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ADITIVOS FINANCIEROS PARA PRODUCCIÓN Y CONSUMO
ADITIVOS FINANCIEROS PARA PRODUCCIÓN Y CONSUMO

ADITIVOS FINANCIEROS PARA PRODUC

    Autos por acá, industria por allá, algo para el campo y créditos a cuota fija para 700 mil personas. Cristina Fernández de Kirchner sumó y sumó y con el fallido de haberse olvidado nada menos que de las PYME, reunió los $ 13.200 millones que presentó a la sociedad como una lista de incentivos bien puntuales para sostener el nivel de actividad, vía el financiamiento de la producción y el consumo, con acento en la exportación y con una contrapartida de acceso para las empresas, que pasará por la no reducción del nivel de empleo.
    En conjunto, se trata de un paquete reactivante hecho al mejor estilo de la receta del "vivir con lo nuestro" que tanto se pondera en Olivos y que además conlleva una gran dosis de voluntarismo, pero como señal a los agentes económicos el paso dado por la Presidenta ha sido todo un acierto. En momentos de flaccidez productiva, siempre viene bien observar que quien tiene que timonear, timonea y que está dispuesto a no bajar los brazos, aunque algunas especulaciones le sumen el componente político a la necesidad de que no decaiga el nivel de actividad en un año electoral, pese a las dificultades fiscales que se avizoran para 2009.
    Las herramientas que se ponen en juego son otra cosa, ya que tienen que ver con una concepción de política económica que, para el kirchnerismo, es casi la panacea universal, alejada de la situación que hoy tiene al mundo postrado en una recesión, algo que le sucede a la Argentina, en la visión oficial, por culpa de ese mismo mundo y bien lejos de cualquier error de cálculo propio. En el ítem de seguir a rajatabla la receta oficial nada se negocia, ni mucho menos alguna posibilidad más ortodoxa, como una baja de impuestos, ya que el mecanismo dejaría al Estado sin la potestad de dirigir la economía a su gusto, hacia los sectores que privilegia el calor oficial, sin que sea propio sector privado en su conjunto el que decide qué hace con sus excedentes.
    Más allá de la ideología que ha guiado la presentación del Programa, los magros antecedentes del Gobierno en materia de gestión abren un interrogante sobre la letra chica de cada anuncio, los que habrá que monitorear de cerca en su ejecución para que no se registren otros estridentes fracasos, como aquel famoso plan que prometía la vivienda propia con "una cuota del valor de un alquiler". En casi todos los rubros, aún hay más nebulosa que certezas.
    En primer término, y es una cuestión sistémica, los fondos que las AFJP tenían en los bancos seguirán dentro del circuito y hoy se los presume colocados. No será automático lograr que se presten inmediatamente y mucho menos si la demanda falta a la cita porque no se siente segura, especialmente las personas sobre su futuro laboral o por parte de las empresas que tengan sus stocks al techo.
    La reasignación de los plazos fijos se hará bajo la modalidad de licitación, con un piso de 11% anual (hoy es una tasa negativa para los ahorros de los jubilados, que bien debería cuidar la ANSeS) colocados a un año de plazo, al que hay que sumarle los costos bancarios (encajes, impuestos, seguros, costo laboral, mora, etc.), con lo cual el interés de los préstamos debería escalar a no menos de 18% anual, nivel que criticó la Presidenta.
    En cuanto al Plan Autos, aquí ni siquiera es un caso de letra chica, ya que hasta ahora hay poco y nada y aún "se sigue discutiendo", tal como confidenció Cristina. Cada terminal es un mundo y algunas fabrican sus autos más pequeños en Brasil y en este caso, lo que menos quieren las automotrices es que se les traslade la demanda del "primer 0 kilómetro" de los modelos medianos hacia coches más chicos, favorecidos por una baja que se presume será de 20%, aunque aún no se sabe qué va a ocurrir con los mínimos detalles de confort de la gama más pequeña.
    El caso de la prefinanciación de exportaciones para las economías regionales, como las que se anunciaron para la industria pesquera, han sido seguramente la parte más concreta del paquete y en el caso del campo, la reducción de 5% en las retenciones al trigo y al maíz y la ayuda que se propone pedir a frigoríficos para que colaboren en el engorde de terneros de vacas lecheras, no deja de ser una señal de distensión hacia el agro.
    Más allá de la resistencia inicial de los productores a una baja que les parece exigua, en la práctica la cosecha del trigo está a punto de ser levantada (y será de 6 millones de toneladas menos que la anterior), mientras que la siembra de maíz casi no tiene chance de ser incrementada. En ambos casos, los rindes serán muy bajos, ya que se sembró sin fertilizantes y el plus de caída de retenciones como incentivo a una mayor producción (1 punto menos por cada millón de toneladas que se logre por encima del promedio histórico) deberá quedar para el año próximo. Y lo más paradójico de todo es que bajan las retenciones, pero las exportaciones de ambos cereales hoy tienen un candado.

 

Hugo Grimaldi

 

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