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“AGUJERO” DE OZONO

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VERDAD, SENSACIONALISMO Y NEGOCIOS
VERDAD, SENSACIONALISMO Y NEGOCIOS

   En los últimos años se ha difundido -y cobrado categoría de realidad indiscutible entre el público- la idea de que el llamado “agujero" de ozono estaría ya mismo afectando a nuestro país seriamente. Estudiando estas afirmaciones a través de publicaciones especializadas, se llega a la conclusión de que, como es común, la información que es dirigida al público no condice con la situación actual.
   
¿Qué es realmene el llamado agujero de ozono?  No es en realidad un agujero, sino una disminución de la cantidad de ozono sobre la Antártida y, en mucho menor grado, sobre el Artico. El ozono es un gas distribuído muy tenuemente en una capa de varios kilómetros de espesor en la atmósfera terrestre.  Es producido por radiación del Sol sobre el gas oxígeno que integra la atmósfera, y posee una característica muy importante para la vida :  filtra o frena gran parte de la mortífera radiación ultravioleta que llega desde nuestra estrella, que de no ser así haría imposible la vida sobre la Tierra, ya que en los enormes tiempos que la vida ha evolucionado, se ha ido adaptado al nivel que ahora  y desde hace milenios existe sobre su superficie.   
  
¿Porqué preocupa tanto el debilitamiento de la capa de ozono? Aunque el espesor
de la capa oscila normalmente en el tiempo y, desde hace mucho, en un rango que no había afectado hasta hace pocos años la vida, se ha observado con justificada alarma que en la segunda mitad de este siglo, sobre el continente antártico se producen reducciones periódicas anuales cada vez más intensas y de mayor extensión, al extremo de que ya el debilitamiento roza levemente el extremo sur de nuestro continente. Las perspectivas son por lo tanto como para preocuparse.  Las consecuencias que para la salud de los seres vivos, en especial los animales, tiene la detectada reducción de la capa de ozono en caso de propagarse a toda la atmósfera terrestre, son graves : sobre los seres humanos que se exponen a los rayos de sol, posible cáncer de la piel (melanoma), daños sobre la visión, envejecimiento prematuro (arrugas, verrugas, manchas en la piel) ; sobre algunas especies animales, la reducción de su población y hasta su total desaparición.
  
¿Cuales son las causas de este fenómeno?  Los científicos ya no tienen ninguna duda de que ciertos gases producidos por la actividad tecnológica humana han desencadenado este proceso. Ejemplos :  el gas con que  aún se cargan los aerosoles (sprays) de uso cosmético, las heladeras y acondicionadores de aire en la mayor parte de las fábricas del mundo y los gases producidos por los aviones a chorro (jet), con altos consumos de combustibles,  que vuelan próximos o dentro de la capa de ozono, y que sirven por  decenas de miles a las líneas aéreas y fuerzas militares del mundo.  A raíz del crecimiento incontrolado de la población humana y su creciente acceso a los elementos  de los que escapan esos gases, el fenómeno se agrava peligrosamente a medida que transcurren los años. Lo preocupante es que aunque de pronto se cortara el escape de estos gases, la recuperación de nuestra atmósfera llevaría muchas décadas, pues los fenómenos de destrucción del ozono tienen una larga inercia. 
  
¿Qué hay de cierto en las alarmas que se están dando con respecto a nuestro país?  Todo lo dicho anteriormente es cierto según la información científica circulante.  El objeto principal de este artículo es analizar dos afirmaciones que los medios informativos y la propaganda comercial difunden repetidamente, a saber :


    a)  Todo el territorio de nuestro país está afectado en verano por un gran  aumento de la radiación ultravioleta a raíz del agujero de ozono.     

  
b)  Exponerse mucho tiempo a los rayos de sol es altamente peligroso, en especial al mediodía, por causa del “agujero” de ozono. 

  
La afirmación a) es falsa por más de un motivo : 1) si bien la reducción de la capa de ozono antártico afecta ese continente y una gran superficie que lo rodea, al ser la disminución progresivamente decreciente desde el centro del “agujero” de forma irregular hacia los bordes, en sus límites la disminución es irrelevante; 2) El extremo sur del continente americano ha sido tocado en los últimos años por esta disminución, pero por lo dicho en el punto anterior la provincia de Tierra del Fuego no ha resultado afectada por una importante disminución de la capa de ozono, por lo que el aumento de la radiación ultravioleta no ha sido de temer; 3) la intensidad de la radiación que alcanza el suelo luego de atravesar y ser atenuada por la capa de ozono, depende de varios factores: la latitud geográfica del lugar considerado y la hora del día, pues de ambas depende la inclinación con que los rayos llegan, y es una observación fácil de hacer que cuanto mayor es la altura o ángulo del sol sobre el horizonte, mayor es esa intensidad. Además, esa intensidad cambia con la diafanidad de la atmósfera, pues las nubes y todas las partículas sólidas o líquidas que flotan en el aire frenan la llegada de todas las radiaciones, sean luz, calor o rayos ultravioletas.

    Por lo dicho en el párrafo anterior -que las mediciones y la experiencia personal confirman-, la radiación ultravioleta es considerablemente mayor en las provincias norteñas de nuestro país que en los balnearios de la costa atlántica donde se expone al sol la gran mayoría de las personas durante el verano, porque en aquéllas los rayos caen más verticalmente y porque los cielos son mucho más claros. Este razonamiento es aún más válido para la zona de Ushuaia, aún cuando sea alcanzada por una notable reducción de la capa de ozono.

   La afirmación b), de momento y al parecer por varios años más,  es asimismo falsa en lo que respecta a que “no debe tomarse mucho sol a causa de la disminución de la capa de ozono”, especialmente al mediodía. Como ya se dijo, la disminución  no es notable sobre la costa atlántica excepto por breves períodos debidos al arrastre de las masas de aire que llegan desde la Antártida con una pequeña disminución. Por otra parte, la exposición del público a los rayos ultravioleta se realiza durante el verano, en los meses de diciembre a febrero, cuando la disminución del ozono antártico ya ha desaparecido, pues el proceso comienza en general en agosto y concluye a principios de diciembre, alcanzando su pico en octubre.
   
Lo más importante respecto a todo este tema, es justamente lo que no se le dice al público. El daño que la radiación UV produce depende de la combinación de su intensidad y del tiempo que ella se recibe.  Uno puede exponerse al sol al mediodía, cuando la radiación es la más intensa -independientemente del “agujero” de ozono-  por un cierto tiempo, o bien temprano a la mañana o en la tarde, cuando la intensidad de los rayos es mucho menor. Y puede ocurrir, a igualdad de otros factores, que el daño sufrido tomando sol al mediodía fuera mucho menor que cuando se tomó sol de mañana o de tarde. La razón de esta aparente contradicción es que  lo que cuenta es la cantidad de radiación acumulada, y no solo la intensidad o el tiempo tomados separadamente. En otras palabras, es posible tomar poco sol al mediodía sin sufrir daños, y sí sufrirlos fuera de ese período, si se estuvo expuesto por mucho tiempo. 
  
En definitiva, el aumento de efectos nocivos atribuidos a la radiación ultravioleta que llega desde el sol, no es imputable  -por ahora-  al “agujero” de ozono. La causa está en que de manera progresiva nos hemos estado exponiendo al sol cada vez más y con menos ropa, lo que puede comprobarse de manera patética contemplando fotos de los bañistas de principios del siglo.
   Si se analiza este tema puede comprobarse que tiene algunas de las características de una pseudociencia, porque existe una víctima (el público), un victimario que medra con el problema (los medios informativos con su sensacionalismo, las empresas que fabrican toda clase de productos que se anuncian como que evitan los daños)  y la autoridad competente siempre ausente para aclarar el tema. Cabría agregar en la lista a los científicos, que con su silencio permiten que el error prospere y la gente crea que con unas centésimas de milímetro de crema que se pierde con el agua o la transpiración, pueden exponerse despreocupadamente a la vital pero al mismo tiempo asesina radiación ultravioleta.

   El problema de la disminución del ozono en la atmósfera puede llegar a ser  grave por las consecuencias que traerá a la vida animal del planeta.  Y avanza día a día porque en el orden mundial, en especial de parte de las naciones responsables, no se toman las medidas drásticas necesarias, evidentemente porque los gobiernos se enfrentan a los enormes intereses económicos involucrados.  Dado que en el mundo no hay, o si la hay es inoperante, una autoridad que decida sobre el tema, son los gobiernos de los países víctimas de esta situación los que deben tomar enérgicas actitudes y medidas correctivas
.

 

Ing. Virgilio Di Pelino
asalup.org

 

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