical, que no brillará por este motivo, sino por la tensión que imprimirá a los dos paladines de la ley. El triángulo amoroso, queda planteado en la primera parte de la historia.
    Con Appaloosa, nace un nuevo perfil del western. Al que nosotros calificamos de posmoderno. ¿Por qué este aserto? Veamos. Sin dudas el más grande (creador) de este género, ha sido John Ford. Que desde La Diligencia (1939), junto a su actor fetiche John Wayne, perfiló la estética clásica que se jugó hasta el presente. La estructura fílmica se sostuvo fiel a los siguientes postulados. El protagonista, recio y varonil (un duro), que llega al pueblo a imponer orden y respeto. La semiología de la imagen es sexista, donde la mujer adquiere relevancia a partir del cuidado del hombre. El jinete llega al rancho, la puerta se abre, penetra el umbral y pide cuidado para su caballo. La dimensión de los planos también es discriminatoria. Colocando a la fémina, incluso por debajo del equino. (¿?). En perspectiva, el hombre se veía grande y su compañera pequeña.
    El lenguaje cinematográfico y la estética planteada por el film de Ed Harris, va plus ultra del genial dramaturgo J. Ford. En la entronización rupturista, del eje semántico planteado, el amor —su valorización y su status— rota sobre su eje completamente. La mujer compite de igual a igual con el protagonista masculino. Allison French, es la encargada de liderar el cambio, en el presente “Lejano Oeste posmoderno/posestructuralista”. Introduce y retoma en la narración, el concepto de libertad de acción en la pareja. La mutación de una cama a otra y sin culpa. Hete aquí, lo conceptual de la posmodernidad. Al tiempo que un impertérrito Virgil Cole, es un espectador de lujo, de las picardías sexuales de su amada. Asistiendo resignadamente a la puesta de su “osamenta córnea”.
    La tipografía del lenguaje de las escenas jugadas, son estilizadas mediante catáforas y anáforas. Presenta el tema y lo retoma para crear una atmósfera de tensión permanente. Con este accionar, fundamenta Allison su moral, ante la mirada perpleja del asistente del comisario (Viggo Mortensen). Y en esto radica lo verdaderamente novedoso del film. El tópico y la nueva forma de tratarlo. El cual se inscribe mejor en la época actual (en los 2000), que los vividos en esta película (ambientada en 1882).
    Más allá de esta teorización, cabe señalar que dicho film no vislumbra una gran historia para contar. Y el cine se plantea primero en estos términos. Desprovista de una argumentación sólida, la minimalización —y por tanto la dispersión visual— es inevitable. Hollywood, ha trabajado ya (y en demasía) la idea del “comisario pistolero”, que llega al pueblo a impartir justicia. Aunque en esta oportunidad, la dupla Ed Harris-Viggo Mortensen funcione a la perfección por su química expresa. Otorgando un valor agregado de calidad y excelencia que el espectador reconoce y proclama.

 

Gustavo Contarelli

Puntaje del film: 4 Tribunas (buena).
Puntaje actor protagónico: Ed Harris 5 Tribunas (excelente-imponente).

Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: buena
3 Tribunas: correcta
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima

 

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