En un clima signado por las protestas de
productores movilizados al costado de las rutas, con el gobierno nacional
insinuando sospechas sobre que el campo tiene un discurso opositor y con el
trasfondo de la crisis global, dos ministros del Ejecutivo recibieron a la
Comisión de Enlace Rural para iniciar otro camino que reabra la instancia de un
diálogo que pretende recomponer la confianza entre las partes.
Al menos en las formas, algunas cosas parecen haber
cambiado, en relación a la metodología de aquellas reuniones que el año pasado
bordaba Alberto Fernández y dinamitaba Néstor Kirchner.
De ésta, que duró más de tres horas, con la incorporación
del ministro político que desplazó para la interna gubernamental al mismísimo
Jefe de Gabinete, quedó un "no" bien claro del Gobierno a la eliminación de
retenciones a la soja, el trigo, el maíz y el girasol, cuyo fundamento fueron
necesidades fiscales y razones sociales. Fue algo explícito y rotundo.
Pero también del mismo cónclave surgieron al menos tres
propuestas concretas que permitirán ir avanzando en un camino de tregua, que
pretende impedir el derrape de las bases hasta el martes próximo, para cuando
los chacareros ya habrán podido comprobar si esta vez el resultado del encuentro
se plasma en el cumplimiento del compromiso oficial, asumido ahora por el tándem
Randazzo-Giorgi. Al respecto, se plantearon dos aspectos claves y concretos: la
eliminación de retenciones a la exportación de lácteos por una parte y, por
otra, la baja de 50 por ciento en las impuestos a las ventas al exterior de
producciones regionales, desde el tabaco hasta la miel, que en 2008 tributaron
gravámenes por 161 millones de dólares. La tercera propuesta va más lejos en
expectativas. Se estaría retomando el camino de las compensaciones para
estimular el engorde de terneros de cría, reeditando el beneficio suspendido
hace tiempo para que llegue a los productores alguna suerte de ayuda para los
más afectados, ya que la zafra que se realiza hacia marzo caería en alrededor de
3,5 millones de cabezas. La reunión prevista para la semana próxima dependerá en
gran medida de esa actitud de parte del Gobierno. Como el pozo y el péndulo, el
gremialismo ruralista no dejará de sentir la presión de las bases y en la
partida se juega, además, saber si las autoridades están dispuestas a cuidar el
frente de unidad de la Comisión, después de haber apostado fuerte al desgaste y
a la división, hasta hoy, inclusive, cuando la Presidenta reclamó gestos de
"generosidad" a quienes más tienen. Para el campo, la reunión tuvo un primer
acto y la dirigencia buscará no bajar del nivel de representatividad de estos
nuevos interlocutores.
El nivel de desconfianza es enorme y mucho del futuro de
las acciones que se están pensando hoy en el sector productivo estarán
condicionadas por la puesta en marcha de los anuncios y no, como antaño, cuando
todo quedaba en promesas. La Comisión de Enlace también deberá demostrar
entonces a las autoridades que maneja las riendas ciclópeas de las bases. Y en
el tintero, además, quedó un tema ríspido si lo hay, ya que no hubo espacio para
empezar a desovillar al madeja de resoluciones de la ONCCA. Allí, el avance
deberá ser sigiloso, cauto y cuidadoso, para que la embestida contra los hombres
fuertes del Gobierno, como Guillermo Moreno y Ricardo Echegaray, no resulte
contraproducente.
Gladys de la Nova