Jaime Bermúdez conoce tanto la Argentina que, cuando diario La Nación lo consultó, en 2009, sobre la existencia de conexiones del país con el Cartel de Juárez, asintió con la cabeza, sin dejar terminar la idea.
Ex ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, abogado, doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Oxford y principal asesor mediático del ex presidente Álvaro Uribe, Bermúdez no puede ignorar lo que significa cualquier declaración pública para el kirchnerismo: fue, hasta junio de 2008, el embajador colombiano en Buenos Aires.
Aun así, y aunque cuidada, su advertencia suena controvertida: la experiencia de Colombia, dice, indica que despenalizar la droga no ayuda a combatir el narcotráfico, sino todo lo contrario.
El tema es espinoso: funcionarios del gobierno argentino impulsan la idea de no sancionar la tenencia de estupefacientes con el argumento de que el adicto merece sólo atención médica.
"No voy a opinar sobre la situación argentina", se ataja Bermúdez en algunos tramos de la charla, que mantuvo con diario La Nación y otros medios internacionales, todos invitados por el gobierno colombiano.
Venta por acumulación
El ministro prefiere en cambio tocar la cuestión en términos más o menos generales, aunque la referencia se vuelva, en cada momento, inevitable hacia la Argentina y México. "Hay que dar un debate sobre cómo controlar, ver en qué medida la despenalización de la droga es utilizada como mecanismo de distribución".
¿A qué mecanismo se refiere?, preguntó ese diario. "Es muy simple: en estos casos, se vende por acumulación —contestó—. No se vende el kilogramo de droga, se vende de a gramo. A usted lo dejan tener una pequeña cantidad y entonces vende rápidamente esa cantidad. Después lo hace con otra pequeña porción, después con otra, y así."
Históricamente, Aníbal Fernández fue el más entusiasta de los defensores gubernamentales de la despenalización, cuando llamó "trogloditas" a quienes se oponían (la Iglesia, entre otros). "Nosotros —dijo el ministro— queremos recuperar a nuestros jóvenes de la mejor manera y no metiéndolos presos."
Bermúdez es tan locuaz como Fernández. "Por supuesto que hay cuestiones de salud que un país debe atender, como darle asistencia al adicto", afirma.
"No voy a opinar sobre la Argentina —sostuvo—. Pero, dada la experiencia que hemos tenido en Colombia, con los elementos que acabo de describir, te darás una idea bastante acabada de cuál es mi postura."
El pensamiento del ministro se sustenta en un concepto que Uribe ha repetido varias veces por aquí: el país demandante también moviliza el narcotráfico.
Corresponsabilidad
"Debe haber un principio de corresponsabilidad: son tan responsables en el tema de las drogas quienes consumen como quienes producen —insistió Bermúdez—. No puede ser que se responsabilice más a los países que producen que a los que demandan. Antes, aquí se creía lo mismo, pero el consumo en Colombia ha aumentado muchísimo. Y en América latina está muy difundido", afirmó.
Colombia todavía lucha contra el flagelo y sus derivaciones. Aunque, subida a una fuerte alianza con los Estados Unidos, que empezó con el gobierno de George W. Bush y que tiene aún críticos por aquí, exhibe ahora una mejora en los indicadores de seguridad: logró bajar el año pasado a 437 los 2882 secuestros que había sufrido en 2002.
Los datos del Observatorio de Crímenes de este país permiten ubicar a Bogotá con un índice de 18,2 homicidios anuales por cada 100.000 habitantes. Mejor que San Pablo (55), Río de Janeiro (48,3), Washington DC (34), México (20,4), pero todavía peor que Buenos Aires (12) o Santiago (6).
Por un Estado débil
¿Qué es lo que ha descuidado un país que le abre la puerta al narcotráfico?, se le preguntó a Bermúdez. "Yo hablo de Colombia, ¿no? En primer lugar, lo que lo provoca es un Estado débil y ausente. Aquí, la sociedad subvaloró el tema, lo toleró e incluso se benefició. Y, cuando nos dimos cuenta de que esta gente no sólo se enriquecía, sino que mataba, que secuestraba, ya era tarde", contestó.
Bermúdez quiere también ser prudente con México, país con cuyas autoridades, reconoce, el gobierno colombiano se ha reunido varias veces para tratar el tema.
Y finalizó: "Uno, como gobierno, como país, como ser humano, no debería dar consejos, como no sea en algunos casos específicos, como el de nuestros hijos. No me atrevería a darle consejos a México. Pero tenemos toda la voluntad de colaborar con México. Para resolver este problema debe haber, en primer lugar, una autoridad decidida verdaderamente a combatir el terrorismo."
Alexis Montefiore
Me gustaria saber de donde saca un colombiano experience de primera mano en despenalizacion. Ya que no parecen ser el ejemplo de esto, ademas de haber renunciado a su soberania permitiendo a un ejercito extranjero (USA) operar en su territorio. Que se vuelva a vender humo a colombia. Tenemos que mirar ejemplos como España o Portugal, que se parecen un poco mas a nuestra sociedad.