El Banco Central mantuvo el dólar en $ 3,33 en el reducido mercado cambiario que quedó después de los controles y regulaciones. Por segunda rueda consecutiva hubo más negocios minoristas que mayoristas. Algo inusual, porque siempre el Forex-MAE, la plaza donde operan los bancos, duplicó en negocios al MEC, el mercado de los corredores de cambio.
El viernes el MEC superó por u$s 36 millones al Forex-MAE. Esta vez se agrandó la diferencia porque el MEC operó u$s 220 millones contra u$s 170 millones del mercado de los bancos. El monto que mueve el MEC recuerda los peores días de la crisis con el campo.
El público sigue comprando dólares y celebra la intervención del Banco Central, que se los ofrece más barato de lo que pagaban hace 20 días. La entidad que dirige Martín Redrado ve que esta demanda no cede, a pesar de que los que compraron divisas a $ 3,40 hoy están perdiendo. No toman en cuenta que los ahorristas no están tras los dólares por negocio, sino por seguridad.
Silencio
En el mercado marginal el dólar se paga entre 3,37 y 3,40 pesos, mientras el contado con liquidación para fugar divisas está a $ 3,60. Pero de estos mercados hoy nadie habla. Hay pocos datos porque es hermético y no quieren alertar a un Estado que manda a controlar los movimientos de dinero.
Como sucede en los últimos tiempos, los exportadores liquidaron la menor cantidad posible de dólares, pero ante la falta de compradores el Central adquirió todo y se llevó alrededor de u$s 75 millones para acrecentar sus reservas a u$s 45.806 millones contra 45.686 millones del viernes.
No hay manos privadas adquiriendo dólares en estos mercados oficiales, porque los bancos deben informar sobre las compras superiores a u$s 50 mil. Los banqueros son los primeros en disuadir a sus clientes de hacer estas compras y de adquirir los u$s 2 millones mensuales que les corresponden, de acuerdo con las normas vigentes.
En el gobierno hacen esfuerzos inútiles por defender la transparencia de los mercados, al señalar que sólo cortaronlas operaciones ilegales. No reconocen los llamados intimidatorios a empresas y tareas de disuasión a compradores.
Maquillaje
Todo está tan maquillado como los índices del INDEC cuando se trata de medir el crecimiento de la economía o la inflación. Un indicador lo suben y el otro lo bajan. Creen que así cambian la realidad. Los ahorristas no son incautos. Siguen comprando dólares. Saben que el fin de las AFJP es un golpe terminal para el mercado financiero y que pasarán años antes de que se recupere. «Esto es como la vez que anularon los contratos petroleros de Frondizi. El país tardó diecisiete años en volver a recibir inversiones y recuperar la credibilidad del mundo», recordó un operador, para quien esta medida causará más daño que el «corralito».
Por de pronto, en el mercado cambiario y en el de bonos, las normas del Central acabaron con las ruedas continuas donde acciones y bonos se negociaban a 72 horas. Hoy todos los negocios son en el mercado «spot» (contado), por temor a que en los tres días de plazo que hay para saldar cada operación salga alguna norma que impidalos pagos. La cotización de los bonos de la deuda argentina, que sin las AFJP en el mercado mueven montos irrisorios, es una prueba de la destrucción de la plaza financiera.
Hay bonos que rinden hasta 80% en dólares y sin embargo los inversores no los quieren. El recuerdo del default de Ecuador el viernes pasado agudizó la desconfianza.
Por caso, el BOCON PRE 9 perdió 9% y rinde 85% en pesos. El BOGAR, que retrocedió 8,5%, tiene una tasa de retorno de 80%. El BODEN 2012 ganó 1,8% a 19,50 dólares.
Los inversores hacen sus números y saben que aun con la apropiación plena del dinero de las AFJP, las cuentas del gobierno están ajustadas.
Luis Beldi