En la década de los noventa, el Poder Ejecutivo invirtió alrededor de 50 millones de dólares en la compra de un lujoso avión Boing 757, destinado al uso de la Presidencia de la Nación, el cual fue matriculado como Tango 01 (T-01). Esta aeronave cuenta con habitación presidencial, un dormitorio auxiliar, baño con ducha, escritorio privado, sala de conferencias y una sección equipada con cómodas butacas para pasajeros.

Todo este equipamiento afecta la operatividad de la nave ya que el peso de las instalaciones obliga a reducir la carga de combustible con lo cual su autonomía se reduce sensiblemente. El T-01 es uno de los aviones que goza del mejor mantenimiento del país a pesar de ser el que menos vuela, ya que se sólo se utiliza para traslados de los primeros mandatarios dentro de la república y a países vecinos.

Sin embargo, a pesar de disponer de esta avión “VIP”, por tercera vez para las giras presidenciales a otros continentes, se contrata un avión de Aerolíneas Argentinas. En la que acaba de finalizar (Africa), y comenzar nuevamente (España), se sacó de línea el mejor Airbus 340, “alquilándolo” por una suma que no se dio a conocer. No obstante, quienes tenemos la experiencia de más de 12.000 horas de vuelo, sabemos que los costos operativos oscilan entre 11.000 y 20.000 dólares por hora, incluyendo combustible, servicios de rampa, seguros, viáticos de la tripulación y otros gastos que se agregan si los aeropuertos de destino no están en las rutas donde opera normalmente Aerolíneas Argentinas, a lo que debe agregarse el lucro cesante originado por el tiempo de desafectación de la nave de sus vuelos regulares. Si consideramos que en ese lapso se podrían haber realizado por lo menos cuatro viajes ida y vuelta a Europa o EEUU con 280 pasajeros a bordo, estaríamos en un monto perdido por venta de pasajes del orden de los 2,5 millones de dólares, que se supone que Aerolíneas Argentinas hubiera percibido en la gira africana y 1,2 en la gira a España. Con estas cifras me pregunto si es aceptable el gasto en traslado de la Presidenta con este avión, donde solo se ocupó la décima parte de su carga de pago.

Por supuesto que no, y más aún disponiendo del T-01 que por ser el avión presidencial debería ser utilizado para estas ocasiones. Entonces, ¿cuál es la causa de este derroche?

¿La falta de autonomía?, con una escala técnica de no más de dos horas se soluciona el problema. ¿El miedo a una nueva emergencia del motor, como ocurrió hace poco tiempo? no. El avión fue convenientemente revisado y puesto en servicio por una empresa especializada israelí. ¿O no será, como se afirma calladamente, que se evita trasladar el T-01 a EEUU o Europa por temor al papelón que significaría el embargo de la nave por los bonistas, tal como ocurrió con los fondos de las AFJP?

¿Será que algún ciudadano argentino está al tanto de la compra de Aerolíneas Argentinas y realmente el Congreso de la Nación hoy está en conocimiento real de la misma?. Qué pasa con los Organismos de Control de las Privatizaciones que en dieciocho años no actuaron y no existen responsables?

No nos olvidemos que a partir de octubre la mitad de estos congresistas volverán a sus pueblos. Mientras tanto nuestros aviones militares siguen en tierra esperando para alistarse en Defensa de la Patria. Que el cielo y los votos, los juzguen.

Antonio J. Sesín
Aviador Militar